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PENSAMIENTO FILOSOFICO DE LA CULTURA ARHUACO


Enviado por   •  27 de Febrero de 2014  •  3.267 Palabras (14 Páginas)  •  542 Visitas

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GRUPO INDIGENA ARHUACO-IKA

Pensamiento:

Los Arhuacos son un pueblo profundamente espiritual y conocedor de su propia filosofía, que tiene un carácter globalizante. Creen en la existencia de un Creador y Gran Padre, Kakü Serankua, del cual provinieron los primeros dioses y seres materiales, otros padres como el sol y los nevados y otras madres como la Tierra y la Luna. Consideran a la Sierra como el corazón del mundo, desde el cual se originó en las diferentes piedras.

La naturaleza y la sociedad como unidad están regidas por una sola Ley Sagrada, inmutable, preexistente, primitiva y sobreviviente a todos y a todo. Podría el mundo existir o dejar de existir, sin que esto alterara en lo mínimo la esencia de dicha Ley, la cual constituye el pensamiento universal de lo no manifiesto, único origen de la vida.

La Ley universal Kunsamü es representada por un niño, el Mamo Niankua. Esta Ley de origen halla expresión en el universo. Se da entonces una asociación entre Ley y pensamiento, que, a compás con el entorno, se transforma en Ley Natural. Esta Ley Natural da origen a la creación de la materia y a su evolución, equilibrio, preservación y armonía, que constituyen los objetivos fundamentales y la razón de ser de los Mamo, las autoridades espirituales de la sociedad Arhuaco, que encarnan el seguimiento a la Ley tradicional.

Cada Mamo o Mamü es escogido entre diferentes candidatos de ocho a diez años edad y recibe una educación que dura como mínimo 9 años, 15 años en promedio. Pueden prolongar su estudio, especializándose en ciertos conocimientos. Son filósofos, sacerdotes, médicos y consejeros prácticos individuales y comunitarios. Su influencia es decisiva en la vida de cada persona y en la sociedad.

Encontramos un documento donde una integrante de esa cultura habla sobre sus creencias: Soy Leonor Zalabata, “hija del pueblo Arhuaco de Colombia. Tengo una amplia experiencia. En primer lugar, una por ser indígena, además pertenezco a una cultura milenaria, la de los pueblos indígenas, y también poseo toda una vida de experiencia en la defensa de nuestros derechos. Lo cierto es que los pueblos indígenas nos vemos abocados a un sistema diferente, a una forma particular de ver el mundo y a interpretar nuestra existencia en el Universo de una manera distinta. Para nosotros, lo más importante como principio, son nuestras tradiciones, que están fundamentadas esencialmente en un reconocimiento a nuestros propios conceptos de Ley. Pensamos que antes de la creación del mundo y de la aparición de la luz, ya existían los espíritus de los seres que iban a existir. Esto nos permitió sentir que somos hermanos y que somos hermanos de todos los seres de la tierra. Como mujeres representamos la madre tierra y observamos, además, una estrecha relación entre la naturaleza y el hombre. Nosotros éramos espíritus, al igual que las plantas, los animales, las piedras Lo que iba a existir, existía antes en forma de espíritu. Por eso entre espíritus somos hermanos, con la naturaleza, con todo lo que existe: el cosmos, la tierra misma.

Para nosotros, por ejemplo, la mujer representa la madre tierra, el hombre representa los árboles. De allí que de la fertilidad de la tierra dependa la resistencia y la fortaleza, de los árboles, de la frondosidad y de la frescura de los árboles se fortalece la tierra.

Nuestra tradición tiene mucha relación con la ley de origen; creemos en los principios de los orígenes de cada ser, de las plantas, de los animales, del aire, el agua, de la luz, de la oscuridad, de lo bueno y de lo malo. Existen siempre unas raíces en todos los seres, las cuales son sagradas para nosotros.

Saber entender la naturaleza es buscar un equilibrio en nosotros y esencialmente intentar mantener y conservar lo que es ese espíritu de la tradición en nuestras maneras de estar, de mirar el futuro de nuestras generaciones. Permanentemente estamos mirando el pasado, no pensamos que soñamos mucho, solo miramos el pasado y proyectamos el futuro hoy. Eso es lo que nos ha permitido a nosotros ser hoy un pueblo con unas tradiciones, -creo que modernas,- para nosotros la modernidad está en el cumplimiento de la tradición hoy.

Creemos que es importante el equilibrio individual entre las personas y la naturaleza, pero también entre la naturaleza. Por eso, intentamos que nuestras decisiones siempre estén basadas en esencia en los conceptos tradicionales.

Cuando nos remitimos a la ley de origen, generalmente lo que hacemos es un reconocimiento de la vida de cada uno de los seres que hay sobre la tierra. De esta Ley nos alimentamos, no solo para resolver la situación de nuestra identidad como pueblo, sino también nos remonta a las raíces de los otros seres para retomar las fuerzas de ellos y así curar nuestras enfermedades, resolver nuestros conflictos, proyectar nuestra vida. En consecuencia, creemos que cuando nosotros violamos la vida de un ser, también estamos violando nuestra propia vida.

Un Arhuaco, por ejemplo, se puede enfermar, porque quita una piedra de su lugar, la cual no debió quitar. Solo al devolverla a su sitio, va a encontrar la solución a su enfermedad o a su problema, cualquiera que sea.

Nos afecta no solamente a los humanos, de una forma positiva o negativa, la vida de los demás seres. La naturaleza nos ofrece unos conocimientos que no los sabemos captar, es un ser que no entendemos, con el que no sabemos entablar un diálogo, no podemos resolver los problemas que tiene la humanidad, porque cuando queremos resolverlos, los hacemos desde nuestra óptica y desde nuestros conocimientos. Es decir, no tenemos una cultura de sensibilidad para captar la fuerza de la naturaleza.

Para los indígenas, es un aspecto fundamental el hecho que vivamos dentro de nuestros territorios, no solo por la riqueza que allí hay, sino por lo que significa para nosotros un territorio propio. La Sierra Nevada es el corazón del mundo, es decir, es la parte de la tierra que primero recibió luz. Todos los seres tienen sus raíces en la Sierra Nevada, pero al parecer la luz se expandió por el universo, por toda la humanidad, es decir, a las diferentes culturas, a las sociedades, las cuales comparten unos derechos, con un espíritu propio, unas lenguas propias, un pensamiento propio.

Actualmente, todo esto es necesario para poder hacer una humanidad, en donde entre todos podamos resolver nuestras situaciones. Debemos fomentar el reconocimiento entre nosotros mismos y creemos que en la medida en que uno reconozca al otro, se está reconociendo a uno mismo.

Nuestros principios culturales nos sostienen en un territorio propio. Para mí no es igual estar en Bogotá, en Valledupar, en Barranquilla o en Leticia o en Alemania, España

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