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PEQUEÑO TRATADO DE LAS GRANDES VIRTUDES


Enviado por   •  30 de Marzo de 2012  •  391 Palabras (2 Páginas)  •  2.352 Visitas

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CRITICA: PEQUEÑO TRATADO DE LAS GRANDES VIRTUDES

COMTE-SPONVILLE, André.

Lo que no me gustó del libro es: que sentí, en lo personal, que viene a darnos clases de moral, cuando a estas alturas ya no nos rigen los valores ni las virtudes; agora es más fácil decir: “el fin justifica los medios”.

Los temas que maneja son muy interesantes, pero se me hizo absurdo y creo que exageró un cuanto en cuanto a la “paja de información” o recopilación de datos de otros libros para decirnos de forma simple y sencilla cada virtud, su función en nuestra vida, tanto así que llegó un momento que pasé del interés al aburrimiento total.

No sé si entendí o enfoqué mal los conceptos en cuanto a que existe un “falso bien”, ejemplo: ¿si la virtud es el bien, entonces hacer el bien es virtuoso?; para mí podría ser una careta. El hecho de aplicar la moral y mantenerla viva no me hace menos inmoral; porque ¡podré ser una mujer “moralmente bien” ante la sociedad, y me llenaré de virtudes con los demás, pero yo sé quién soy!.

Este libro me pinta que para ubicar una virtudes necesario caer en los extremos, ser urbano te hace mala persona, que la culpa es un mal que no hace daño… ¿y el autocastigo, dónde queda?. Puedo ir por la vida imitando virtudes, ¿no es ser hipócrita?. El humano ve sólo lo que quiere ver, y otro mostrará solo lo que quiera proyectar a los demás; entonces ¿hay que vivir acostumbrados a la virtud, o hay que vivir virtuosos para acostumbrarnos?

El libro en la página 26 dice: “pero el hombre, también, es casi un animal”, corrección: el hombre desciende del mono según Darwin, por lo tanto lo hace un animal por completo, pues aún después de la evolución se fijó para integrar una sociedad “valores” para aplicar transgeneracionalmente como fidelidad, justicia, prudencia, temple, generosidad, compasión, misericordia, gratitud, humildad, etc; para al mismo tiempo transgredirlos. Porque hoy Justicia es la que aplicamos por nuestra propia mano, la Soberbia la disfrazamos de falsa humildad, hoy no hay gratitud, ni regresar la dádiva, es interés o conveniencia; este mundo está tan infectado de odio que no puede haber compasión sino competencia, y la única misericordia que hay que tener en cuenta es la de Dios, por entregarle su mundo de cabeza.

JAZBECK ISABEL LUGO CADENA

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