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Economia Colonial


Enviado por   •  28 de Septiembre de 2012  •  1.338 Palabras (6 Páginas)  •  652 Visitas

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Economía colonial:

La encomienda

La encomienda fue una institución característica de la colonización española de América y Filipinas, establecida como un derecho otorgado por el Rey (desde 1523) en favor de un súbdito español (encomendero) con el objeto de que éste percibiera los tributos que los indígenas debían pagar a la corona (en trabajo o en especie y, posteriormente, en dinero), en consideración a su calidad de súbditos de la misma. A cambio, el encomendero debía cuidar del bienestar de los indígenas en lo espiritual y en lo terrenal, asegurando su mantenimiento y su protección, así como su adoctrinamiento cristiano (evangelización). Sin embargo, se produjeron abusos por parte de los encomenderos y el sistema derivó en muchas ocasiones en formas de trabajo forzoso o no libre, al reemplazarse, en muchos casos, el pago en especie del tributo por trabajo en favor del encomendero.

La encomienda de indios procedía de una vieja institución medieval implantada por la necesidad de protección de los pobladores de la frontera peninsular en tiempos de la Reconquista. En América, esta institución debió adaptarse a una situación muy diferente y planteó problemas y controversias que no tuvo antes en España. Si bien los españoles aceptaron en general que los indígenas eran seres humanos, los definieron como incapaces que, al igual que los niños o los discapacitados, no eran responsables de sus actos. Con esa justificación sostuvieron que debían ser "encomendados" a los españoles.

El repartimiento de indios

El repartimiento de indios se creó a fines del siglo XVI, como una nueva modalidad de utilización forzosa de la mano de obra indígena por parte de los españoles, que se convirtió en el principal y más duradero mecanismo de dominio de los indígenas, el instrumento mediante el cual quedaron definitivamente conquistados y que garantizó su sujeción, su explotación y su posición de inferioridad. De conformidad con lo dispuesto en reales cédulas de 21 de abril de 1574 y 24 de noviembre de 1601, el repartimiento era un sistema laboral de adjudicación de mano de obra indígena en provecho de los miembros de la casta de españoles, que a cambio de una remuneración ínfima obligaba periódicamente a los indígenas a trabajar por temporadas, generalmente de ocho días por mes, en las casas o haciendas de la población española. Una vez concluida la temporada, los indígena debía volver a sus respectivas reducciones, a fin de que pudiesen trabajar en labores propias o en reunir el tributo que debía pagar a la Corona o a los encomenderos, y eran sustituidos en el repartimiento por otro grupo de indígenas. El sistema estaba basado en tres principios: la coerción sobre los indígenas, la rotación semanal y la remuneración forzosa, de conformidad con una tarifa establecida por las autoridades. Contrariamente a la creencia general, esta institución no tenía vinculación jurídica ni práctica con la encomienda, aunque a vez se usasen indistintamente ambos términos.

La Merced de Tierra

La Merced de Tierra era una institución jurídica de la Corona de Castilla, en los siglos XV y XVI, aplicada en las colonias de América, consistente en una adjudicación de predios realizada en beneficio de los vecinos de un lugar, que se realizaba como método de incentivar la colonización de las tierras conquistadas.

Cada poblador recibía un solar urbano y una parcela de tierra en las afueras de la villa o poblado, usualmente en zona regable o de huerta. Estos lotes se denominaban chacras (conucos en las Antillas). En ocasiones se concedían tierras de mucha mayor extensión, para explotaciones ganaderas (estancias o hatos) o para cultivo de cereal (peonías). Finalmente, también el concejo o municipalidad recibía tierras como bienes de propios, que se denominaban ejidos.

Pertinencia de la economía colonial en el proyecto Republicano

El estado colonial intentó proteger tardíamente a sus súbditos indígenas, emitiendo una serie de disposiciones que en 1680 fueron compendiadas en la Recopilación de las Leyes de Indias. Pero a lo largo de los siglos XVII y XVIII la conducta generalizada de españoles y criollos (incluyendo a los propios funcionarios de la burocracia estatal), respondió al dicho popular según el cual las órdenes del Rey se acataban pero no se cumplían. Las reformas emprendidas por los Borbones buscaron justamente la implantación de un nuevo aparato de Estado que permitiese hacer efectivas las disposiciones reales, pero cuya eficacia y modernización suponían eliminar el abismo que separaba las normas legales de las prácticas cotidianas. Dichas reformas, así como la profunda crisis económica y política peninsular, agravada por la invasión francesa, precipitaron las luchas de independencia y el desmembramiento del espacio colonial en una serie de nuevas repúblicas criollas nacidas formalmente como naciones independientes, habitadas por ciudadanos de iguales derechos y obligaciones, pero que en realidad sustentaron su existencia en la prolongación de las bases coloniales del poder, hecho reflejado en la subsistencia del tributo indígena hasta mediados del siglo XIX.

La independencia no significó que la colonialidad del poder dejase de ser el principal patrón ordenador de las relaciones sociales y culturales en las flamantes repúblicas criollas. Ocurrió todo lo contrario, pues la colonialidad fue el mecanismo ordenador de las relaciones entre las flamantes naciones y sus mayoritarias poblaciones indígenas, las cuales fueron condenadas a la paradójica situación de seguir siendo habitantes de segundo orden en sus propias tierras.

Los intentos iníciales de Bolívar por convertir a los indios en propietarios y ciudadanos individuales, desvinculándolos de sus corporaciones étnicas y comunitarias, fueron utilizados en su favor por las élites dominantes, que a lo largo del siglo XIX expandieron los territorios de sus haciendas a costa de las tierras comunitarias indígenas. Por obra y gracia de las leyes liberales, los indios fueron convertidos en ciudadanos de segunda categoría, sin derecho al voto pero con la obligación de seguir pagando el tributo colonial. El estado republicano como antes el estado colonial, resultó ineficaz en sus intentos de proteger a los indios mediante leyes y decretos que siempre fueron letra muerta.

República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular Para la Educación

Cumaná, septiembre de 2012

INTRUDUCCIÓN

Desde que la América fue invadida por los españoles, los indígenas o pobladores originarios fueron víctimas de toda clase de injusticias y atropellos. Fueron siglos terribles quizás no todas las barbaridades cometidas están documentadas, pero con las que sabemos nos debe bastar para repudiar cualquier intento de que algún día en estas tierras volvamos a vivir tan amarga experiencia.

Quizás parezca esto una extracción de un discurso político, pero la verdad no la podemos ocultar, todo imperio y estrategia de invasión, tiene características que a pesar de los siglos siguen pareciéndose mucho, entre ellas tenemos la mentira, para convencernos de que lo se hace es lo mejor para nosotros, la fuerza armada, para evitar cualquier levantamiento y el marco legal para logra su fiel cumplimiento.

La estructura que implanto el imperio español en Venezuela obligó a los indios a ser sus esclavos para sostener la producción agrícola, pecuaria, minera entre otros y mantener la economía activa para lo que necesitaron instituciones imperialistas como la encomienda, el repartimiento y la mereced de la tierra, temas que serán definidos a continuación.

CONCLUSIONES

En Venezuela se está construyendo una nueva patria y es por ello que jamás debemos olvidar todas las cosas que han tenido que suceder para que al fin despertemos y no nos dejemos engañar, la verdadera historia de Venezuela que hoy analizamos en las aulas de clases son las que le dan razón de ser al proceso revolucionario que vivimos hoy. Esas escenas vividas por los indígenas debemos de reflexionarlas, ya que hoy en día las formas de esclavitud y dominación han cambiado su forma pero en esencia siguen siendo lo mismo.

Es por ello que la lucha por desigualdad no debe acabar ya que este es un mal que deforma la sociedad, aún existen personas que creen que tienen más derechos que otros solo por su condición económica o clase social.

Que diferente fuera el mundo sin clases sociales y que solo fuera habitado por verdaderos humanos.

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