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Pensamiento Socialismo


Enviado por   •  10 de Enero de 2014  •  5.501 Palabras (23 Páginas)  •  251 Visitas

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Hugo Chávez y el socialismo del siglo XXI en Venezuela.

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Autor(es): Leyva Rodríguez, Dayianni. - Pérez Portales, Oscar - Soto Rodríguez, José Antonio

Leyva Rodríguez, Dayianni. Leyva Rodríguez, Dayianni. .

Pérez Portales, Oscar.

Soto Rodríguez, José Antonio. Profesor Titular y master en pensamiento filosófico latinoamericano del departamento de Filosofía. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Oriente. Trabajo enviado por el autor para su publicación en Herramienta.

Las experiencias de construcción de sociedades socialistas tuvieron en el siglo XX importantes reveses; la caída del supuesto “socialismo real”, dada su aplicación forzosa y exógena, la crisis de un inoportuno modelo extensivo en la economía, el aislamiento de la clase dirigente y la no fidelidad al pensamiento autóctono de las naciones, ha hecho pensar en la obsolescencia del modelo socialista para satisfacer a las necesidades de la humanidad.

No obstante en nuestro continente, de sus crisis sociales extremas, de sus venas abiertas, de sus aldeas indígenas y verdes llanuras, de su literatura telúrica, surge nuevamente el Socialismo como camino forjador de una nueva sociedad, con la fuerza de los movimientos sindicales, indígenas y sociales. Llamado Socialismo del siglo XXI es un fenómeno político que avanza en su influencia con el resurgir de la izquierda que pretende distanciarse de los esquemas y errores del modelo eurosoviético, a partir de una nueva concepción genuinamente americana. El socialismo del siglo XXI no debe, sin embargo, renegar de la herencia del más alto pensamiento humano (el marxismo incluido), tal como sucedió con el socialismo europeo. En consecuencia una de las proyecciones democrática, popular y antiimperialista en el poder, es el proceso revolucionario de Venezuela liderado por Hugo Chávez.

El desarrollo revolucionario y de conciencia de las masas en Venezuela ha sido resultado de un proceso que se gesta desde el Caracazo, que fue un levantamiento espontáneo de las masas sin dirección política, pero expresión de su descontento, y señaló a las fuerzas de izquierda que la crisis económica y política del país había llegado a su punto más extremo y que podía ser superada a través de un movimiento político que llevara al poder a un gobierno democrático y popular que echara por tierra el desgobierno y el entreguismo de Carlos A. Pérez.

El antecedente del movimiento político venezolano que hoy se conoce como V República es el Movimiento Bolivariano Revolucionario (MBR-200), congregación de militares fundada en 1983, que se preparó durante años para la confrontación violenta contra una estructura de gobierno que le daba la espalda al pueblo. Los fundadores de este movimiento y sus principales líderes fueron Hugo Chávez, Jesús Ernesto Urdaneta y Felipe Acosta Carlos.

Sus objetivos eran rescatar los valores patrios, dignificar la carrera militar y luchar contra la corrupción. Sus bases ideológicas radican en el bolivarismo, que es un cuerpo de principios y valores en construcción que ofrece una explicación del punto de partida y de los caminos para su superación. Sus fundamentos filosóficos y políticos son Simón Bolívar, Ezequiel Zamora y Simón Rodríguez, quienes abogaron por la originalidad que deberían presentar las instituciones latinoamericanas de gobierno y la inconveniencia de trasladar modelos inaplicables a la realidad de nuestros países.

Este proceso nacionalista y democrático-popular se establece como parte inseparable de las luchas emancipatorias que se fundamentan en los próceres latinoamericanos, especialmente en Bolívar, así como en las ideas de Mariátegui, el Che Guevara y Fidel Castro como sus más genuinos representantes. Chávez refiriéndose al carácter revolucionario y auténticamente democrático del proceso revolucionario expresó:

La revolución social es eso: cambiar los patrones de comportamiento de una sociedad a la que hay que tocarle la llaga (...) Es decir una revolución social cuyo objetivo es una situación de igualdad, de felicidad, y seguridad social a su pueblo. Esta revolución es mucho más difícil, pero teniendo la primera se facilita la segunda, la social.[1]

Su programa, de amplia participación popular con resultados concretos en las medidas que han favorecido a las mayorías, se ha encaminado a la transformación del sistema de corrupción política del país al separar del poder a los funcionarios vinculados a estas prácticas. Es un gobierno revolucionario en el poder que ha enfrentado la privatización para eliminar los efectos nocivos del neoliberalismo, ha apoyado a los sectores más desposeídos de la sociedad, ha ampliado la red de servicios médicos y educacionales hasta los lugares más lejanos y se ha empeñado en hacer una reforma agraria que frene el latifundio y en controlar los recursos petroleros de Venezuela a través de la reestructuración de PVDSA para ponerla en función de los intereses de la nación y de la ayuda solidaria a países hermanos. Ello le ha proporcionado un apoyo muy amplio de la población.

En el Mensaje Bolivariano a la Nación del 4 de febrero de 1992, cuando se produce la asonada golpista dirigida por Hugo Chávez, se consignaban los propósitos esenciales que animaban al Movimiento Bolivariano Revolucionario de sanear el país y construir una sociedad nueva en Venezuela.

Ahora existe otro logro menos visible, más difícil de medir sobre las coordenadas del tablero, pero de una importancia nada despreciable para el porvenir: un inmenso espacio ha sido ocupado y consolidado por las nuevas generaciones de militares venezolanos para los cuales también se cayó la máscara del régimen. Los militares jóvenes de la Patria de Bolívar no estamos dispuestos a soportar el oprobioso papel de ser la guardia pretoriana de un origen ilegal e ilegítimo (...) La fuerza armada, en fin dio un paso al frente para encontrarse con su pueblo. Y conquistó sus espacios de lucha sobre el área de batalla en que se ha convertido el país nacional.[2]

Tras el fracaso del golpe de Estado del 4 de febrero, los bolivarianos iniciaron un drástico cambio de estrategia para la consecución de sus objetivos. La variación de la táctica se centró en lo que se denominó la Revolución Bolivariana, caracterizada por ser pacífica y democrática. Esto es, la Revolución suponía una renuncia explícita a la toma del poder a través de las armas, así como un compromiso de no hacer uso de la violencia una vez que se estuviera en condiciones de gobernar. El instrumento a través

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