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DE LA INDEPENDENCIA A LA REVOLUCIÓN MÉXICANA Y LOS FACTORES DEL CAMBIO SOCIAL


Enviado por   •  2 de Junio de 2013  •  2.979 Palabras (12 Páginas)  •  623 Visitas

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DE LA INDEPENDENCIA A LA REVOLUCIÓN MÉXICANA Y LOS FACTORES DEL CAMBIO SOCIAL La independencia (1810- 1821), once años que se caracterizaron por una lucha civil de carácter político y racial de gran brutalidad y que causó enormes daños materiales, sobre todo en el centro del país. Quienes iniciaron la lucha fueron apenas un puñado de criollos, cuyos planes originales consistían justamente en dar un golpe de fuerza contra los españoles y evitar una lucha prolongada y sobre todo una de carácter racial. Sin embargo, perdida la ventaja que podría haberles les dado la sorpresa, Miguel Hidalgo y su grupo llamaron en su auxilio a mestizos e indios, y la sociedad criolla -incluida la Iglesia- atemorizada, se unió a los españoles y la lucha se prolongó lo suficiente como para cortar el espectacular crecimiento económico a que dio lugar el "auge de la plata" de fines del siglo XVIII. Al final, el movimiento popular quedó totalmente derrotado y la independencia de 1821 fue un movimiento político de carácter francamente reaccionario. A la independencia le siguió la difícil época de los caudillos y los caciques (1821-1855). La falta de unidad entre las regiones y el centro, entre los grupos raciales y las clases sociales, llevó a que una vez concluía la presidencia de Guadalupe Victoria y consumidos los préstamos externos, las fuerzas centrífugas desmembraran el territorio del antiguo Virreinato de la Nueva España. Centroamérica fue la primera en tomar su propio camino y después Texas, finalmente la guerra con Estados Unidos arrancó más territorio, incluida la Alta California. Prácticamente cada región de México se volvía sobre sí misma y desde su óptica provinciana vio cómo se fue planteando una lucha de carácter nacional entre conservadores y liberales y en donde el gran perdedor sería, a fin de cuentas, la Iglesia. La figura dominante de la época es el general José Antonio López de Santa Anna, el gran caudillo que terminaría siendo eliminado del panorama nacional por un cacique suriano, Don Juan Álvarez. El periodo de la Reforma (1855-1861) fue breve pero intenso. El eje de la política nacional lo constituyó el plantea-miento de los dos proyectos nacionales antagónicos: el radical, el de la Constitución de 1857, que pretendió negar el pasado colonial y el presente caótico con base en la implantación de una modernidad a la norteamericana que girará alrededor de un liberalismo político y económico. Los conservadores no se opusieron al desarrollo y modernización de la economía, pero lo prefirieron encauzar por los caminos conocidos con una dosis de proteccionismo arancelario y un sistema monárquico que conservara a la Iglesia en un lugar central. A la Reforma le sigue el periodo de la intervención (1861-1867). En estos años Europa -en realidad Francia intentó aprovechar el empate al que había llegado la guerra civil mexicana y el vacío internacional de poder dejado al sur del Río Bravo por la gran guerra civil norteamericana, para construir en México un "estado cliente" que tuviera una forma monárquica que se basara en el partido conservador y es" tuviera presidido por un príncipe europeo de corte liberal. El triunfo de las fuerzas del norte sobre las del sur en Estados Unidos impidió que el proyecto cuajara. Con problemas en Europa y sin el colchón que le hubiera proporcionado tener en la frontera norte una república confederada con simpatías por el Imperio Mexicano, el proyecto francés se vino abajo rápidamente. Francia abandonó su aventura mexicana y poco después las fuerzas liberales acabaron militarmente con sus oponentes conservadores y con su trágico emperador. La República Restaurada (1867-1876) fue un periodo igualmente breve, aunque menos violento. Los liberales, ya sin enemigo al frente, se dedicaron a la penosa tarea de re-construir el país, dominar a las fuerzas centrífugas y dirimir por la negociación y la fuerza sus múltiples conflictos inter-nos. Una presidencia fuerte bajo el mando de Benito Juárez es lo que le dio el toque característico a la época. La muerte de Juárez antes de que hubieran podido cuajar las instituciones, volvió a desatar los conflictos internos de la élite liberal. El Porfiriato (1876-1910) surge como resultado de la falla de las nacientes instituciones políticas republicanas para resolver dentro de la legalidad el difícil problema de la transmisión del poder. Una vez en la presidencia por la vía de las armas, el general Porfirio Díaz se dio a la tarea de construir una dictadura personal basada menos en la fuerza y más en la negociación. Se trató de una dictadura que no abandonó nunca las formas liberales y democráticas pero que logró vaciarlas de su contenido vital. La dictadura de Díaz dio como resultado una prolongada estabilidad oligárquica que, Finalmente, puso freno a las fuerzas centrífugas y reinició la construcción de un mercado nacional como la base indispensable para la creación de un estado nacional viable que permitiera a México el ingreso a la modernidad económica. La modernidad política quedó, finalmente, como un tema a ser encarado en el futuro. La Revolución Mexicana (1910-1920) es el decenio más violento de la historia de México independiente. En su origen, la Revolución es también el resultado de la debilidad de las instituciones para lograr la transmisión pacífica del mando al más alto nivel, el de la presidencia. También puede ser visto como el cobro por parte de los grupos medios y populares de la cuenta social acumulada durante el proceso de modernización económica llevado a cabo por el antiguo régimen y su dictadura. La violencia social volvió a desatar las fuerzas centrífugas y por un momento el Estado Mexicano siempre desapareció; la vida política y su violencia se rigieron por el ritmo que marcaban los sucesos regionales. En realidad no hubo varias. Otra vez se escenificó la lucha entre cacique y caudillos, pero todos, o casi todos, abanderados de programas de reforma social. El régimen de la Revolución Mexicana (1920-1940) se inició con el último levantamiento militar que tuvo éxito - el del general Álvaro Obregón - y habría de concluir con la incorporación durante el periodo de Lázaro Cárdenas de las grandes organizaciones populares -obreros, campesinos, militares y burócratas- al partido oficial, partido que si no era único si era absolutamente dominante. Esta es la etapa de la nueva reconstrucción económica y del surgimiento del estado intervencionista y nacionalista, cuyo momento cumbre lo constituye el movimiento cardenista. El Estado del régimen de la Revolución termina por destacar la legitimidad liberal y se declara abierta, orgullosamente, parcial en favor de los intereses de las clases quien representa la quinta esencia de la nacionalidad mexicana: el campesinado, el proletariado urbano y la pequeña burguesía. A la democracia social se le

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