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Principios Eticos En La Educacion.


Enviado por   •  31 de Julio de 2013  •  4.135 Palabras (17 Páginas)  •  728 Visitas

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PRINCIPIOS ÉTICOS EN LA EDUCACIÓN

Liliana Ruiz de Riquero, profesora en Sociología. Mendoza

Carlos Cullen (1997) afirma que educar no es una esencia o una idea arquetípica sino una historia de complejas prácticas sociales. La educación puede entenderse así como una práctica social discursiva que se desarrolla en un campo social problemático que ha sufrido transformaciones como consecuencias de los cambios sociales; sufre una crisis de la posmodernidad.

En su obra “Crítica de las razones de educar” expone que existe una crisis de lo público, de lo histórico y del tiempo lúdico; la escuela: sintomatiza esta crisis. Por lo tanto, en las razones de educar hay conflictos de interpretaciones, luchas por la hegemonía, imposiciones ideológicas, construcción de subjetividad y de realidad social.

La educación no tiene una razón única que defina su “objetividad”, sino que a su presencia dispersa la determinan “razones de educar”, que legitiman razones sociales, políticas, económicas y culturales.

En su obra “Perfiles ético- político de la educación” intenta indagar de qué manera la dimensión ético-política incide en las prácticas educativas y en el quehacer de los docentes.

La introducción (p.13-22), explicita un núcleo conceptual presente en toda la obra: La propuesta es reflexionar sobre el papel de las instituciones escolares como lugar social de la acción de educar, entendida como mediación normativa. La pregunta puede ser formulada en estos términos: ¿qué papel desempeñan las instituciones escolares en la formación de la subjetividad en tiempos de incertidumbres y fundamentalismos, globalizaciones y exclusiones, transformismos y clonaciones? (p.14).

Dos escenas - dice el autor - caracterizan la actual problemática de la educación,

una escena, donde rige una política educativa que intenta volver a regular y reconfigurar el sistema educativo "en pos de la modernidad" pero intentando ahora descentralizar el sistema educativo con lógica privatista, mercantilizar los contenidos, la capacitación y la investigación, y desregular y precarizar la situación laboral de los docentes (p.18).

La otra escena de la educación es, sencillamente, su campo ético-político, donde se juega la esperanza que la habita (p.21-22).

Cullen menciona como necesario tener un pensamiento crítico de la educación, reconociendo al sujeto como punto de partida para crear y recrear el mundo.

Considera necesario lograr un sujeto capaz de crear y recrear el mundo, capaz de transformar la realidad y construir una subjetividad solidaria y feliz es, precisamente, la razón que tenemos para educar en tiempos de escepticismo. La educación será la que permita que los sujetos puedan obtener los conocimientos necesarios para lograrlo, además de ser mediador entre desarrollo y socialización.

Trata de pensar la dimensión ética, del concepto de “desarrollo”. Afirma que la visión puramente economicista, que planteaba la ecuación: “a más educación, más desarrollo”, que primó fuertemente en la década del sesenta, fracasó abiertamente; hasta hoy día resulta altamente insuficiente. Reflexiona que es útil preguntarnos al plantear cuestiones relacionadas con el Desarrollo y la Ética.

La Ética - término que está expuesto al uso algo abusivo y superficial en estos tiempos de profunda crisis moral-, es una disciplina filosófica y, por lo mismo racional y crítica que intenta fundamentar las razones y argumentos que tenemos para actuar por determinados motivos, para elegir y comprometernos con determinados valores, que pretendemos que tengan alcance “moral”.

Existe una distinción entre ética y moral: La ética es, justamente, un campo de reflexión crítica sobre la moral. Es decir que nos permite hacernos cargo con razones, con argumentos de la “moral” que sostenemos o intentamos cambiar.

La ética consiste en recordarnos, como dice Kant, que el hombre no tiene precio, tiene dignidad.

Y esto es un punto de partida clave para pensar la dimensión ética del desarrollo e intentar ligarla a la educación en relación con el desarrollo. Esta reflexión debe exponer al razonamiento crítico cualquier forma de fundamentalismo o actitud dogmática, que consiste en no aceptar otro modo de fundamentar las normas y los valores, que no sea el que provenga de la propia creencia, de los propios sentimientos o de la propia tradición.

El fundamentalismo no permite que surja la reflexión ética, no deja que emerja la ética, a pesar de estar movido por una moral. El fundamentalismo no está solamente refugiado en grupos religiosos o en algunos grupos “fanáticos”. El mercado salvaje es también un modo de fundamentalismo cuyo discurso persuasivo de convicción está minado de expresiones como: “a esto nos obligan las férreas leyes del mercado”. “Férreas”, eso no lo mueve nadie.

En segundo lugar, la ética tiene que enfrentar otra alternativa que no la deja emerger y que no es menos vigente hoy: se trata del escepticismo. Y esto para los educadores es particularmente importante.

El escepticismo en Ética es creer que no hay forma ninguna para fundamentar principios en las normas de la acción correcta y por lo tanto todo está permitido. Pero en el fondo en el escepticismo todo está permitido porque nada vale. El escepticismo moral resigna toda posibilidad de distinguir, con argumentos, lo justo y lo injusto, lo bueno y lo malo. Hoy día el escepticismo suele ser una forma de reaccionar ante la enorme dispersión de valores que parece ofrecer la cultura contemporánea, y ante el extendido hábito de ser incoherentes entre lo que hacemos, lo que decimos y lo que sentimos. El escepticismo opera, por ejemplo, cuando uno termina convenciéndose de que actuar bien u obrar conforme a las normas es casi una ingenuidad. Y más radicalmente una imposibilidad.

Existe una dispersión enorme de valores, como consecuencia del escepticismo reinante que fácilmente confundimos con “crisis de valores”.

El primer problema que enfrentamos al pensar en un sentido Ético la educación y el desarrollo es: ¿Qué criterios tenemos para definir lo justo y lo correcto? Porque debemos procurar pensar un desarrollo que sea justo, porque si el desarrollo va a legitimar la inequidad y la desigualdad y la exclusión ¿para qué desarrollarnos? ¿Qué criterio tenemos para esto? ¿Qué alcance y qué validez tienen ciertos valores? ¿Cómo

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