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4.1. LA PREFERENCIA DE LOS CONSUMIDORES


Enviado por   •  27 de Enero de 2015  •  2.596 Palabras (11 Páginas)  •  732 Visitas

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4.1. LA PREFERENCIA DE LOS CONSUMIDORES

Los consumidores tienen preferencias sobre los bienes y servicios, esto es, dadas dos colecciones de bienes, también llamadas cestas de bienes (en las que, de cada tipo de bien puede haber cero, uno u otra cantidad de bienes, incluso una cantidad no eputontera), un consumidor preferirá a una sobre la otra (también puede ser indiferente entre ellas), si le dieran a escoger entre ambas. Por ejemplo, si le dieran a escoger entre una cesta de bienes y otra, que fuera igual a la anterior oferta, pero se le hubiera añadido algún bien más que le gustara al consumidor, o si hubiera más cantidad de alguno de los bienes que lleva la primera, generalmente preferiría, la segunda cesta.

Se supone entonces, que para la mayoría de los consumidores habrá unas preferencias que podrían manifestar para cualquier conjunto de cestas que se les presentara. Cada consumidor tendría sus preferencias y no tendrían por qué coincidir con las de otro, aunque pueden. Sin embargo, se espera que para la mayoría de los consumidores esas preferencias sí que tengan unas propiedades comunes. Algunas de esas propiedades serían:

• Completitud: el consumidor podría clasificar todo los tipos de cestas, es decir todos los conjuntos de indiferencia no tienen fisuras.

• Universalidad: Dado cualquier par de cestas imaginable en una economía, un consumidor siempre podría decir si prefiere una cesta a otra. Nótese que es posible también que no pueda considerar a una cesta realmente mejor que la otra, pero se espera que pueda decir que una cesta es al menos tan buena como la otra. Es decir, no se necesitará que la preferencia sea siempre estricta, sino que dadas cualquiera dos cestas, el consumidor pueda siempre decir, o bien que lo mismo le da la una que la otra, o que considera una de las dos mejor que la otra.

• Transitividad: Generalmente, si un consumidor prefiere la cesta A la cesta B, y la cesta B a la C, también debería preferir la cesta A la C.

• Monotonicidad: Si una cesta A tiene los mismos bienes que otra cesta B, y alguno más, o bien mayor cantidad de alguno de ellos, entonces A se prefiere o se considera al menos tan buena como B

• Convexidad: Se espera, aunque este supuesto es algo restrictivo, que dadas dos cestas A y B de bienes, se prefiera a ambas una cesta C que fuera una combinación convexa de ambas. Es decir, una cesta que se compusiera en un porcentaje de las cantidades de cada uno de los bienes presentes en A y en el resto del porcentaje (hasta completar el 100%) de las cantidades de los bienes de B. Este supuesto está relacionado con el principio de utilidad marginal decreciente.

4.1.1 POSIBILIDADES DE CONSUMO.

La teoría del consumo y de la demanda define como posibilidades de consumo al conjunto de las infinitas combinaciones de bienes y servicios que el individuo puede adquirir, dado su nivel de ingreso y el precio unitario de cada uno de ellos.

Luego, a partir de las curvas de indiferencia la teoría microeconómica simplifica el problema a las posibilidades de consumo de dos bienes, X y; siendo la recta de balance o restricción presupuestaria del individuo, la línea que envuelve las infinitas combinaciones de bienes X y Y que el consumidor está en posibilidad de comprar, dado un nivel de ingreso, y los precios unitarios de X y Y.

La pendiente negativa de la recta de balance indica que para un nivel de ingreso, el aumento del consumo de uno de los dos bienes implica la disminución de las cantidades consumidas del otro bien o servicio.

Ahora, la conducta del consumidor se supone tiene como objetivo, alcanzar el mayor grado de satisfacción posible, dado su ingreso y los precios del mercado. En consecuencia, cualquier combinación de bienes que decida adquirir el individuo, por definición de posibilidades de consumo, deberá pertenecer a su restricción presupuestaria.

Al combinar en el mismo plano, la recta de balance con el mapa de indiferencia (infinitas curvas de indiferencia concéntricas, donde cada una define las infinitas combinaciones de bienes X y Y, que reportan al individuo la misma utilidad o grado de satisfacción) sólo una combinación será la que determine la máxima satisfacción del individuo. Siendo ésta, la correspondiente a las cantidades de X y Y de la curva de indiferencia donde la recta de balance es tangente.

4.1.2 LIMITACIONES DE CONSUMO

Se dice también el consumo lento y rápido, según que los productos resisten una larga aplicación a las necesidades, o bien se inutilizan después de la primera o al cabo de un corto número de satisfacciones. Depende, en primer término, la rapidez del consumo, de la calidad del producto, de los materiales que en él se emplean, del esmero en la mano de obra, de todas las circunstancias, en suma, con que ha sido elaborado; e influyen también en esa duración el clima, el cuidado en el manejo de la riqueza y la moda, que viciosamente entendida, desecha los objetos cuando todavía encierran utilidad y valor y da lugar a un consumo calificado por algunos de ficticio o puramente subjetivo. —La lentitud del consumo sólo es ventajosa cuando compensa el aumento en el coste del producto que es necesario para conseguir una mayor duración.

Pero la distinción más importante del consumo es la que se divide en productivo e improductivo; es productivo el que determina la formación de un valor mayor que el destruido, aquél en que los productos se aplican como capitales, y son reemplazados por un valor más considerable; es improductivo el que se hace sin miras de reproducción, para satisfacer una necesidad personal, y el que proponiéndose un fin industrial, no obtiene el producto a que aspiraba, o consigue uno cuyo valor es igual o más pequeño que el empleado para alcanzarle. Según esto, el verdadero consumo, el que aplica los medios económicos al fin para que existan, satisfaciendo directamente nuestras necesidades, es el improductivo, porque el consumo productivo consiste en la formación y empleo de los capitales, es un acto de producción.

Los limites del consumo personal o improductivo se hallan por una parte en la satisfacción de las verdaderas necesidades, y por otra en la suma de la riqueza disponible; pero si cada cual se aplicara exclusivamente toda la riqueza que posee, no podrían vivir aquéllos que no son capaces de producir por sí mismos; y si todos los productos se consumieran improductivamente, sería imposible el progreso económico. Es necesario, pues, conciliar en el consumo las necesidades propias con las ajenas, y las actuales con las del porvenir. (V. Ahorro, Avaricia,

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