Biografías. Adolfo Hitler (1889-1945)

Biografías.

Adolfo Hitler (1889-1945)

Jefe del movimiento nacionalista alemán y canciller del Reich (1933-1945). Nació en Braunau-am-Inn (Austria) y murió en Berlín. Hizo sus primeros estudios en las escuelas de Fischlham y Steyr, con muy pobres resultados. Convencido de su vocación de pintor, marchó en 1907 a Viena, y por dos veces fracasó en su intento de ser admitido en la Academia de Bellas Artes (1907-1908).

En 1913 marchó a Munich, el centro artístico de Alemania, y llevó una existencia apurada dedicado al dibujo de carteles comerciales. Durante este período, su carácter quedaría hondamente marcado por un sentimiento de frustración personal. Su resentimiento encontraba una válvula de escape en el odio a los judíos (influyentes en el mundo de las artes); a los seres “infrahumanos” y a los “hinchados” burgueses capitalistas.

I Guerra mundial (1914-1918). Fue admitido en el ejército alemán, sirvió en el frente occidental en la infantería con el empleo de cabo y estafeta, y fue galardonado con la Cruz de Hierro.

Surgieron muchos partidos nuevos, y Hitler fue el miembro número siete del Partido de los Trabajadores Alemanes, que más tarde recibiría el nombre de Partido de los Trabajadores Alemanes. Fue durante este periodo cuando surgió Hitler como un magnético orador callejero y de cerverías, cuyas emocionales arengas, expresadas en un alemán crudo y vociferante, tocaban a la fibra emocional de sus auditorios.

El confuso y fracasado putsch de Bürgerbräu (cervecería) de 1923 le valió el encarcelamiento en Landsberg, donde escribiría Mein Kampf (Mi lucha), cruda y vigorosa autobiografía que se convirtió en la biblia del movimiento nazi.

La depresión económica de 1929-32 vino en ayuda del nacional-socialismo y de su principal apóstol, Hitler, que prometió sustituir el individualismo, la pobreza y la apatía, por la gloria altruista de las masas nacionalistas en movimiento. Gracias a las violentas luchas callejeras, a la incansable actividad organizativa y a la oratoria hipnótica que prometía todo a todos, fue creciendo el Partido que, ya en 1932, era el más grande de Alemania. Aprovechando la confusión general que reinaba entre los demás grupos y partidos, y tras unas elecciones en las que fue el partido más votado. Una vez en el poder, como Führer, ni Hitler ni su partido perdieron el tiempo, hasta lograr transformar a la República de Weimar en un estado totalitario. La sangrienta purga del 30 de junio de 1934, eliminó del Partido a sus posibles elementos disidentes; en el mismo año murió Von Hindenburg, lo que dio ocasión a Hitler de unir en su persona los cargos de presidente y de canciller de Reich.

II Guerra Mundial (1939-1945). La política exterior de Hitler condujo inexorablemente a la II Guerra Mundial, a la que dio comienzo con el ataque alemán a Polonia y en la que asumió personalmente el mando supremo de los ejércitos alemanes. A pesar de los éxitos iniciales, Alemania fue derrotada. Durante las últimas semanas de la contienda permaneció Hitler en un refugio subterráneo en la Cancillería en Berlín, mientras las tropas soviéticas irrumpían ya en la ciudad. Se suicidó junto con Eva Braun, su antigua amante, y sus restos fueron quemados por miembros de su guardia de SS (Schutstaffel).

Nelson Mandela (1918- )

Abogado y político sudafricano, nació en el Transkei. Tras licenciarse en derecho en la Universidad del Witwatersrand, inició en 1952 el ejercicio de la abogacía, que combinó con una intensa actividad a favor de la mayoría de población negra sudafricana, prácticamente privada de derechos en aquella época por el severo régimen de discriminación racial. Ejerció su lucha política dentro del Congreso Nacional Africano (CNA), la organización más representativa de la mayoría negra. Sus actividades lo enfrentaron con el régimen de la minoría blanca, por lo que ya en 1952 recibió una condena de nueve meses de prisión; en 1956 fue acusado de alta traición, aunque resultaría absuelto. En 1962 sería detenido de nuevo y, dos años más tarde, condenado a cadena perpetua por “conspiración para derribar el gobierno mediante la revolución y promover una invasión armada de Sudáfrica”. Su liberación fue posible gracias a la nueva política de reformas iniciada poco antes por el nuevo presidente sudafricano (blanco) F.W. De Klerk. En 1993 el Parlamento noruego le galardonó con el premio Nobel de la Paz, el cual fue concedido simultáneamente al presidente De Klerk. En abril de 1994, tras largas y complejas negociaciones, se celebraron las primeras elecciones multirraciales y multipartidistas, en las que el CNA obtuvo el 62.7% de los votos. Mandela, que se convirtió en el primer presidente negro en la historia de su país, nombró a De Klerk su segundo vicepresidente, llevando a cabo una política de reconciliación nacional y concordia étnica.

Aung San Suu Kyi (1945)

Patriota birmana y activista pro derechos humanos, nació en Rangún, premio Nobel de la Paz 1991. Comienza su educación en Rangún y en 1960 los estudios universitarios en la India, prosiguiendo su formación en Oxford (donde llega a ser profesora) y Nueva York. Retorna a Birmania en 1988, comprobando la realidad de su país, uno de los más pobres del mundo, sometido a una férrea dictadura militar desde 1962. El poder está en manos del Consejo para la Restauración de la Ley y el Orden (SLORC); las fuerzas democráticas birmanas fundan la Liga Nacional por la Democracia (LND), que pasa a presidir Suu Kyi. En 1990 el Parlamento Europeo concede a Suu Kyi el premio de Derechos Humanos, obteniendo el Nobel el 14 de octubre de 1991 por “su lucha no violenta en pro de la democracia y los derechos humanos” por ser “uno de los ejemplos más extraordinarios de coraje civil en el continente asiático en las últimas décadas”.

Rafael Leónidas Trujillo (1891-1961)

Dictador de la República Dominicana, nació en San Cristóbal y murió en Santo Domingo. Ingresado en el Ejército en 1918, en 1927 ascendía al rango de general de brigada, y en 1930 encabezando un golpe militar, se convertía en presidente de la República, cargo en el que permanecería hasta 1938, pero sin abandonar ya nunca el completo control del poder hasta su muerte. Fue de nuevo presidente él mismo desde 1942 hasta 1952. Aunque emprendió numerosas mejoras, fue sin embargo absoluto su extremismo dictatorial, con la completa supresión de la oposición política, notorio nepotismo y la utilización de su policía secreta, a la que se atribuyó el asesinato en 1937 de miles de trabajadores emigrados de Haití. En 1960 fue denunciado por los obispos de la Iglesia católica

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