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Antecedentes De La Homosexualidad


Enviado por   •  14 de Octubre de 2012  •  2.184 Palabras (9 Páginas)  •  1.413 Visitas

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ANTECEDENTES

Orígenes de la homosexualidad

Edad Antigua.

Al hablar de la antigüedad hay que tener en cuenta que no se puede aplicar el concepto actual que tenemos de la homosexualidad, sino más bien de “prácticas homosexuales”, ya que lo más corriente era la bisexualidad. En épocas antiguas el matrimonio no sólo se veía como una institución basada en el amor y el apoyo emocional, sino también como una forma de obtener beneficios materiales, ora patrimonio, ora poder militar, por lo que el matrimonio era una obligación y la homosexualidad exclusiva un lujo al alcance de muy pocos.

Ya en Mesopotamia se describen relaciones sexuales entre hombre o bien con jóvenes durante el período sumerio (3000 a.C.), y la existencia de unos sacerdotes-cantores llamados assinu que significaba literalmente ‘hombre útero’, lo que se interpreta como homosexual. En Babilonia (2100-560 a.C.), la homosexualidad se consideraba algo corriente y no se condenaba, llegando a aparecer en obras como Gilgamesh, en donde el héroe mantiene una relación homoerótica con su compañero Enkidu. Había cierta conexión entre prácticas sexuales (también homosexuales) y religión. Hay constancia de que algunos sacerdotes de Ishtar eran homosexuales y que participaban bailando travestidos en determinados ritos. En algunos templos babilónicos existía prostitución masculina sagrada, similar a la ejercida en la India hasta la época moderna, aunque el resto de la prostitución masculina no estaba bien vista.

En cambio, los vecinos asirios eran totalmente intolerantes con la homosexualidad masculina. Durante el reinado de Tiglapileser I en el período medio del imperio (s. XII a.C.) se llegaba a condenar esta práctica con la castración, según lo encontrado en una tablilla con la siguiente ley: “Si un hombre sodomiza a su compañero y los jueces lo encuentran culpable, lo sodomizarán a él y lo convertirán en eunuco”. Sin embargo, el Código de Hammurabi (1770 a.C.) menciona a las salzikrum (‘hijas-varón’) que podían tomar una o varias esposas y tenían derechos de herencia y de propiedad semejantes a los hombres.

En el antiguo Egipto las referencias a la homosexualidad son escasas y bastante ambiguas, aunque se conservan algunos retazos que nos indican que la sociedad egipcia conocía el concepto de sexo entre dos hombres. Así en una mastaba situada en Saqqara datada en el 2400 a.C. y perteneciente a Nianjjnum y Jnumhotep, dos altos funcionarios reales del faraón Nyuserra de la V Dinastía, aparecieron imágenes de ambos abrazándose en situaciones muy similares a las habituales de los matrimonios heterosexuales encontradas en otras tumbas del mismo período. Aunque la referencia más explícita a la homosexualidad en Egipto se da en los mitos de Seht y Horus. La leyenda cuenta cómo Seth dominaba el Alto Egipto, mientras que su sobrino Horus dominaba el Bajo Egipto, lo que personifica la separación de ambos reinos durante el período predinástico.

Seth trató de violar a Horus en el Nilo, transformándose en hipopótamos. En la lucha, Seth le sacó un ojo a Horus, y éste cortó el pene de Seth. Al final, la intervención de Tot, dios de la sabiduría, hizo que se reconciliaran. Esta legendaria lucha sexual y posterior reconciliación es interpretada por los historiadores como la unificación de los dos reinos en el 3000 a.C. Tras la unificación la pareja de dioses se solía representar como el símbolo de la unificación, aunque con ciertas connotaciones ambiguas. Otro relato cuenta como Seth intentó “deshonrar” a Horus. Seth violó penetrando analmente a Horus y fue a llamar a los jueces para que dieran constancia del hecho. Pero Horus había recogido el semen de Seth por consejo de su madre, Isis, que lo puso en una lechuga, la comida favorita de Seth, y éste se lo comió sin darse cuenta. Cuando los jueces invocaron al semen para comprobar la fecundación, todos se sorprendieron al oírlo contestar desde el estómago de Seth, siendo éste el deshonrado y no Horus. El relato no revela la consideración que la sociedad egipcia tenía de la homosexualidad, ni aclara si la deshonra viene del hecho de ser violado por ejercer el rol pasivo o por practicar sexo con otro igual, pero deja claro que la sociedad egipcia conocía el concepto de sexo entre hombres.

La Edad de Oro: Grecia y Roma.

Los primeros documentos escritos que aparecieron detallando prácticas homosexuales en la antigüedad provienen de Grecia. En Grecia la pederastia homosexual masculina era una práctica muy arraigada. Tal práctica no sustituía al matrimonio heterosexual, sino que lo complementaba, tanto antes como durante éste. No era frecuente que los hombres adultos tuvieran relaciones entre sí, aunque había excepciones, como el caso de Alejandro Magno. Lo habitual era que un hombre (erastés) se uniera a un chico joven (erómero). Generalmente la relación comenzaba cuando el amante adulto entraba en la veintena y el chico entraba en la pubertad, manteniéndose hasta que el erastés alcanzaba la treintena y se casaba, aunque podía mantenerse indefinidamente o acabar antes. Esta relación no sólo era sexual, sino que el erastés adquiría un estatus jurídico de tutor, y era responsable de la educación y el entrenamiento militar del muchacho. La pederastia era una práctica principalmente de la clase aristocrática mediante la cual las clases altas transmitían sus valores. Por ser una práctica tan común, la mayoría de personajes históricos griegos mantuvieron relaciones homosexuales a lo largo de sus vidas.

Aunque en menor cantidad, también hay registros de lesbianismo, sobre todo recogidos en los cantos de la poetisa Safo y en los ritos de las bacantes. La mujer que practicaba la homosexualidad femenina se la conocía como “tríbada” (del griego “tribo”, frotar). También en Esparta existía una relación pederasta similar a la masculina para las mujeres. En el culto a la diosa Cibeles (en Grecia y Frigia) había hombres que se castraban y a partir de ese momento tomaban la vestimenta y el papel femenino.

En la Antigua Grecia no se concebía la orientación sexual como identificador social, cosa que sí se ha hecho en las sociedades occidentales en el último siglo. La sociedad griega no distinguía el deseo o comportamiento sexual por el sexo biológico de quienes participaran, sino por cuánto se adaptaba dicho deseo o comportamiento a las normas sociales. Estas normas se basaban en el género, la edad y el estatus social. Algunos estudios indican que existía una marcada polarización entre los roles activo y pasivo, de tal manera que se entendía como un acto “masculino” el papel del que penetraba y un acto “femenino” el del que era

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