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SOCIEDAD DE CONSUMO Y PÉRDIDA DE LA LIBERTAD.


Enviado por   •  2 de Mayo de 2012  •  2.386 Palabras (10 Páginas)  •  1.801 Visitas

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Desde hace millones de años la historia se a ido transformando, a pasado por la prehistoria, la edad antigua, la edad media, la edad moderna y la edad contemporánea sufriendo constantes cambios en ámbitos sociales, económicos, políticos, y nos a transformado en lo que somos hoy: una sociedad centrada en el deseo en la que individuo pierde su libertad en manos de una sociedad de consumo.

La estructura de la psique planteada por Sigmund Freud a principios del siglo XX, basada en el yo, como regulador de instintos, el ello, como los instintos y el súper yo como la regla social, la cual nos habla del hombre moderno, pierde protagonismo al entrar a la edad contemporánea ya que el yo deja de ser el ente regulador cuando la línea entre el ello y el súper yo se vuelve imprecisa.

El sujeto moderno se transforma cuando se implanta el neoliberalismo, el cual surge a principios de la década de 1980, y el consumo pasa a ser el centro de la ganancia.

Este nuevo sujeto de la edad contemporánea pierde la claridad sobre que puede desear y que no. En el siglo XX, además, la ciencia que tenía un gran poder tras haberse instalado como un nuevo tipo de saber en la época moderna, plantea que el individuo en la sociedad está en “malestar”, justificando así el actuar de la sociedad de consumo y encerrando al individuo en un círculo vicioso de deseo y producción de deseo.

Actualmente nos encontramos en el siglo XXI, el cual se caracteriza por sus grandes avances en materia de tecnologías, esto ha permitido a la sociedad de consumo aumentar sus métodos para producir deseo, los avances se han visto principalmente en el área de información y la comunicación, las cuales cumplen un rol fundamental a la hora de producir deseo y alienar a la gente en torno a este, a través de la publicidad por ejemplo la cual transforma un deseo en otro deseo

Estos métodos y finalmente el ciclo eterno en los que estos te encierran conllevan a la perdida de las necesidades básicas, perdiéndose así la libertad, ya que se pierde la capacidad de diferenciación entre lo que nos dice el deseo y lo que nos indica la razón.

Freud entre todos sus estudios buscó una explicación a la forma de operar de la mente y propuso una estructura de la misma dividida en tres partes: el Ello, el Yo y el Superyó.

El Ello constituye, según Freud, el motor del pensamiento y el comportamiento humano. Opera de acuerdo con el principio del placer y desconoce las demandas de la realidad. Allí existen las contradicciones, lo ilógico, al igual que los sueños. Representa la necesidad básica del ser de cubrir sus necesidades fisiológicas inmediatamente y sin considerar las consecuencias. Representa nuestros impulsos, necesidades y deseos más elementales

El Yo es la entidad que actúa como regulador entre las demandas del Ello y del Superyó. Todas las acciones ejecutadas, son analizadas por el Yo, amenazando con el castigo en caso de incumplimiento. El Yo, en su observación nos permite reconocer las acciones que realizamos, la oportunidad de elegir el camino a seguir, y razonar los impulsos que realizábamos con tal de no ceder lugar a la liberación libidinosa, y velar por la integridad general de la realidad. Es el primer paso del reconocimiento, para afrontar las alegrías, culpabilidad o castigo.

El Superyó es la parte que contrarresta al ello, representa los pensamientos morales y éticos recibidos de la cultura. Consta de dos subsistemas: la "conciencia moral" y el ideal del yo. La "conciencia moral" se refiere a la capacidad para la autoevaluación, la crítica y el reproche. El ideal del yo es una autoimagen ideal que consta de conductas aprobadas y recompensadas.

Esta estructura de la psique Freud nos la plantea en el siglo XX y con ella se ve claramente representado el hombre moderno, un sujeto basado en la objetividad y la racionalidad, donde las estructuras de la psique están bien demarcadas y es el yo quien regula entre el deseo y la regla social, siendo este quien indicaba que se debía o no debía desear.

Sin embargo ya entrando a la edad contemporánea, con la Revolución Industrial se abre la puerta al Capitalismo, centrando los fundamentos humanos en el deseo, a través de la producción de productos que entreguen placer físico y mental. Al ocurrir este cambio de mentalidad el deseo comienza a acercarse cada vez más a lo que nos indica como correcto la regla social, el deseo se vuelve algo completamente aceptado por esta regla social y es por esto que el yo ya no se encargara de regular entre el ello y el superyó, ahora quien lo hará será un ente externo a la psique, ahora quien regulara esto será la sociedad de consumo.

Este cambio de mentalidad llega a su apogeo cuando se implanta el modelo neoliberal, el cual nos propone y promete vivir en un “paraíso” basado en lo material, creado por diversos medios bajo una lógica de consumo. Este modelo, además, exige una libertad total, es decir que no haya restricciones financieras, laborales, tecnológicas o administrativas y restringen la intervención del Estado, dando total poder a los privados para manejar la economía a su antojo.

Las ideas neoliberales radicalizan la ambición por poseer, acumular y consumir, y centran el bien común en la búsqueda y la satisfacción de los deseos, deseos que además son impuestos por el mismo sistema.

El consumo, que es el centro del neoliberalismo, es la acción y efecto de consumir o gastar, ya sean productos, bienes o servicios, entendiendo por consumir como el hecho de utilizar estos productos y servicios para satisfacer necesidades básicas.

Además, el consumo es un actividad circular ya que el ser humano produce para poder consumir y a su vez el consumo genera producción. Sin embargo, el problema no está en el consumo en si, sino que esta en que el modelo neoliberal, por sus libertades, ha dado lugar protagónico al consumismo y a la denominada sociedad de consumo.

Cuando hablo de consumismo, se refiere a la acumulación, compra o consumo de bienes y servicios considerados no esenciales, poniendo ahí la diferenciación con el consumo. El consumismo, entendido como adquisición o compra desmedida, se ve impulsado por la necesidad de obtener la satisfacción personal e incluso de la felicidad personal, volviendo al individuo un ente centrado en satisfacer deseos para sentirse pleno.

Hoy en día vivimos claramente en una sociedad de consumo, partiendo desde la base de que vivimos en una sociedad impulsada por el capitalismo y un modelo neoliberal, la cual se caracteriza por el consumo masivo de bienes y servicios, no necesariamente básicos, disponibles gracias a la producción masiva de los mismos, además de el fácil acceso a ellos.

Cuando el consumismo y la sociedad de consumo se vuelven

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