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PENSAMIENTO DE LA 1ª INDEPENDENCIA EN AMÉRICA LATINA EL PROBLEMA DE LAS ELITES Y LAS MASAS.


Enviado por   •  15 de Julio de 2013  •  2.444 Palabras (10 Páginas)  •  657 Visitas

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Introducción.

El poder radica siempre en el pueblo. La cuestión es por quien y para quien se ejerce. El problema filosófico de las élites y las masas ha sido ampliamente discutido en el siglo XIX europeo. Plantearlo, mostrar su existencia y las diversas posiciones en el contexto histórico de la primera independencia de nuestros países latinoamericanos, resulta un desafío. No es sólo un problema de historia del pensamiento filosófico en América Latina, es un problema que debemos debatir, en el contexto de forjar un proyecto -un nuevo paradigma emancipatorio, por y para nuestros pueblos.

El problema del 'Poder Popular', que significa esta expresión y como lograr ejercerlo, ha sido un problema latinoamericano desde la reorganización política de estos pueblos en el siglo XIX. "Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa ante vuestra presencia soberana" dirá Artigas, emblemáticamente a los representantes del pueblo oriental en su Discurso inaugural al Congreso de Abril, (1813), frase que se ha banalizado entre nosotros, por su uso inmoderado y a veces abusivo, casi siempre descontextualizada ; Bolívar, en el Discurso de Angostura hará una declaración similar:

Al transmitir a los representantes del pueblo el Poder Supremo que se me había confiado, colmo los votos de mi corazón, los de mis conciudadanos y los de nuestras futuras generaciones, que todo lo esperan de vuestra sabiduría, rectitud y prudencia [y diría algo antes:] este augusto Congreso, fuente de la autoridad legítima, depósito de la autoridad soberana y árbitro del destino de la Nación. (Bolívar, 1819/1991:60)

El poder radica siempre en el pueblo, en ese sentido no debemos hablar de una toma del poder por parte del pueblo, sino del ejercicio del poder por el pueblo. La toma de la Bastilla o el asalto al Moncada son hechos simbólicos. El problema de por quién y para quién se ejerce el poder es más complejo.

Filosóficamente hoy se lo discute entre otros enfoques, como el problema de las "élites" y las "masas" que tiene una larguísima y prestigiosa historia en occidente. Ya Platón proponía en la República una sociedad fuertemente estratificada y gobernada por los sabios. Durante la Edad Media el problema casi 'no existe', como problema; casi ni se lo piensa antes de las Luces y la Revolución Francesa: simplemente las élites y no son las élites de los sabios dominan absolutamente. En Maquiavelo (ya Siglo XVI) la cuestión no es quien ejerce el poder -es el príncipe sino cómo puede ejercerlo eficazmente.

En la Europa de la modernidad, el problema en cuanto a discusión filosófica, se arrastra desde los años de la Revolución Francesa, pero en realidad, la emergencia de las "masas" en el escenario político occidental es uno de los fenómenos característicos del Siglo XIX. Esto no se resume simplemente en la expansión de la participación electoral que culmina con el establecimiento más o menos generalizado del sufragio universal masculino: hay además una participación política que se refleja en la estructuración de grandes partidos de masas que vertebran la participación de los, individuos.

La respuesta en el campo de la educación al advenimiento de las masas, a la vida política, y el peligro que conlleva, es la educación para la democracia que se condensa en la escolarización obligatoria de los ciudadanos.

La era de las masas es anunciada en Europa con entusiasmo y espanto. Autores como Mosca, Michels y Pareto, pero también Berstein, Kautsky y Rosa Luxemburgo desde una perspectiva de izquierda, coinciden con Gustavo Le Bon en señalar la relevancia de este fenómeno social y la encrucijada en que la Europa occidental se debate.

La escuela y el partido, en diferentes etapas de la vida, cumplen un mismo papel: alejar el peligro que representan las masas y "su asalto" al poder. La escuela hará del individuo un ciudadano. El partido le impondrá las formas de la participación democrática.

1. Dos formas distintas de encarar el problema de las élites y las masas en nuestra América a comienzos del siglo XIX.

La construcción de las democracias en América Latina en el Siglo XIX puede seguirse a través de los primeros proyectos constitucionales.

Las luchas por la independencia latinoamericana dieron a luz un mosaico de países independientes entre sí y dependientes de otros extranjeros. El neocolonialismo se instala entre nosotros, como una forma más sutil, pero muy eficaz, de dominación.

Las constituciones fundacionales, tienen muchos rasgos en común y muestran como nuestros países fueron provistos de democracias débiles, que gestionaron la extracción de riquezas y la subordinación cultural hacia Inglaterra y Francia primero y EEUU después, a la sombra de ejércitos, que muchas veces actuaron como cipayos no respondiendo al legado de nuestros gloriosos héroes de la 1ª Independencia. Nos referiremos a unas pocas constituciones y procesos constitucionales de países hispanoamericanos, a título de ejemplos.4

En Venezuela y la Gran Colombia, el proceso constitucionalista del Siglo XIX arranca de una Constitución venezolana, liberal y federalista, opuesta al presidencialismo y que incluye una importante declaración de derechos, en 1811, la cual sin embargo no satisfizo a Simón Bolívar, quien, en las Cartas de Jamaica apoya la creación de un ejecutivo fuerte y un senado hereditario y en el Discurso de Angostura propone la creación de un senado de elite, según el modelo de la Cámara de los lores británica. Entre otras reformas propuso también dar al presidente (fuerte) un carácter vitalicio.

Hay que señalar el carácter elitista de la propuesta constitucional de Bolívar al congreso de Angostura: propone un senador vitalicio y hereditario cuyos primeros integrantes serán designados por única vez, semejante dice a la cámara de los lores inglesa, y además "los herederos" serían educados en un colegio especialmente establecido con ese fin: Si el Senado en lugar de ser electivo fuese hereditario, sería en mi concepto la base, el lazo, el alma de nuestra República [y agrega:] los más de los hombres desconocen sus verdaderos intereses [El libertador parece no vislumbrar que generaría una casta con intereses propios y presenta este cuerpo hereditario como contrapeso neutro que] se opondría siempre a las invasiones que el pueblo intenta contra la jurisdicción y la autoridad de los magistrados. (Bolívar, 1819/1991:73 y ss.)

En Chile, bajo el liderazgo de O'Higgins se producen dos proyectos constitucionales, en 1818 y en 1822. El primero crea la figura de

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