Economía Colonia

La agricultura en el siglo XVI se limito a garantizar la subsistencia de los asentamientos coloniales y en el consumo inmediato de los trabajadores en las minas se convirtió a la postre en una empresa dinámica durante el siglo XVII sustituyendo a la minería como núcleo de la economía Colombiana durante el siglo XVIII

Al final de la década de 1700 el azúcar y el tabaco se habían convertido en importantes productos de exportación. El crecimiento de la agricultura se debió en gran parte al agotamiento cada vez mayor de los minerales y los metales en el siglo XVII lo que obligo a la corona a reinventar su política económica estimulando el sector agrícola.

Como la agricultura comercial se convirtió en el fundamento de la economía colombiana dos formas dominantes de la tenencia de la tierra agrícola surgieron: la encomienda y la hacienda. Estas figuras se distinguían por las formas en que los terratenientes obtenían los réditos de trabajo. La encomienda era una concesión en la que la corona establecía al comendero derecho a percibir tributos de los indígenas encomendados dentro de un límite territorial determinado. Por el contrario la hacienda funcionaba a través de un contrato suscrito entre el propietario hacendado y los trabajadores indígenas mediante el cual se establecía que los indios trabajaban en la tierra del hacendado durante un número determinado de semanas, meses o años a cambio de unas pequeñas parcelas de tierra. El encomendero o destinatario de la encomiendo amplio sus privilegios para el control nefacto de la tierra designada en su posición, en efecto era un funcionario encargado por la corona para ofrecer apoyo a los indios y asegurar su bienestar moral y religioso. Al asumir que las tierras de las colonias y sus habitantes estaban enteramente a su disposición la monarquía reinante asume la encomienda como una figura humanitaria y constructiva en aras de proteger a los indígenas y asegurar su bienestar. Los encomenderos sin embargo, apartándose del espíritu planteado de España sobre el verdadero alcancé que debía alcanzar esta figura, trataron de emplear a los indios para el logro de sus propios fines y para mantener sus tierras como propiedad hereditaria a perpetuidad. La mayoría de los encomenderos, obraron como aventureros con fines particulares en lugar de hacerlo como funcionarios de la corana, la distancia que separa a los encomenderos de los centros de decisión, posibilito a los encomenderos rebasar sus competencias y hacer lo que les viniera en gana en detrimento de lo constituido por la corona.

Bajo la influencia de figuras de la iglesia como Bartolomé de las Casas, la corona promulgó en 1542 las nuevas leyes para la administración del imperio Español en América. Diseñadas para eliminar los abusos relacionados con las encomiendas y mejorando el tratamiento dado a los indios, las leyes promulgadas exhortaban a la aplicación estricta de la normativa existente concediendo la libertad de los indios esclavizados y en consecuencia catalogándoles bajo el estatus de sujetos libres.

Así mismo la normativa condiciona la posición de las encomiendas al buen trato que se diera a los indígenas, a que el tributo pagado por los indios que recibieran instrucción religiosa debía ser fijo y a que en ningún caso se tomaría a los indígenas para prestar servicios personales al encomendero, además de prohibir que los funcionarios públicos, congregaciones, hospitales y monasterios pudiesen poseer encomiendas.

Disposiciones adicionales, especialmente redactadas para evitar los abusos de los encomenderos prohibían el uso de los indios en las minas, que los encomenderos utilizaran a los indios para llevar cargas pesadas, congelaron la concesión futura de encomiendas, ordenaron la reducción de tamaño de las mismas y dispusieron la perpetuación hereditaria de ellas.

Los encomenderos se opusieron a los intentos del gobierno real para hacer cumplir estas regulaciones, adoptando como formula la estrategia de obedecer pero no obrar. Los encomenderos antes esta coyuntura enviaron a representantes suyos a España a modificar las leyes,

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