Quién Inventó La Moralidad?

¿Es acaso la moralidad sólo otra invención del hombre para asegurar su supervivencia, producto del gran egoísmo característico del ser humano? La moral se define por lo general como la forma de regular el comportamiento humano de un individuo dentro de una sociedad para alcanzar la convivencia pacífica de ésta. El hombre es, por definición implícita, un ser egoísta.

Consideraremos al hombre como un ser dividido en dos; por una parte está el cuerpo, esclavo de los placeres físicos y las necesidades básicas de todo ser vivo (respirar, alimentarse, reproducirse) y sobretodo que busca si no una supervivencia al menos una sobrevivencia. Por otra parte tenemos a la razón, característica por la cual nos hemos distanciado y diferenciados de los animales. Pero, ¿qué tan alejados estamos en realidad de nuestra parte corpórea?

Desde pequeños se nos educan con valores y creencias cimentadas en lo que la familia considera las reglas morales más importantes dentro de la vida cotidiana, algunas con mayor carga social que otras. No robar y no matar, las más considerables. Si consideramos el hecho de que el hombre es un ser atado a lo corpóreo y por lo tanto a la búsqueda de la sobrevivencia, podemos tomar éstas dos reglas morales elementales como un claro ejemplo. No podríamos permitir que alguien robase nuestro alimento porque moriríamos de hambre, ni podríamos dejar que alguien tome nuestro cobijo porque en ese caso enfermaríamos a causa del frío. En ambos casos la sobrevivencia sale a relucir.

Entonces, habría que cuestionarnos, ¿viene realmente la moralidad de nuestra parte racional o es sólo un espejismo para intentar convencernos a nosotros mismos de que somos más diferentes a los animales de lo que estamos dispuestos a admitir?

En todo caso, también hay que considerar que el hombre al intentar ser un ser moral consideraría otras opciones, podría compartir el alimento o el refugio con el otro y sin embargo en la actualidad es algo que rara vez hacemos. ¿Por qué? Simple y sencillamente porque nuestra parte racional nos indica que debemos buscar no sólo la sobrevivencia si no la supervivencia, el buscar siempre lo mejor para uno mismo y no sólo lo que sirva. Aquí es cuando entra nuestra parte egoísta. ¿Cuántas personas no vemos mendigando en las calles por comida o dinero, durmiendo a la intemperie y sin que nadie les ofrezca un lugar dónde alojarse, algo que comer? Muchos podrían decir que alguna vez lo han llegado a hacer, al menos ofrecer una moneda, y sin embargo no es todos los días ni cada vez que vemos a alguien en esta situación pues eso significaría tener que sacrificar parte de la comodidades que poseemos. Incluso lo llegamos a hacer con personas allegadas a nosotros; prestar algún objeto material, dinero, compartir nuestros apuntes, ceder el asiento; cosas tan simples como esas se han vuelto pequeños sacrificios para la gran mayoría de las personas gracias al

...