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BABILONIA


Enviado por   •  9 de Octubre de 2011  •  1.141 Palabras (5 Páginas)  •  814 Visitas

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EL HOMBRE MAS RICO DE BABILONIA

CAP. I “EL HOMBRE QUE DESEABA ORO”:

En el presente ensayo se basa en el libro “El hombre mas rico de Babilonia” y nos habla de cómo una buena preparación es la clave del éxito, debido a que nuestros actos no son mejores que nuestros pensamientos. Menciona que se puede ganar dinero que se necesita a conservarlo y a hacerlo fructificar. Ante nosotros se presenta el futuro como un camino que lleva muy lejos, en ese camino encontramos ambiciones que queremos realizar, nos dice que para poder llevar a cabo nuestras ambiciones tenemos que contar con el triunfo en tema financiero

El dinero abundará para los que comprendan las simples reglas de la adquisición de bienes:

1. Comience a llenar su bolsa.

2. Controle sus gastos.

3. Haga dar frutos a su dinero.

4. Impida que sus tesoros se pierdan.

5. Haga que su propiedad sea una inversión rentable.

6. Asegúrese ingresos para el futuro.

7. Aumente su habilidad en la adquisición de bienes.

El autor desea que este libro sirva de inspiración para sus nuevos lectores, como lo ha sido para tantos otros en todo el país, a fin de que su cuenta bancaria se engrosara constantemente, de que aumenten sus éxitos económicos y de que descubran la solución a sus problemas financieros.

Babilonia llegó a ser la ciudad más rica del mundo en la antigüedad porque sus ciudadanos fueron el pueblo más rico de su tiempo. Apreciaban el valor del dinero. Aplicaron sólidas reglas básicas para obtenerlo, conservarlo y hacerle dar fruto. Consiguieron lo que todos deseamos: ingresos para el futuro.

Así era Babilonia: una mezcla de suntuosidad y simplicidad, de cegadora riqueza y de terrible pobreza sin orden alguno en el interior de las murallas de la ciudad.

Si se hubiera molestado en darse la vuelta, Bansir habría visto cómo los ruidosos carros de los ricos empujaban y hacían tambalearse tanto a los comerciantes que llevaban sandalias como a los mendigos descalzos. Incluso los ricos estaban obligados a meter los pies en los desagües para dejar paso a las largas filas de esclavos y de portadores de agua al servicio del rey. Cada esclavo llevaba una pesada piel de cabra llena de agua que vertía en los jardines colgantes. Bansir estaba demasiado absorto en su propio problema para oír o prestar atención al ajetreo confuso de la rica ciudad. Fue el sonido familiar de una lira lo que le sacó de su ensoñación. Se dio la vuelta y vio el rostro expresivo y sonriente de su mejor amigo, Kobi el músico.

-Que los dioses te bendigan con gran generosidad, mi buen amigo -dijo Kobi a modo de saludo-. Pero me parece que son tan generosos que ya no tienes ninguna necesidad de trabajar. Me alegro de que tengas esa suerte. Es más, me gustaría compartirla contigo. Te ruego que me hagas el favor de sacar dos shekeles de tu bolsa, que debe estar bien llena, puesto que no estás trabajando en tu taller, y me los prestes hasta después del festín de los nobles

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