Archivistica

La comprensión del pasado por parte del historiador implica necesariamente un constante debate entre aquellos que aceptan de forma tacita y absoluta la información emanada de los documentos, ya sean oficiales, institucionales, personales o privados, siendo generadores de investigaciones poco profundas en la interpretación y comprensión de los sucesos, vivencias y momentos sociales. Y otra serie de investigadores interesados en la construcción social y constante de conocimientos que permitan la interacción de la sociedad con la academia y viceversa.

En este ámbito el primer tipo de investigaciones concibe una formidable producción de artículos biográficos y emulativos, fechas históricas, y datos para recordar, entregándole a la sociedad una construcción academicista alejada de sus realidades y proyecciones, obviando el carácter pluralista de la academia. En segundo lugar encontramos una construcción colectiva del conocimiento del cual participan los diferentes actores sociales, permitiendo un constante debate socioeconómico, político y cultural.

Desarrollar una investigación académica histórica que permita interactuar las diferentes visiones, sentimientos y realidades de la sociedad debe pasar por una serie de tropiezos tanto académicos, culturales, políticos y de intereses personales. En el centro de la discusión encontramos los archivos, primordiales para comprender y analizar la sociedad, pero olvidados y relegados por el Estado ya sea por ignorancia o intereses particulares. En ellos podemos encontrar una base informativa política, económica y social, facilitando una evaluación del desempeño estatal e institucional en el caso público.

El fortalecimiento de los archivos por parte del estado generaría una importante fuente de información para cualquier investigador y ciudadano de común, en la cual podría analizar la labor del funcionario público que eligió, el funcionamiento de las instituciones públicas en las cuales se invierten sus impuestos y el direccionamiento general de su nación. Claro esta, la información adquirida de los archivos debe ser contrastada y sometida a un proceso critica de fuentes, puesto que los intereses políticos influyen directamente en lo escrito y registrado como oficial, por ejemplo: El 17 de noviembre del 2005, dentro del marco de la Política de Seguridad Democrática, el Gobierno creó una política de recompensas por la información que condujera a la captura o muerte de los integrantes de los grupos al margen de la ley, de esta forma desde el 1 de Enero del 2006 hasta el 1 de Julio del 2011 se presentaron 6717 bajas humanas contra la insurgencia ( Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia “FARC-EP”, Ejercito de Liberación Nacional “ELN”, Ejercito Revolucionario Guevarista “ERG”, Ejercito Popular de Liberación “EPL”, y el grupo Jaime Bateman Cayon “JBC” ), según el informe presentado por el Ministerio de Defensa Nacional en su Anuario Estadístico . De esta manera las futuras investigaciones basadas en los informes del Ministerio de Defensa girarían entorno al triunfo de la Política de Seguridad Democrática y su estrategia de recompensas por la muerte de insurgentes; pero a finales del 2008 surge a nivel nacional una denuncia sobre la desaparición de 19 jóvenes en el municipio de Soacha quienes posteriormente aparecerían en los informes militares como guerrilleros muertos en combate, practica conocida posteriormente como “Falsos Positivos”, según el Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP) durante el periodo de aplicación de la Política de Seguridad Democrática hasta enero del 2009 se registraron 501 casos de “falsos positivos” con un total de

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