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Cuentos Cortos


Enviado por   •  1 de Diciembre de 2013  •  1.509 Palabras (7 Páginas)  •  420 Visitas

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Ana y Dana

Ana y Dana, volvían a casa junto a su abuela y sus padres en autobús. Mientras sus padres tenían que ir de pie, ellas consiguieron sentarse en dos de los asientos que quedaban libres. Ana, la más tranquila, se acomodó en uno y Dana, que era totalmente opuesta a su hermana, se sentó sobre las piernas de su querida abuela.

Como el tráfico era muy denso y el autobús tenía que ir muy lento, las piernas de la abuela comenzaron a cansarse del peso de su nieta. Para descansar un poco, dejo a Dana en el asiento, para ponerse de pie. Al ver esto su otra nieta, le dijo:

-Abuelita, quédate con mi sitio porque ya me he cansado de estar ahí y no quiero que te hagas daño.

Al ver este gesto, su padre se dio cuenta de que no estaban educando a sus hijas por igual, ya que mientras Ana le dejaba su asiento a su abuela, la otra hermana permanecía ajena a la situación, prestando atención a lo que pasaba en el exterior.

Cuando llegaron a casa y la cena hubo concluido, reunió a toda la familia en torno suyo y comenzó a decir:

-Familia, desde que hemos llegado a casa, he estado reflexionando sobre una cuestión. Creo que debemos intentar modificar algunos de nuestros comportamientos con las personas.

Lo que ha hecho hoy Ana con la abuela, me ha hecho pensar, en que esta familia no es capaz de prestar ayuda a las personas cuando lo necesitan. Es por eso, que a partir de hoy, todos nosotros comenzaremos a mejorar nuestros modales, así como aprenderemos a ser mucho más considerados con los demás, ya que nosotros también nos haremos mayores y necesitaremos que alguien nos trate con respeto.

Carlos y el caballo

La familia de Carlitos, era tan rica que podía pedir todo cuanto deseara, sin que importara el valor que tuviera. Tantos juguetes tenía, que le daba exactamente igual el estado en el que se encontraba, ya que si se deterioraban, tan solo debía decírselo a sus padres para que compraran otro igual o mejor.

Hasta que un día, harto de jugar con todos los juguetes del mercado, pidió a sus papas algo que nunca hubiera tenido en sus pequeñas manos. Afortunadamente para ellos, su tío Juan, consiguió encontrar el regalo perfecto: un bonito caballo blanco.

Encantado con este nuevo amigo, Carlitos jugaba con el todos los días e incluso, aprendió a montar para pasar más tiempo con él. Desgraciadamente, pronto comenzó a tratarle con el mismo desprecio y descuido que a sus juguetes, haciendo del animal, una sombra del caballo que era. Preocupado por el lamentable aspecto de su amigo, comenzó a pensar en alguna solución que le ayudara a recuperar su cara más saludable.

Una tarde, mientras paseaba por el bosque, descubrió a una niña de su misma edad, con un caballo tan bonito como el que había sido el suyo. Decidido a conocer su secreto, la siguió hasta su casa y vio como la pequeña, cuidaba del animal con tanto mimo, que le hizo avergonzarse de la actitud que tenía con el suyo. Acercándose a ella, le pregunto si podía enseñarle a cuidar a su mascota de esa manera, algo a lo que ella contesto que sí.

Pasado un tiempo, en el que Carlitos estuvo muchas veces a punto de rendirse, al no ver ningún tipo de resultado, pero al final el caballo recupero su buen aspecto y su dueño fue tan feliz, que regalo muchos de sus juguetes a su nueva amiga y se prometió a sí mismo, no volver a tratar mal a ninguno de sus juguetes.

El cumpleaños de Toño

Había una vez, un niño llamado Toño, al que sus padres prepararon una gran fiesta por su décimo cumpleaños. Al ser el más pequeño de la casa, su madre preparó una gran cantidad de cosas, para que fuera un momento inolvidable. Terminados todos los preparativos, llegó el gran día que todos estaban esperando. A la fiesta, estaban invitados todos los amigos del pequeño, del colegio y del barrio, lo cuales quedaron muy impresionados con todo lo que encontraban a su llegada.

Como todavía faltaban algunos amigos por llegar, Toño se distrajo mirando por la ventana a un niño como él y a la que parecía su madre, hablando de forma muy animada. Pasados unos minutos, Toño escuchó al niño decir entre sollozos: Mamá ¿puedo tener una fiesta de cumpleaños como la de esta casa?

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