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Seguridad Y Defensa De La Nacion


Enviado por   •  5 de Noviembre de 2013  •  1.467 Palabras (6 Páginas)  •  215 Visitas

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El proceso de emancipación de la América Meridional contra el poder imperial español, fue iniciado desde Venezuela por una generación de jóvenes prominentes entre los que se encontraban Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, Rafael Urdaneta, Juan Germán Roscio, Andrés Bello, entre otros, quienes interpretaron las condiciones de la sociedad venezolana para conducirles a una gesta titánica que traspasó las fronteras patrias y abarcó el sur del continente. Gesta que se desarrolló contra todo pronóstico favorable de victoria, con base en sus creencias y al amor a una futura patria independiente.

Este amor a lo propio fue lo que condujo a generaciones de venezolanos y venezolanas a resistir los embates del sistema de opresión de los hombres entre sí, reivindicando la idea de igualdad de los ciudadanos ante Dios y las leyes, entregando sus vidas en los llanos, montañas, mares, ríos y valles de la República naciente.

Sin embargo, con la muerte del padre de la Patria, El Libertador Simón Bolívar en 1830, las oligarquías nacionales traicionan el esfuerzo de millares de mártires, impulsando la paulatina entrega del país a los objetivos del nuevo imperialismo norteamericano, todo bajo un falso concepto de seguridad hemisférica, que manejó la idea del “enemigo interno”.

Esta Doctrina de Seguridad Nacional que nace en el marco de la llamada Guerra Fría, sirvió para justificar el genocidio selectivo hacia la población humilde que, inspirada en los avances del movimiento revolucionario en el mundo, se opuso a la implementación de políticas que buscaban desmantelar a la Nación en pequeñas cuotas accionarias de los grandes inversionistas extranjeros, a la violación sistemática de los derechos humanos, a las desapariciones forzosas y al clima de terror impulsado desde los Estados Unidos a través de las dictaduras militares que se gestaban en la Escuela de las Américas en el marco de la “filosofía geopolítica de la contención del comunismo”.

Es en este contexto donde se presenta a finales del siglo XX, el punto de quiebre del aparato burocrático- burgués en Venezuela, implantado luego de la traición al ideal bolivariano. Con la aprobación de la Constitución Nacional de 1999, se comienza a impulsar una nueva Doctrina de Seguridad autóctona e independiente de los centros de poder, basada en la unidad cívico-militar y destinada a recuperar la dignidad nacional, continuando con el proyecto de unidad Latinoamericana, cual responsabilidad histórica y cultural legada por nuestros Libertadores.

En su artículo 326, la novísima Constitución venezolana nos expone el “Principio de Corresponsabilidad” entre el pueblo y el Estado a fin de garantizar la seguridad de la Nación. El desarrollo de este principio constitucional también va acompañado con la implementación de una nueva doctrina militar, donde los actores fundamentales son el pueblo y las Fuerza Armada Nacional Bolivariana, en función de un proceso de integración, que responda a los intereses nacionales, geopolíticos y estratégicos, dejando atrás la concepción aislada y reduccionista de los cuerpos militares cuya función era la de velar por el mantenimiento del estatus quo de la democracia de élite, privando a la población de toda esperanza de alcanzar el bienestar social, contemplado en las leyes y preservando los intereses de la clase dominante.

La participación popular en la tarea de defensa nacional ha de tener como eje fundamental el papel de los jóvenes, quienes sintetizan en su ser, un conjunto de virtudes tales como rebeldía, pasión, autenticidad, visión, desprendimiento, convicción y voluntad a toda prueba, por lo que el ritmo de la revolución dependerá del nivel de integración de los jóvenes en los campos neurálgicos de la sociedad, que garanticen desmontar el aparato productivo e ideológico del sistema neocolonialista y que a su vez permitan ir preparándolos para asumir las delicadas tareas de defensa de la patria signada por el intervencionismo estadounidense contra el proceso bolivariano.

Es por ello que los jóvenes y en especial los estudiantes, han de asumir una de las tareas más difíciles del proceso político revolucionario, la cual es ser agentes de transformación mientras modifican a lo interno los parámetros conductuales impuestos por el propio modelo consumista, a la vez que se convive dentro de éste.

El papel de los estudiantes como centro de generación e irradiación de conocimiento, enfocados al tema de la Seguridad y Defensa Integral de la Nación, es fungir de ente cohesionador de los centros naturales en los que se desenvuelve el quehacer revolucionario y romper el parcelamiento tradicional impuesto por la mentalidad individualista, sectaria y excluyente masificada en los liceos y universidades del país, que sólo busca la alienación para “llenar los espacios de producción con mano de obra medianamente calificada para el mercado”.

La tarea articuladora permitirá a los jóvenes cohesionarse alrededor de la “praxis revolucionaria”, impregnados en valores como la

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