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REFORMA UNIVERSITARIA - 1918 Transformación Social Latinoamericana


Enviado por   •  26 de Noviembre de 2013  •  1.617 Palabras (7 Páginas)  •  554 Visitas

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Situados en el siglo XX, o antes si se quiere, imaginemos una Latinoamérica exenta de dominio e influencias europeas y norteamericanas; apartada de costumbres capitalistas, religiones; inmersa en sí misma, arraigada a su propia cultura, tan pura como en algún momento lo fue. Difícil ¿cierto? Pero no nos vayamos tan lejos…

Hacia 1918, aún en la búsqueda permanente de una identidad Nacional, ya lograda la “Independencia Argentina”, nos encontramos con una rebelión aún tan movilizadora como la Revolución de Mayo. Se trató “simplemente” de un reclamo social, por parte de jóvenes que buscaban, entre otras cuestiones, una respuesta americana a la crisis del momento, desarraigarse de la basura extranjera y construir una Latino América… ¿latino americana?. Este análisis es posible realizarlo hoy, en su momento quizás los ideales de este grupo no eran tan claros como se van a desarrollar a lo largo del texto. Seguramente ellos nunca se imaginaron que su aspiración a una educación adaptada a la realidad se extendería por toda Latinoamérica y el mundo.

Para ser más explícitos, hace 95 años, jóvenes estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba impulsaron la revolucionaria Reforma Universitaria. El país se encontraba bajo el poder radical, con el presidente Yrigoyen y la sociedad era dominada por el Clero y las clases aristocráticas. Pero, ¿en qué consistió?, Augusto Salazar Bondy explica: "Lo primero que hay que tener presente es que ella respondió a un proceso muy amplio e intenso de agitación social. Cambios en la correlación internacional de las fuerzas político-económicas, derivados de la guerra y cambios internos, vinculados con la expansión del capitalismo en Latinoamérica y la emergencia de una clase media que había aumentado considerablemente su número y su participación activa en el proceso social, así como una notoria inquietud en el proletariado que ya se hacía sentir en los principales centros urbanos, determinaron la presencia de un clima propicio a las más hondas transformaciones".

Salazar Bondy nombra a la clase media quien juega un papel central en este proceso, con el aumento de la población, producto de las inmigraciones, ésta se desarrolla considerablemente. Y como cualquier ciudadano, son personas amparadas por derechos, que deben ser respetados, como el de la educación. Y en el intento de ascender socialmente no tardaron en presionar, para una democratización del acceso y la organización de la universidad, que hasta el momento solo era reservada para las clases superiores. Quien juega otro papel sumamente importante en la sociedad es el proletariado, la clase más afectada por el dominio de la burocracia, quienes ya venían luchando desde 1896 cuando se organiza el Partido Socialista.

Para 1917 en el país crecían las huelgas y la fuerza de los sindicatos. El partido socialista aumentaba su representación e Hipólito Yrigoyen, como presidente de la nación y miembro de otro partido, el Radical, desplazaba a los sectores más conservadores del gobierno. Según cuenta el historiador radical Gabriel del Mazo, Yrigoyen les aseguró a los jóvenes que "su gobierno pertenecía al espíritu nuevo, que se identificaba con las justas aspiraciones de los estudiantes y que la Universidad debía nivelarse con el estado de conciencia alcanzado por la República".

En el plano de la Universidad, los estudiantes se daban cuenta que ésta ya no respondía a cuestiones propias de la realidad social. Que las medidas conservadoras y estructuradas ¡no iban más!, que era necesaria una actitud liberal, acorde a lo que la sociedad exigía. Desde su fundación por los jesuitas todavía se estudiaba el derecho público eclesiástico y canónico, en filosofía del derecho se enseñaba que “la voluntad divina era el origen de los actos de los hombres”, el juramento profesional se proporcionaba sobre los evangelios. Los cuerpos directivos no eran renovados, y sus integrantes eran designados por las “academias”, agrupaciones dominadas completamente por el clero.

La juventud no estaba ciega, y tampoco muda, no se iba a quedar de brazos cruzados consciente de lo que estaba ocurriendo. Al principio comenzaron a movilizarse los centros de estudiantes de Ingeniería, estableciendo nuevas condiciones de asistencia a clases, y de Medicina que denunciaba la eliminación del régimen de internado en el hospital de Clínicas. Convocaron a asambleas y decidieron ir a huelga si no se cumplían sus reclamos.

Lógicamente nadie los escuchó, y el 14 de marzo el Comité pro Reforma (grupo de dirigió el movimiento hasta que se funda la Federación Universitaria de Córdoba – F.U.C) da a conocer su primer documento, donde llama a huelga general por tiempo indefinido. El escrito denunciaba: “la Universidad Nacional de Córdoba amenaza ruina” y “el estado de cosas imperante en lo relativo a los planes de estudio, como la organización docente y disciplinaria dista en exceso de lo que debe constituir el ideal de universidad argentina”. Se encontraban indignados, impotentes ante tanta ignorancia, necesitaban ser escuchados, comprendidos y satisfechos frente a lo que exigían, que no era superficial. Hablaban de educación, base fundamental para sostener a un país, para progresar.

En sus proyectos proponían un cogobierno tripartito igualitario por parte de docentes, graduados y estudiantes, es decir que la Universidad comprendiera a “profesores de toda categoría, los diplomados inscritos y los estudiantes” y que estos cargos

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