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Viabilidad De La ética. Adela Cortina


Enviado por   •  1 de Diciembre de 2012  •  6.885 Palabras (28 Páginas)  •  1.764 Visitas

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Viabilidad de la ética en el mundo actual

* Versión transcrita del audio de la conferencia del día 9 de octubre de 2003 en el Foro "Las Universidades de América Latina en la construcción de una globalización alternativa", llevado a cabo del 7 al 10 de octubre en la Universidad Iberoamericana Puebla.

Dividiré mi exposición en cuatro partes fundamentales: un tema es la viabilidad de la ética en la época actual y em¬piezo por comenzar qué es la ética, cuál es su situación actual, qué contenidos éticos deberíamos hoy proponer para una globalización alternativa, y qué lugar deberían ocupar las universidades en esa propuesta de contenidos éticos al¬ternativos.

¿Qué es la ética? A veces no sabemos exactamente lo que significan las palabras más comunes de la vida; se suele hacer en filosofía moral una distinción entre las expresiones moral y ética, pero en realidad es una distinción propia de filósofos. La moral sería la moral de la vida cotidiana; todas las sociedades han vivido con algún tipo de moral porque han pensado siempre que hay un tipo de ser humano mejor que otro, hay una manera de ser mejor persona que otra, y, en cuanto hay conciencia de que hay una manera de ser me¬jor, estamos hablando de una conciencia moral. Todas las sociedades han tenido algún tipo de conciencia moral y la filosofía moral, por su parte -a la que también llamamos éti¬ca-, es ese tipo de nivel de reflexión y de lenguaje que trata de pensar qué es la moral o por qué hay moral o debe haberla, y cuáles son sus aplicaciones.

En un primer momento les podría a decir que esta distin¬ción de moral y ética la solemos hacer la gente de filosofía para hablar de dos tipos de reflexión y lenguaje: el de la vida cotidiana (el que la gente vive su moral sin necesidad de contar con los filósofos) y el de la ética o filosofía moral (que reflexiona sobre qué es la moral). A partir de esto voy a utilizar indistintamente las dos expresiones, moral y ética, porque lo que me interesa destacar aquí (y creo que la gente en la vida cotidiana las utiliza indistintamente y hacen bien) es que la moral y la ética tratan de la forja del carácter de las personas, las organizaciones y las instituciones.

¿Qué quiere decir eso de la forja del carácter? La palabra ética viene de ethos que quiere decir carácter, y la palabra moral viene de mos, mores que quiere decir carácter, costum¬bres; a fin de cuentas las personas nos forjamos siempre un carácter a lo largo de nuestra vida mediante las decisiones que vamos tomando, si tomamos decisiones justas nos hacemos justos, si son injustas nos terminamos haciendo injustos; si tomamos decisiones prudentes acabamos siendo prudentes, si tomamos decisiones imprudentes acabamos siendo imprudentes; como decía Heráclito: cada persona forja su destino.

Del carácter que una persona se forja depende mucho lo que ocurre en su vida. ¿Hacia dónde hay que forjarse el carácter? Hay que forjárselo fundamentalmente hacia dos elementos: la justicia y la felicidad. Todos los seres humanos quieren ser felices y todos deberían intentar ser justos; aquí quisiera citar a Xavier Zubiri y a José Luis Aranguren, que en sus trabajos dejaron muy claro que todos los seres huma¬nos somos estructuralmente morales. Ellos distinguían la moral como estructura y como contenido, ¿qué quiere decir que somos estructuralmente morales? Que todas las persona nos vemos obligadas a lo largo de nuestra vida ante los estímulos que recibimos a tener que tomar decisiones, a elegir desde unos valores -sean cuales fueren-, a justificar nues¬tras elecciones desde esos valores y a hacernos responsables de ellas. Hay una estructura que tienen todos los seres huma¬nos que es la de estímulos que se nos presentan sin necesi¬dad de tomar decisiones, frente a esos estímulos no tenemos más remedio que ser morales o inmorales, todos estamos dentro de la moralidad, y pido excusas por la expresión, pero me parece muy adecuada; decía Laín Entralgo que todos es¬tamos enmerdecidos pero hay grados; no hay perfección ab¬soluta ni hay maldad absoluta, hay los grados y todos estamos en uno u otro. Como decía Ortega y Gasset: hay una estruc¬tura moral de la que no podemos de ninguna manera esca¬par, lo que ocurre es que a la hora de tomar decisiones lo hacemos por distintos contenidos morales.

A lo largo de la historia de las diferentes culturas hay v distintos contenidos morales, y la gente tomamos esas decisiones desde unos contenidos u otros. Me interesa destacar lo siguiente: estamos construyendo el mundo jun¬tos y lo que ocurra depende en gran parte de nosotros; somos estructuralmente morales y tenemos que decidir desde que contenidos tenemos que ir orientando la globalización, y des de que contenidos queremos ir ordenando nuestras vidas. Esta es nuestra elección y tenemos que hacerla juntos, además de racional y argumentativamente; pero en nuestro tiempo hay una novedad y es que hemos reconocido en voz alta que no sólo las personas somos estructuralmente morales, también lo son las organizaciones y las instituciones.

No hay organizaciones amorales, no hay organizaciones que estén lejos del bien y del mal, recuerden que no es lo mismo hablar de amoralidad que de inmoralidad. Amorali¬dad quiere decir no entender en absoluto que quiere decir moralidad; que debe ser justa o injusto; inmoralidad quiere decir estar dentro del campo de lo moral pero estar bajo de moral, no ateniéndose a los códigos morales que hemos ele¬gido. Tenemos que complementar la moral personal con la de las organizaciones y las- instituciones porque estas también toman decisiones, hacen elecciones, tienen que justifi¬car sus elecciones desde unos valores y deben hacerse responsables de los valores que han elegido y de las decisio¬nes que han tornado. Por eso cuando se habla de este proce¬so de globalización no se puede pensar que el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM) o la Organización Mundial del Comercio (OMC) están más allá del bien o el mal, que son amorales, sino que son más o menos morales, están más o menos altas de moral, más o menos desmoralizadas igual que las empresas, las universi¬dades, etcétera.

Todas esas organizaciones tienen una estructura moral y es el momento (y este es el gran reto de nuestro tiempo) de incorporar la moral, no sólo a la vida de las personas sino también a la de las organizaciones. Decía un filósofo alemán que a lo largo de la historia podríamos ir haciendo una especie de secuencia desde el punto de vista filosófico. Se han ido sucediendo siempre dos filósofos: uno de ellos ha propuesto grandes ideales morales y el siguiente ha tratado de encarnarlo en la vida cotidiana y en las instituciones; el primero de ellos seria Platón, que bosqueja todo ese mundo

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