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ANTECEDENTES DERECHOS HUMANOS


Enviado por   •  2 de Junio de 2015  •  7.224 Palabras (29 Páginas)  •  296 Visitas

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I. LA VIOLACION DE LOS DERECHOS HUMANOS EN LATINO AMÉRICA.

La violación de los derechos humanos no es un fenómeno reciente en América Latina, pero los niveles alcanzados a partir de la década de los setenta, de mano de las dictaduras militares, no tienen equivalentes en su historia, si se exceptúa el proceso de conquista y colonización, durante los siglos XV y XVI.

Si bien la pobreza, el desempleo, el analfabetismo, la desnutrición, los bajos niveles de salud, la mortalidad infantil y el hambre, han estado presentes durante todo el siglo XX, estos problemas sociales alcanzaron niveles sin precedentes bajo los gobiernos dictatoriales de las últimas décadas.

Las dictaduras militares, y los grupos de poder económico que las impulsaron y las sostuvieron, llevaron adelante la transformación de las economías latinoamericanas apelando a la represión y a la violencia sobre la población. Esta represión consistió, fundamentalmente, en la detención, la desaparición el asesinato de los opositores a! gobierno, incluso de Por otra parte, se eliminó todo derecho a la la tortura se transformó en el método corriente para la obtención de información sobre la actividad de los opositores.

Por medio del terrorismo estatal se buscó generalizar el miedo entre la población. La amenaza y el uso permanente de la fuerza alcanzó a toda la sociedad: obreros, estudiantes, empresarios; jóvenes, adolescentes, ancianos, bebés y niños; deportistas, intelectuales y discapacitados. Todos se transformaron en posibles víctimas.

A pesar de las diferencias que presentaban, las dictaduras militares poseían una forma política común, caracterizada por la supresión de la mayor parte de los derechos civiles, políticos y sociales. Las Fuerzas Armadas se consideraron como la institución que representaba los valores de la nacionalidad y que tenía la misión de “curar” a la sociedad de los males que la, afectaban. Se disolvieron los partidos políticos, o se suspendió su actividad, y las Fuerzas Armadas controlaron todos los recursos de poder.

EL DISCURSO DE LOS DICTADORES: Uno de los aspectos más sorprendentes de las dictaduras militares que se desarrollaron en América Latina, lo constituye el hecho de que todas ellas se ejercieron elaborando un discurso en el cual se decía preparar las condiciones para el ejercicio de la “verdadera democracia”, aun cuando para ello se debieran anular algunas o todas las premisas de la misma. Los dictadores accedían al poder diciendo proteger la democracia, amenazada por la crisis económica y las protestas sociales. En nombre de la democracia, los gobiernos dictatoriales violaban todos sus principios, despreciaban la voluntad de las mayorías y anulaban o reemplazaban las Constituciones. En la mayoría de los casos, cuando la Constitución lo permitía, los dictadores se hacían reelegir regularmente, mediante el fraude o la represión de los opositores; en caso contrario, anulaban la Constitución o designaban a algún testaferro.

Los desaparecidos constituyen una de las más pesadas herencias dejadas por la dictadura militar, tanto en Argentina como en otros países de América Latina. A diferencia de lo ocurrido con los detenidos y encarcelados, la mayoría de los secuestrados eran encerrados en centros clandestinos de detención, de los cuales se los trasladaba para ser asesinados. A partir de su secuestro, los familiares que comenzaban a solicitar informes a las autoridades, creyéndolos prisioneros en alguna cárcel del país, encontraban que los miembros de las Fuerzas Armadas siempre negaban tener conocimiento de estas personas y de lo que les había ocurrido. El drama de los desaparecidos es aún hoy una herida abierta en las sociedades que lo padecieron y que sólo puede cerrar la justicia.

Terrorismo estatal

Se denomina de este modo a las acciones represivas llevadas a cabo por grupos de militares y civiles que conformaban las dictaduras militares de América latina, consistentes en el secuestro, la desaparición, la tortura y el asesinato de hombres, mujeres y niños, con el propósito de atemorizar y evitar cualquier tipo de disconformidad o descontento frente a las políticas económicas llevadas adelante desde el gobierno.

II. ANTECEDENTES EN EL PERÚ

Desde que se promulgó en el Perú la ley antiterrorista (Decreto Ley 25475) y la ley sobre traición a la patria (Decreto Ley 25659), en junio y agosto de 1992, respectivamente, los tribunales sin rostro peruanos han condenado y encarcelado a miles de personas por delitos relacionados con el terrorismo.(1)

Dichas leyes se aprobaron en un momento de trauma nacional, debido a la violencia terrorista cada vez mayor, especialmente en los alrededores de Lima, donde vive una tercera parte de la población. El sistema judicial había fracasado rotundamente en el intento de hacer frente al terrorismo de manera eficaz. El auto-golpe del Presidente Fujimori, del 5 de abril de 1992, mediante el cual disolvió el Congreso, purgó a los tribunales e impuso controles a la prensa, abrió paso a la introducción de fuertes medidas antiterroristas con una oposición mínima.(2)

Desde entonces se han restaurado algunas de las instituciones de la democracia peruana (pero no todas), entre ellas el Congreso. En las elecciones presidenciales del 9 de abril de 1995, el Presidente Fujimori salió reelegido con un margen amplio. La violencia terrorista, aunque no se había eliminado de ninguna manera, sí había disminuido lo suficiente para que muchos peruanos hablaran del pasado como de los "días malos" y pensaran en el porvenir con un grado de optimismo que hubiera sido impensable cinco años antes. En 1994 y 1995, las violentas violaciones de los derechos humanos, por parte de los agentes del estado, disminuyeron notablemente, en comparación con años anteriores. Hasta cierto punto esta reducción en el nivel de abusos de los derechos humanos se puede atribuir a una menor amenaza insurgente, pero también refleja, sin lugar a dudas, un cambio de táctica por parte de las autoridades, por el cual la detención prolongada y arbitraria, por orden de los tribunales sin rostro, reemplaza las antiguas desapariciones, como medio para eliminar a los enemigos políticos.

La notable reducción en el nivel de violencia política, en el Perú, ha ido a la par con un aumento en las violaciones de los derechos humanos en torno a la administración de justicia. Mientras hay cientos de peruanos encarcelados injustamente por los tribunales sin rostro, las víctimas de violaciones atroces de los derechos humanos, entre ellas la tortura, la ejecución arbitraria y la desaparición, a manos de las fuerzas del gobierno, han debido sacrificar toda esperanza de obtener justicia por

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