Cuento Sobre Los Arawacos

EL VIAJE DE ANÍBAL CORDOVA A TIERRAS DE LOS ARAWACOS

Había una vez un Europeo llamado Aníbal Córdoba que soñaba conocer la población indígena de los arawacos, pues, según lo que había leído, constituían el grupo étnico más numeroso y extendido dentro del continente americano. Empezó a investigar en que zona de ese continente estaban ubicados y se encontró con la sorpresa de que la mayor parte de su población estaba localizada en el área amazónica, desde donde ingresaron al territorio venezolano, siguiendo el curso de los grandes ríos del Sur. Otros grupos llegaron por el Occidente a través de la península de la Guajira, procedentes del actual territorio de Colombia. Se ubicaron en la costa occidental. También se asentaron en los llanos del Sur y en las selvas de Guayana.

Un día, cuando salió de vacaciones decidió viajar junto a su novia Carmela al Amazonas, para conocer de cerca a este grupo étnico del cual tanto había leído. Al llegar a Venezuela, desembarcaron en el Aeropuerto de Tucupita, ciudad capital del Estado Delta Amacuro. Y de allí, viajaron en canoa, hasta el pueblo donde habitaban los Arawacos; estando allí, conocieron a un intérprete, que hablaba el dialecto indígena y el idioma español; y fue quien se encargó de explicarles todas y cada una de las características de ese grupo indígena y los ayudo a comprender mejor sus costumbres y tradiciones.

El intérprete, llamado awá, les explicó que Arahuaco, araguaco o arawak es el nombre genérico dado a varios pueblos indígenas que se encontraban asentados en las Antillas y la región circuncaribe a la llegada de los españoles en el siglo XV; y que el nombre también se ha aplicado posteriormente a numerosas etnias que hablan o hablaban lenguas de la familia arawak y que tradicionalmente habitaban una extensa zona comprendida entre la actual Florida y las Antillas, la zona costera de Sudamérica, el oeste de Perú, el sur de Brasil e incluso Bolivia y Paraguay. De hecho esta familia de lenguas es una de las más extendida de América del sur. El término arahuaco no debe confundirse con arhuaco usado para designar a grupos étnicos de Colombia de la familia chibcha, ni tampoco todos los pueblos cuya lengua se considerada arahuacana son de hecho arahuacos.

Durante su convivencia con los Arawacos, Anibal compartió con los integrantes de la tribu y junto a los niños aprendió a jugar un juego parecido al futbol, llamado “Batú”. También aprendió a observar y a respetar la naturaleza. Estaba sorprendido, de ver como en pleno siglo 21, estos grupos indígenas aún mantenían sus costumbres y tradiciones milenarias: Vivían en chozas de paja, junco o palma; casi siempre cerca de ríos, lagos y lagunas que les servían de refugio pues eran semi-nómadas.

Los hombres y las mujeres se pintaban sus cuerpos y llevaban joyería hecha de oro, piedra, hueso y cáscara. Los hombres vestían con guayucos y las mujeres con túnicas o batas, faldas y pampanillas. Creen en los espíritus del bien y del mal, y piensan que esos espíritus pueden

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