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Fortalezas Y Debilidades De La Educación Del Pensamiento ético.


Enviado por   •  6 de Septiembre de 2012  •  2.308 Palabras (10 Páginas)  •  3.556 Visitas

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El alumno en su formación académica debe recibir una educación que lo valide para vivir en la sociedad, que le proporcione herramientas para resolver problemas cotidianos, contando con una serie de valores morales que lo sustenten. ¿Es posible educar el pensamiento ético de las personas? ¿Qué fortalezas y debilidades tiene el contexto educacional chileno en la educación del pensamiento ético? Existen tres corrientes que se desarrollaran a continuación, que sustentan la educabilidad del pensamiento ético; la primera, educación en valores, la segunda, el juicio moral y la tercera la formación del carácter, cada una de ellas al aplicarlas en el aula presentan una serie de debilidades y fortalezas sujetas al contexto nacional, al capital moral de los alumnos y a la voluntad del docente como mediador y guía en el fortalecimiento de valores y el juicio moral de sus estudiantes.

“Son muchos los que piensan que la educación moral y valórica debería estar omni-presente en los procesos educativos y nadie se opone a ello” (Dominguez, 2004) El problema es cómo hacerlo. En la actualidad se ha abordado por medio de dos soluciones, la primera es considerar la moral y los valores como temas transversales en el aula y una segunda solución, que sólo está implementada en algunos colegios católicos, es la creación de programas específicos que apunten a desarrollar una educación valórica y moral en los alumnos.

En general, casi todos los establecimientos educacionales cuentan con la primera solución, una educación con bases cognitivas y con ciertos objetivos transversales en que se refuerzan algunas actitudes del alumno frente a determinados problemas, y se les enseña una serie de valores. Si bien a diario gran parte los docentes dedican tiempo y esfuerzo para desarrollar los valores y la moral en sus estudiantes, no todos cuentan con herramientas formativas para proporcionar un verdadero desarrollo de habilidades morales y no manejan bien ciertas situaciones de conflicto en el aula que si se abordaran de buena manera le permitirían al alumno avanzar en sus etapas de desarrollo moral. Además del escaso manejo de varios docentes en esta área, se agrega las diferencias socioculturales y la realidad de la educación pública Chilena que en general, pareciera ser imposible la labor de desarrollar un pensamiento ético en alumnos, que viven en situaciones adversas, con la ausencia del rol familiar como primera escuela valórica en que las largas rutinas de trabajo diario han cambiado la educación que antes a le correspondía a la familia y que en la actualidad recae solamente en la escuela.

Las corrientes del pensamiento ético como; la ética de los valores, el juicio moral y la formación del carácter son educables y deben ser parte de la formación de cada niño para proporcionarle una educación integral.

Todas las estrategias que se utilicen en el aula para forjar un pensamiento ético desarrollarán habilidades claves para que los alumnos vivan en una sociedad determinada, resuelvan problemas cotidianos bajo convicciones morales y movidos por principios universales. Bajo la premisa que las diversas corrientes del pensamiento ético, son educables y que deben estar presentes en el aula, la aplicación de estas requieren ciertas habilidades del docente y están sujetas al contexto escolar y las características propias de los alumnos.

Al situarse en el contexto escolar y las estrategias y metodologías que son más o menos viables para desarrollar el pensamiento ético de los alumnos, es necesario dar una revisión bibliográfica a cada una de sus corrientes y establecer sus fortalezas y debilidades en su aplicación en las aulas.

Una de las corrientes del pensamiento ético es la educación en valores cuando se habla de esta es frecuente definir un valor desde una visión integradora de lo subjetivo y objetivo, así para Frondizi, el valor es una cualidad estructural, es decir “una cualidad que surge de la reacción de un sujeto frente a las propiedades que se hallan en el objeto” (Frondizi, 1977, citado en Gervilla, 1988). Touriñan (2005) plantea que “Es posible la educación y es posible la educación en valores porque, de manera radical, no hay educación si no se educa en valores.”

En el contexto educacional Chileno la educación en valores está inmersa en el currículum escolar, en el que se proponen ejes transversales para la formación de los alumnos, estos apuntan a una propuesta flexible de contenidos abarcando todas las temáticas educativas pero correlacionado con objetivos basados en la formación de valores.

Como está explícitamente señalada la educación en valores en el currículum escolar, las exigencias actuales para los docentes en la planificación de las clases, implica que estos diseñen actividades con una propuesta formativa basada en los contenidos y valores. Lo que proporcionaría a los alumnos, de ser bien abordado, una serie de herramientas para relacionarse con otros y sobre todo, para lograr el objetivo final de educar que es preparar buenos hombres para vivir en la sociedad.

La aplicación de la enseñanza en valores en el aula cuenta, como se expuso anteriormente, con una serie de fortalezas que bajo parámetros ideales de eficiencia lograrían una educación integral en los estudiantes de cualquier estrato socioeconómico del país, sin embargo al no ser llevadas a cabo de buena manera, se transforman en debilidades del sistema educativo y en lugar de educar para vivir en la sociedad se educa para competir por una nota, por un puntaje o un futuro trabajo para una cierta complacencia individual.

Dentro de las debilidades que se observan en el sistema educativo chileno se contempla el poco manejo de los docentes, no en la enseñanza de los valores en sí, sino en el manejo de ciertas situaciones de conflicto en el aula, que de ser bien abordadas, lograrían un aprendizaje significativo en los alumnos y sobre todo aplicables en sus vidas.

Por otra parte no se puede desconocer como debilidad el rol actual de la familia, ya que en los últimos diez años por la empleabilidad femenina y por las necesidades salariales a dejado toda la educación en manos de la escuela, abandonando generalmente, el rol de la familia como primera escuela, y el reforzamiento de las actitudes y valores.

Si bien los docentes tienen que planificar sus clases en base a virtudes que apoyen sus contenidos, sino existe articulación en la comunidad educativa en general, no se logra una educación integral. Si se posee con un proyecto institucional claro en esa área y se cuenta con la voluntad de todos los integrantes de la escuela se lograría educar en y con valores.

Otra corriente del pensamiento ético es el desarrollo del juicio Moral siendo su mayor exponente Lawrence Kohlberg (1969, citado en Lind, 2000) él adopta la definición de capacidad de juicio moral como “aquella que permite tomar decisiones morales basadas en principios internos y actuar con base a tales principios”. Kohlberg sustenta su planteamiento sobre la educación moral, en la ética de los fines, donde el desarrollo del raciocinio permite ejecutar una acción moral justa y no considera la afectividad.

Kohlberg propone tres niveles de desarrollo moral cada uno de ellos con dos estadios (preconvencional, convencional y postconvencional) cada uno de estos niveles implicaría un avance en el desarrollo moral de los estudiantes, que no contempla retrocesos, el alumnos si supera un nivel, ya no vuelve atrás, esta una de las grandes fortalezas de la teoría del desarrollo del juicio moral, ya que si el alumno se enfrenta a un dilema o conflicto y es bien mediado, tanto por los padres o por el docente, el alumno avanza en su desarrollo moral.

Muchos autores han aportando a la teoría de Kohlberg a través de diversos instrumentos como el DIT de Rest y el MJT de Georg Lind que aportan en la evaluación e incluso son útiles para diagnosticar en qué nivel de desarrollo moral se sitúan los alumnos, aunque no todas esas herramientas son de conocimiento público, algunas de ellas (DIT) pueden ser usadas por los docentes para evaluar el desarrollo moral de sus alumnos, pero implica una cierta capacitación del para efectuarlo.

Al contextualizar esta teoría y llevarla al aula, se destaca como fortaleza su aplicabilidad en la formación de los alumnos para enfrentar “dilemas” o “conflictos” de la vida diaria bajo un juicio moral, no solo teniendo una opinión sobre un tema determinado, sino además argumentos propios que lo sustenten.

Fortalece la identidad de los alumnos y desarrolla la democracia, según Lind (2000) “promueve el desarrollo de la democracia al someter a un individuo a situaciones de escucha y entendimiento de argumento que justifican acciones o decisiones contrarias a las de uno”

Una de las principales debilidades que presenta la práctica de la enseñanza del desarrollo del juicio moral en el contexto educacional chileno, es que para evaluar los niveles de desarrollo moral es necesario un gremio docente altamente calificado, las cifras en cuanto a la evaluación docente del año 2010 muestra lo contrario, ya que, en aspectos cognitivos de un total de 11.060 docentes evaluados el 36% de ellos se sitúan en un nivel básico e insatisfactorio. De lo anterior se desprende que, si los docentes medianamente manejan como enseñar contenidos, difícilmente pueden mediar conflictos morales y lograr que sus alumnos alcancen niveles superiores de desarrollo moral en que según Kohlberg prima la racionalidad.

La tercera corriente del pensamiento ético es la formación del carácter. El carácter “es la capacidad de responder a los diversos estímulos emitidos por el entorno de manera socialmente asertiva, es decir que la respuestas de la persona se adecuen a las normas establecidas por la sociedad” (Lickona, 1996 citado en Flores, Morales & Toledo, 2011)

Lickona (1996) afirma que el buen carácter consiste en conocer lo bueno, desear lo bueno y hacer lo bueno, es decir abarcar aspectos cognitivos, afectivos y conductuales de la moral para luego comprometerse y actuar en base a lo que es bueno.

En el contexto educacional chileno no se presenta la educación del carácter de manera explícita, algunas escuelas la tienen incorporada en su proyecto educativo institucional, pero la gran mayoría, solo cuentan con la existencia de pequeños aportes en los objetivos transversales en cuanto a la enseñanza de valores y pareciera dejarse más en manos del propio alumno, de sus experiencias y de la visión de los pares, la formación del carácter. Sin duda, se debe reconocer la tarea aislada de muchos docentes, que a través de sus enseñanzas han promovido en sus alumnos valores éticos esenciales para un buen carácter.

Las fortalezas de enseñar y formar el carácter se basan netamente en que se proporciona al alumno una educación efectiva, integral y significativa que respeta a todos los aprendices y los ayuda a tener éxito. Según Lickona (1996) en Eleven Principles Of Effective Character Education. Journal of Moral Education, expone:

Una de las debilidades en su aplicabilidad en el aula a nivel nacional es la ausencia de la educación del carácter en los planes y programas en forma explícita, formando parte de estos, los docentes contarían con una “bolsa de valores” concreta que deberían potenciar en sus alumnos. Se suma a esta debilidad la responsabilidad de la escuela a través de la falta de un proyecto educativo institucional que incorpore la formación del carácter de forma concreta y explicita, en que se fijen parámetro internos de escuela para la formación de sus alumnos en el contexto en el que están inmersos.

Por otra parte la articulación entre los docentes y toda la comunidad educativa es fundamental para llevar a cabo una buena formación del carácter, la ausencia de ello sería una debilidad y no se lograría el objetivo de educar para que los alumnos después actúen en base a lo que es bueno.

Por último una debilidad de nuestro mundo moderno es, sin duda, el rol de la familia para la educación el carácter, la ausencia de esta como un componente que también debe educar, que debe reforzar tanto los contenidos como las virtudes que se enseñen en la escuela y que deben acompañar y guiar a sus hijos en sus procesos de enseñanza y aprendizaje sería una debilidad para la formación del carácter.

Para concluir se puede decir que las corrientes del pensamiento ético son educables, las fortalezas de su aplicación en el aula yacen en las herramientas que se le proporcionan al alumno a través de los objetivos transversales para vivir en la sociedad, resolver problemas cotidianos con consistencia y argumento que lo sustentan, una postura frente a un dilema y ciertos valores que son parte de sus convicciones y que después les servirá para actuar en base a lo que es bueno. En cuanto a sus debilidades se consideran la poca formación de los docentes para mediar situaciones de conflicto, la decadencia del rol de la familia como primera escuela que influyen en el capital moral y valórico que traen los alumnos y el contexto educacional actual que presenta una diversidad sociocultural que influye en el entendimiento y la enseñanza del concepto de ética.

BIBLIOGRAFIA

• Alain Badiou (1992) La Ética, ensayo sobre la conciencia del Mal, consultado julio 07, 2011 en http://biblio3.url.edu.gt/SinParedes/08/Etica-Badiou.pdf

• Bonilla, Alvro ( 2005 ) Análisis comparativo de cinco teorías sobre el desarrollo moral, consultado en julio 04, 2011

http://www.javeriana.edu.co/biblos/tesis/psicologia/tesis15.pdf

• Gervilla, E, (1988). Educación y valores. Filosofía de la educación de hoy. International Standard Book, 1, 397-426. Obtenido el 05 de Junio de 2011 de la base de datos Dialnet.

• Lickona, T. (1996). Eleven Principles Of Effective Character Education. Journal of Moral Education, 25(1), 93. Retrieved from EBSCOhost. Extraído el 02 de Julio, 2011, de la base de datos http://web.ebscohost.com/ehost/results?sid=cad9d025-db9e-42ce-a854-44bb1113d3fe%40sessionmgr104&vid=3&hid=108&bquery=%28Eleven+Principles+Of+Effective+Character+Education%29&bdata=JmRiPWFwaCZkYj1idWgmZGI9bGJoJmRiPWVpaCZkYj1lcmljJmRiPXpiaCZkYj1mNWgmZGI9Y21lZG0mZGI9cGJoJmRiPWJ3aCZkYj04Z2gmbGFuZz1lcyZ0eXBlPTAmc2l0ZT1laG9zdC1saXZl

• Lind, Georg (2000). Georg Lind: Una Introducción al Test de Juicio Moral (MJT). Consultado en Junio 30, 2011 en http://www.uni-konstanz.de/ag-moral/pdf/Lind- 1999_MJT-Introduction-Sp.pdf.

• Ministerio de Educación (2010) Estadísticas de evaluación docente Consultado en julio 09, 2011 en http://www.psp.mineduc.cl/EstadisticaEvaluacion.aspx

• Touriñán, J. (2005). Educación en valores, educación intercultural y formación para la convivencia pacífica. España: Netbiblo.

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