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Hegemonia


Enviado por   •  5 de Septiembre de 2012  •  1.478 Palabras (6 Páginas)  •  427 Visitas

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Definición o caracterización:

Se propone la filosofía antihegemónica como una práctica de la filosofía que no reconoce el uso de la fuerza y del poder compulsivo y/o violento que posee la racionalidad política capitalista, para inculcar sistemas de representaciones sociales, culturales, políticos, éticos, etc., con un alto grado de adhesión y adaptabilidad, poco reflexivos y muy doctrinantes. Este nuevo modo de la praxis filosófica puede ser considera antihegemónica, porque carece de confianza en cualquier relación o estructura de dominación entre colectivos e individuos donde una elite o clase superior ejerce su dominancia sobre otros muchos que suelen ser la mayoría. Es una filosofía que propicia la denuncia de formas represivas, directas e indirectas, del poder; asociadas a conceptos y creencias universalistas que limitan el desarrollo de las conciencias sociales. De igual manera, cuestiona la falsa realidad de los consensos ideológicos que permiten mantener en la oscuridad, los innegables conflictos por los que atraviesa la ciudadanía y la crisis de legitimidad democrática que se vive en las sociedades y Estados de América Latina. Se trata, sobre todo, de una filosofía que dota de una actividad política deliberativa al colectivo social subordinado y/o dominado. Enseña a comprender críticamente que sólo a través de sus praxis sociales emancipatorias es que los ciudadanos pueden hacer posible el desarrollo de una conciencia política y de clase, que les permita realizar públicamente la crítica a una racionalidad política que se presenta como omnicomprensiva y trascendente. La filosofía antihegemónica es la negación-superación de un modelo de vida social basado en la coacción y/o represión, a las amalgamas ideológicas de los sistemas de alianza que propicia el status quo para sembrar la idea de que la convivencia social siempre responde en términos de adhesión y fidelidad incuestionable al orden de la reproducción de la sociedad capitalista.

Orígenes:

Esta filosofía se inspira en la filosofía de la praxis del filósofo italiano Antonio Gramsci, para quien el dominio de la sociedad civil, se basa en un dominio de la dirección ideológica y cultural de los roles de la política. La hegemonía como una concepción uniforme, ético-política, del Estado y de la sociedad, se presenta, por parte de las clases burguesas, como un mundo sin contradicciones y exclusiones. Esto le permite la apropiación del colectivo social en la medida que lo incorpora a su agenda gubernamental con escasa o ninguna praxis significativa, en el momento de conservar y tolerar el ejercicio del poder por parte de los centros hegemónicos del capitalismo. Está en el fondo del cuestionamiento antihegemónico las fuentes políticas e ideológicas del poder, que para ser consentido, no debe ser encubierto o asolapado. El poder deberá presentarse sin represión alguna, sin condicionamiento material para la dominación. El acceso a la gobernabilidad del Estado, pasará por una concepción del poder compartido, sin jerarquías y privilegios. La resistencia al poder hegemónico, resulta de las luchas por un poder al servicio de los ciudadanos que tiene que minimizar o disolver las mediaciones partidistas e institucionales que le sirven al Estado para el control social. En América Latina este tipo de filosofía se entiende perfectamente desde la antihegemonía, porque se propone como un programa de praxis sociales que reconocen los movimientos sociales como la punta de lanza para la revolución política y la recontextualización del poder del Estado, en beneficio del pueblo.

Alternativas:

En relación con el pensamiento único y correcto políticamente del pensamiento neoliberal capitalista, la filosofía antihegemónica es una posibilidad de crítica, interpretación y superación de los fundamentos de la racionalidad de la economía de mercado y de la sociedad de clases. La reformulación de un pensamiento antihegemónico que se inserte en la sociedad civil como espacio de decisiones y de opinión pública, resitúa, obviamente, las relaciones de fuerza y de poder de la institucionalidad del Estado, vale decir, de la sociedad política. Esta otra movilidad de las relaciones de fuerzas a través de nuevos actores sociales que se hacen emergentes frente a la crisis de la democracia formal o representativa, le permite al colectivo social romper con la direccionalidad de la sociedad burguesa. La filosofía antihegemónica es capaz de incentivar un pensamiento de la contestación, insubordinación, rebeldía, revolución, frente al status quo que responden a subjetividades reprimidas y que pueden llegar a ver la luz en un espacio público que se dilata y explota, ante estas manifestaciones. La irrupción de la filosofía antihegemónica en la civitas burguesa, profundiza la necesidad y deseos por la libertad ciudadana en términos más igualitarios y equitativos. La inconformidad en la aceptación de un orden jurídico y político, en términos coactivos exclusivamente, es una clara desobediencia al poder de las normas sobre la realidad social humana más cotidiana. La pregunta por el por qué de las injusticias, se origina en una conciencia antihegemónica del poder del Derecho y del Estado para gobernar.

Modalidad:

Hoy día se podría observar la influencia y la vigencia de la filosofía antihegemónica, en todas las actuales luchas que se libran contra el poder neoliberal enraizado en América Latina, desde la resistencia de los pueblos, en especial, los indígenas, y de las clases obreras que no han cesado de ser explotadas a través de los sofismas de la publicidad del mercado y del salario.

También los movimientos de jóvenes y los movimientos sociales de diversa naturaleza y extracción social, buscan a través de este pensamiento y filosofía antihegemónica, nuevos escenarios de acción y participación. En países como Perú, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, es muy representativo este tipo de participación. Las nuevas formas de asociación pública, los nuevos estilos de integración ciudadana y las organizaciones comunales, cuestionan los conceptos clásicos del Estado moderno acerca del poder que los ha desposeído de sus relaciones sociales y políticas, por otro uso más democrático donde el poder sea sinónimo de poder de todos y para todos. Esta nueva concepción antihegemónica del poder de un Estado social legitimado por las bases populares de la sociedad civil, pasa ahora por una recomprensión de las praxis ciudadanas que adquieren un sentido mucho más radical del uso del poder, cuando la manifestación más expresa de ese uso es su presencia en las calles, los espacios públicos, las convocatorias a huelga, desobediencia, resistencia. Poco a poco se va construyendo una socialización de estas prácticas que se hacen colectivas, dentro de una multiplicidad de voces que encuentran su reconocimiento en un “cara a cara”, sin las mediatizaciones de los medios de comunicación.

Reflexiones, conclusiones o perspectivas:

Las transformaciones políticas requieren de dos planos indispensables para su realización y concreción. Uno es el del pensamiento o racionalidad, que se podría considerar como el ámbito filosófico del ser humano, es decir, de cada persona, individuo, ciudadano; el otro, el de las praxis que éstos en su contexto de vida material y espiritual desarrollan. Ambos planos se complementan, y entre ambos, es que se puede dar origen a la realidad y sus respectivos cambios. El hombre frente a sí mismo, y en su encuentro con el otro, es más que una dualidad, es, precisamente, esa pluralidad que le sirve de referente ontológico y antropológico. De esa diversidad es que se construye el “ser social” de todos y cada uno de nosotros. La posibilidad de disponer de procesos de racionalidad filosófica que permitan el análisis crítico y la interpretación del por qué del sentido de las praxis sociales y las responsabilidades que éstas implican, es una de las principales libertades del ser humano. Pensar cada vez más de otra forma diferente. Aprender a pensar desde otros órdenes de la racionalidad y la lógica deductiva, es vivir desde una experiencia donde la realidad que portamos es recreada permanentemente. Es la principal praxis de la filosofía en sentido dialéctico. Es decir, como negatividad del pensar desde los opuestos de la realidad. La filosofía antihegemónica, en ese sentido es originaria y progresiva, al decir de José Manuel Delgado Ocando: es un programa político donde la participación social responde a un desafío histórico de la superación de la hegemonía por parte del colectivo social subordinado, dominado y alienado; y es un proyecto filosófico donde otra racionalidad es necesaria y posible, porque se trata de cancelar todo discurso ideológico y promover la emancipación del ser de los pueblos. Además, la historia no es teleológica sino contingente, no es resultado de un a priori, sino de las necesidades materiales humanas. Estas continúan marcando inevitablemente el destino de la filosofía para transformar, más que la interpretación única.

Fuentes: DELGADO OCANDO, JOSÉ Manuel (1978). Hipótesis para una filosofía antihegemónica del Derecho y del estado. IFD-Universidad del Zulia, Maracaibo. FERNÁNDEZ BUEY, Francisco (1977). Actualidad del pensamiento político de Gramsci. Grijalbo,México. GRAMSCI, Antonio (1974). Ecrits politiques. 2t. Gallimard, Paris, France. KANOUSSI, Dora (2000). Una introducción a Los Cuadernos de la Cárcel de Antonio Gramsci. Benmérita Universidad Autónoma de Puebla, Internacional Gramsci Society (IGS), Plaza y Valdés Editores, México. MÁRQUEZ-FERNÁNDEZ, Álvaro (1993). Hégémonie et philosophie antihégémonique. 2t. These de Doctorat, UER de Philosophie. Université de Paris I, Panthéon-Sorbonne, France.

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