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Santo Tomás De Aquino


Enviado por   •  1 de Octubre de 2014  •  2.127 Palabras (9 Páginas)  •  241 Visitas

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Informe de Lectura

Santo Tomás de Aquino

Introducción

Tomás de Aquino (1224-1274), hijo del Conde de Aquino, nació en el castillo de Rocasseca y entró en el Monasterio de Montecasino entre los 5 o 6 años de edad, allí realizó sus primeros estudios. En 1239 marchó a la Universidad de Nápoles para iniciar sus estudios a los 14 años. Atraído por la vida de los Dominicos, entró en esta orden, lo que produjo un conflicto con su familia, que quería que se orientara a la carrera eclesiástica y llegara a Obispo o Cardenal. Fue raptado por sus hermanos y retenido como prisionero en Aquino, provocando un conflicto con el General de la Orden, e incluso el Papa.

Tras resolverse el conflicto, marchó a la Universidad de París para estudiar, allí conocerá a San Alberto Magno, que fue de gran influencia para él, algunos autores comparan la relación entre San Alberto Magno y Santo Tomás como la de Sócrates y Platón, aunque en este caso el maestro sobrevivió a su discípulo. Probablemente, la influencia más importante que recibió de éste fue la actitud abierta hacia la Ciencia y la Filosofía aristotélica, así como haberse impuesto la tarea de hacerlas comprensibles al mundo latino.

En París entrará en contacto con el Averroismo Latino y su interpretación de las doctrinas aristotélicas que están causando grandes polémicas en esa época. Tras concluir sus estudios, viajó a Colonia para organizar un studium generale (facultad de Teología) para la Orden de los Predicadores, de nuevo a París y de vuelta a Italia, a Nápoles para organizar otro studium generale ... así transcurrió su vida, entre la enseñanza y las tareas religiosas que cada vez son más importantes; es llamado en varias ocasiones por distintos Papas para resolver cuestiones teológicas o de Derecho Eclesiástico. Murió en el Monasterio de Fossanova el 7 de marzo de 1274 cuando enfermó mientras viajaba a Lyon para para participar en un Concilio al que había sido convocado por el Papa Gregorio X. Fue canonizado (nombrado oficialmente santo) el 18 de julio de 1323 por el Papa Juan XXII.

En vida llegó a convertirse en el más importante e influyente Teólogo de la cristiandad y su obra abarca 36 obras completas (algunas de varios tomos) y 25 opúsculos, según las actas del proceso de canonización -aunque esta compilación no es completa y el conjunto de su obra, probablemente, sea más amplia aún-. Entre todas ellas destacan los “Comentarios a las Sentencias de Pedro Lombardo”, la “Summa Theologica” -que quedó incompleta- y la “Summa contra gentiles”. En vida destacó por ser una persona de carácter tranquilo y reservado, dedicado por completo a la reflexión y al estudio y eran frecuentes sus largas abstracciones en las que parecía ausente.

Santo Tomás no leía el griego ni el árabe, y las traducciones de Aristóteles al latín que se manejaban en París provenían, fundamentalmente de las traducciones al árabe, por lo que siempre estuvo preocupado por leer al “Aristóteles genuino” y no el “contaminado” por el Islam. A pesar de ello, su filosofía es en gran parte deudora de la de Averroes, con el que coincide en parte de sus afirmaciones, sobre todo en todo lo relacionado con la Física, las causas, las categorías, el hilemorfismo, etcétera; podemos decir que la base de su pensamiento es el aristotelismo renovado de Averroes, aunque mantendrán decisivas diferencias.

(Lara, 2013)

En general, la Filosofía de Santo Tomás es plenamente aristotélica en cuanto a su concepción del mundo, del conocimiento, incluso del propio papel de la Filosofía y sus relaciones con otras ciencias, como la Teología; a pesar de profesar el Cristianismo, que hasta ese momento ha tenido una Teología platonizante basada en el pensamiento de San Agustín.

Por tanto podemos decir que, como el mismo Aristóteles, Santo Tomás es un pensador realista y empirista, pero que no duda en usar doctrinas del agustinismo -y lo que es más difícil, encajarlas en su aristotelismo- cuando lo considera necesario para comprender y demostrar las tesis del Cristianismo.

(García, 2008)

En cuanto a las tres tesis del Averroismo Latino que hemos mencionado antes, Santo Tomás pensaba que, en cuanto a la eternidad del mundo, el sistema aristotélico no implicaba necesariamente la eternidad del mundo, ni la idea de la creación la excluye, el mundo puede ser eterno y creado a la vez; en cuanto a la inmortalidad del alma, el hombre es materia (cuerpo) y forma (alma), creada por Dios en el momento de la unión del hombre y la mujer, el alma es inmortal y está dotada de dos facultades, la voluntad y el entendimiento, que son inmortales, y por tanto es errónea la doctrina del alma del Averroismo Latino.

En este ámbito Santo Tomás recoge plenamente la doctrina aristotélica del cambio entendido como paso de potencia a acto, la anterioridad del acto respecto a la potencia y la clasificación de los movimientos en sustanciales y accidentales. También defiende la composición de los seres en materia -el sustrato material que recibe la forma- y forma -estructura, esencia del ente-, la distinción entre cualidades sustanciales y accidentales y la teoría de las cuatro causas, y por tanto la concepción de la ciencia como un conocimiento causal.

(Gallager, 1994)

En cuanto al hombre, Santo Tomás también va a aceptar la doctrina aristotélica con correcciones. Acepta toda la explicación del hombre como compuesto de cuerpo y alma, pero negando que ésta sea simplemente la función y forma del cuerpo viviente, sino que el hombre constituye una sustancia única cuyos principios constitutivos son el cuerpo y el alma, y que el fin último del hombre es alcanzar la felicidad. También aceptará la clasificación aristotélica de las partes del alma -aunque en este caso, más que de partes habla de operaciones del alma, dado que sostiene la unidad de ésta-.

Y que junto con la idea de que la auténtica felicidad consiste en la contemplación –la primacía de la actividad del conocimiento por encima de la de la voluntad, como sostenía san Agustín-, están en la base de la doctrina de la Ley Natural, que veremos más adelante. La diferencia más radical se da en la inmortalidad del alma, donde Santo Tomás seguirá, lógicamente, a Platón: el alma es creada en el momento de la concepción, y las funciones vegetativa y sensitiva son perecederas -de hecho la muerte consiste en eso- pero las funciones del alma racional son eternas.

(Lara, 2013)

Santo Tomás hace una distinción

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