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EL ADULTERIO EN EL CRISTIANISMO EN EL IMPERIO INCAICO Y ENTRE LOS GUARANÍS


Enviado por   •  17 de Noviembre de 2012  •  3.626 Palabras (15 Páginas)  •  1.083 Visitas

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EL ADULTERIO EN EL CRISTIANISMO, EN LA CULTURA INCAICA Y EN LA CULTURA GUARANÍ

1.1 EL CRISTIANISMO Y EL ADULTERIO

La historia de la cultura judeocristiana está relatada en la Biblia, en éste gran libro, que se divide en dos grandes partes: Antiguo Testamento y Nuevo Testamento, se puede leer en varios de sus apartados, las consignas que Dios les marcó al ser humano, acerca de lo que la sociedad debía hacer en caso de presentarse una situación de adulterio entre ellos.

Para los Israelitas el adulterio era considerado como la infidelidad sexual contra su cónyuge y un pecado que desagrada Dios e impide la entrada al cielo, luego de la muerte; las leyes contra el adulterio se las puede leer en: Éxodo, capítulo 20, verso 14, en los diez mandamientos que a la letra expresa: “No cometerás adulterio” Se repite el mismo mandato en el libro de Deuteronomio en el capítulo 5, verso 18.

Levítico capítulo 20, verso 10, expresa dentro de las Penas por Actos de Inmoralidad: “Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos” .

También en el libro de Números en el Capítulo 5 versos 12 al 31 dentro de las Leyes sobre los celos, se puede observar el mandato divino acerca del adulterio que fuera cometido sin testigos y sin prueba alguna, ante ésta situación se prevé que se le dé de beber a la mujer sindicada, un vaso de agua que delante del sacerdote tendrá que tomar y si ella fuere culpable de adulterio, su vientre se hinchará y su muslo se caerá, pero si la fémina es inocente, ella será fecunda y nada malo le sucederá, literalmente lo expresa de la siguiente manera:

“Habla a los hijos de Israel y diles: Si la mujer de alguno se descarriare, y le fuere infiel, y alguno cohabitare con ella, y su marido no lo hubiese visto por haberse ella amancillado ocultamente, ni hubiere testigo contra ella, ni ella hubiere sido sorprendida en el acto; si viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, habiéndose ella amancillado; o viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, no habiéndose ella amancillado; entonces el marido traerá su mujer al sacerdote, y con ella traerá su ofrenda, la décima parte de un efa de harina de cebada; no echará sobre ella aceite, ni pondrá sobre ella incienso, porque es ofrenda de celos, ofrenda recordativa, que trae a la memoria el pecado. Y el sacerdote hará que ella se acerque y se ponga delante de Jehová. Luego tomará el sacerdote del agua santa en un vaso de barro; tomará también el sacerdote del polvo que hubiere en el suelo del tabernáculo, y lo echará en el agua. Y hará el sacerdote estar en pie a la mujer delante de Jehová, y descubrirá la cabeza de la mujer, y pondrá sobre sus manos la ofrenda recordativa, que es la ofrenda de celos; y el sacerdote tendrá en la mano las aguas amargas que acarrean maldición. Y el sacerdote la conjurará y le dirá: Si ninguno ha dormido contigo, y si no te has apartado de tu marido a inmundicia, libre seas de estas aguas amargas que traen maldición; mas si te has descarriado de tu marido y te has amancillado, y ha cohabitado contigo alguno fuera de tu marido (el sacerdote conjurará a la mujer con juramento de maldición, y dirá a la mujer): Jehová te haga maldición y execración en medio de tu pueblo, haciendo Jehová que tu muslo caiga y que tu vientre se hinche; y estas aguas que dan maldición entren en tus entrañas, y hagan hinchar tu vientre y caer tu muslo. Y la mujer dirá: Amén, amén. El sacerdote escribirá estas maldiciones en un libro, y las borrará con las aguas amargas; y dará a beber a la mujer las aguas amargas que traen maldición; y las aguas que obran maldición entrarán en ella para amargar. Después el sacerdote tomará de la mano de la mujer la ofrenda de los celos, y la mecerá delante de Jehová, y la ofrecerá delante del altar. Y tomará el sacerdote un puñado de la ofrenda en memoria de ella, y lo quemará sobre el altar, y después dará a beber las aguas a la mujer. Le dará, pues, a beber las aguas; y si fuere inmunda y hubiere sido infiel a su marido, las aguas que obran maldición entrarán en ella para amargar, y su vientre se hinchará y caerá su muslo; y la mujer será maldición en medio de su pueblo. Mas si la mujer no fuere inmunda, sino que estuviere limpia, ella será libre, y será fecunda. Esta es la ley de los celos, cuando la mujer cometiere infidelidad contra su marido, y se amancillare; o del marido sobre el cual pasare espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer; la presentará entonces delante de Jehová, y el sacerdote ejecutará en ella toda esta ley. El hombre será libre de iniquidad, y la mujer llevará su pecado”.

El adulterio femenino entre los hebreos, era penado con más severidad que el masculino, por la maternidad de ésta, que importa hacer incurrir en error acerca de la paternidad del concebido. En general todas las legislaciones del mundo, en materia familiar a éste respecto, restringen el tiempo para contraer matrimonio de la mujer viuda o divorciada, para proteger la paternidad del que pudiera estar concebido.

En el Antiguo testamento, la infidelidad sexual contra su cónyuge, estaba ejemplificada en los casos de: Judá y Tamar, su nuera, en el libro de Génesis capítulo 38 entre los versos 15 al 18, luego entre el Rey David y Betsabé la mujer de Urías, en el libro 2° de Samuel, capítulo 11 entre los versos 2 al 5, además de los reclamos de Dios al profeta Jeremías del adulterio cometido por su pueblo en el libro de éste en el capítulo 5 entre los versos 9 al 11, así como en el Capítulo 29 verso 23.

El adulterio, según los hebreos era peligroso para quien lo cometía como lo relata la Biblia en el libro de Proverbio, capítulo 2, versos 16 al 19, dónde literalmente se expresa que:

“Serás librado de la mujer extraña, De la ajena que halaga con sus palabras, La cual abandona al compañero de su juventud, Y se olvida del pacto de su Dios. Por lo cual su casa está inclinada a la muerte, Y sus veredas hacia los muertos; Todos los que a ella se lleguen, no volverán, Ni seguirán otra vez los senderos de la vida”.

Ésta infidelidad sexual, también dejaba a toda la nación mancillada, como se observa en el libro de Ezequiel capítulo 33 versos 25 y 26, cuando Dios a su pueblo a través de éste profeta dice:

“Por tanto, diles: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿Comeréis con sangre, y a vuestros ídolos alzaréis vuestros ojos, y derramaréis sangre, y poseeréis vosotros la tierra? Estuvisteis sobre vuestras espadas, hicisteis abominación, y contaminasteis cada cual a la mujer de su prójimo; ¿y habréis de poseer la tierra?”.

Ya en el Nuevo Testamento, con la llegada de el Salvador del Mundo: El Señor Jesucristo, se pone más severa ésta cuestión, porque explica que el Adulterio comienza en el corazón pecaminoso, es pecado aún en el solo pensamiento de la acción y el volver a casarse es también adulterar, de todas ellas, se rescata la frase que Jesús el Cristo dijo, en el libro de Mateo, Capítulo 5, versos 27 al 32:

“Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio”.

Como se observó, no solo para el Cristianismo el adulterio es una falta grave, sino también para el judaísmo y hasta para el Islamismo que en la actualidad rige las vidas de muchos Estados de Oriente; en las leyes ve plasmada ésta convicción, con tal fuerza, que los adúlteros son condenados a muerte por lapidación, como es el caso de: Sudán, Irán, Afganistán, Nigeria e Iraq, entre otros.

1.2 LA CULTURA INCAICA Y EL ADULTERIO

“Los Incas para gobernarse dividieron su territorio en cuatro: Chinchasuyo, Collasuyo, Antisuyo y Contisuyo, casi todas las leyes que rigieron en el imperio incaico, eran de carácter penal aunque se encontraban confundidas con la moral y religión, fueron hechas para ser cumplidas y ejecutadas fielmente pese a la represión severa de cualquier infracción delictiva, incluyendo en esta su normativa jurídico-penal, figuras delictivas que legislaron conductas como la sodomía y la ociosidad representadas en Ama Sua (no seas ladrón), Ama Kella (no seas flojo) y Ama Llulla (no seas mentiroso) posteriormente (no seas asesino, no seas libertino)”.

Entre los Incas, el adulterio constituía una actividad no permitida al común de los pobladores, pues solo el Inca, quien era considerado el hijo del Dios Sol, podía practicar ésta conducta sin recibir sanción alguna, porque no estaba bajo el dominio de normas humanas, era así considerado como hijo del Dios Sol, un deidad entre su pueblo, así se puede observar lo siguiente:

“Otro delito común fue el adulterio, práctica solo permitida a la nobleza estatal. Se cuenta que si un hombre engañaba a su esposa con una mujer de su pueblo era azotado por los miembros de la familia de la esposa. Y en el caso de que al hombre se le encontrase en una situación incómoda con la esposa del curaca o autoridad, el individuo tenía que esperar la muerte”.

La pena de muerte también se imponía a los habitantes de ésta comunidad, por diversos delitos como: la rebelión contra la organización política, el homicidio, el quebrantamiento de las normas de familia o de las administrativas, los actos sexuales prohibidos como el practicado con animales, con muertos, también el adulterio y aún en casos como la holgazanería, si se reincidía en ellos, pues existían estrictos controles, dónde se ingresaba a las viviendas a inspeccionar las actividades de cada uno de sus miembros.

Los errores eran perseguidos de oficio, por las autoridades encomendadas a tal efecto, fue abolida la venganza privada porque los habitantes del imperio estaban sometidos a la jurisdicción central dominada por el Inca, la indulgencia de la víctima, tenía poca importancia, porque lo único que se consideraba, era la comisión delictiva, se reconocían las agravantes y la atenuantes y los casos de reincidencias en determinados delitos como: el hurto, la embriaguez y las mentiras repetidas.

“Se aplicó el homicidio por adulterio pero se castigaba levemente al que mataba a su mujer si ésta fuese adúltera, se tomaron en cuenta circunstancias en el acto de la comisión delictual, el encubrimiento también era penado en los casos de responsabilidad como la violación de una esposa del Sol el culpable era descuartizado y arrastrado, igualmente sufrían quienes se levantaban contra el poder real. La ley no se aplicaba del mismo modo a un hombre común que a un orejón o a un amauta, la nobleza disfrutaba la pena de muerte por decapitación considerada ésta más honrosa que otras formas de ejecución”.

Las leyes específicas, acerca del comportamiento del imperio Inca son muy largas, así que se realizará a continuación un resumen de las mismas, conocido como: la Crónica que salió a la luz del mundo hispanohablante con el nombre de Anónimo, pero que es atribuida a Blas Valera; éste reporte expresa que existían leyes referida a las familias, los pastos, los montes, las leñas, la pesca, la caza, las minas, los médicos, la milicia, la guerra, el gobierno, las embajadas, los testigos, los testamentos, los matrimonios, las escuelas y la manera de enseñarles, pero las más relacionadas con el tema son las siguientes:

“X Que en el comer sean moderados y templados, y mucho más en el beber. XI a X. Que todo género de homicidio y muerte fuese castigado. XVI. Que el adulterio fuese castigado. XVII. Quien forzase doncella fuese castigado. XVIII. Quien tuviere relaciones con su propia hija o hermana, fuese castigado. XIX. Que los incestos con los tío y sobrinos, o con primos y primas en primer y y segundo grados fuesen castigados. XX. Que se castigue el pecado de sodomía, lo mismo con bestia. XXII. El cómplice de estupros o incestos. XXIII El que hurtase. O el proveedor por no haber tenido cuidado en proveer (a su comunidad). XXIV. Que se castigue a los ociosos y haraganes y se les haga trabajar”.

El Juez no podía constituirse en árbitro, solo debía aplicar la pena correspondiente al caso en cuestión, así se puede observar que entre las más castigadas figuras delictivas se encontraban:

Los delitos cometidos en contra de la administración, los que estaban encomendados a realizar éstas labores debían llevar informes periódicos de sus actividades, los mismos que eran a su vez vigilados estrictamente por veedores y si éstos últimos omitían alguna cuestión, se los destituía de sus cargos, en cuanto a los Curacas su desacato era castigado con la pena de muerte, aunque en las situaciones sin trascendencia solo se los azotaba con latigazos en la espalda.

También se castigaban los delitos cometidos en contra del Estado, como se mencionó, y los que se realizaban en contra de los bienes del Imperio como la destrucción de un puente o el negarse a trabajar la tierra que tenía que producir para realizar el tributo al Imperio; cabe mencionar también las faltas cometidas contra la Fe Pública, bajo éste acapice se castigaba dejándole caer una piedra sobre la espalda del que por ejemplo suplantaba título o cargo y el perjurio, también dentro de los delitos contra la Fe Pública, se castigaba con latigazos de chicotes que terminaban por arrancar las entrañas del delincuente.

Las sanciones más graves no solo eran impuestas al autor del delito a castigar, porque las acciones más reprobadas socialmente como el Regicidio, dónde el imputado daba muerte al rey, su reina o sus herederos; a éste reo se le castigaba arrastrándolo hasta su vivienda que era derrumbada y allí se le daba muerte a él y a sus descendientes o ascendientes hasta el cuarto grado de consanguinidad. Los incas respetaban la vida del ser humano, desde la concepción, porque a los que abortaban o hacían abortar se les imponía la muerte en la ahorca o apedreado.

“Si aceptásemos como existentes en el Imperio Incaico estas leyes que condenaban la ebriedad, el homicidio, el robo y la ociosidad, por un lado, y el adulterio y las relaciones sexuales forzadas y contra natura, por otro, encontramos una coincidencia con los vicios y defectos que señalan los cronistas frente al comportamiento de los indios bajo el sistema español. Lo que interesa poner de relieve aquí es el régimen incaico, mediante una legislación sumamente rigurosa, trataba de controlar estas manifestaciones de la conducta humana; es, pues, evidente que los aspectos negativos de la condición humana eran controlados, y es también evidente que destruido el sistema se debió originar desorden y desenfreno que acusan los cronistas”.

1.3 LA CULTURA GUARANÍ Y EL ADULTERIO

“Los Guaraníes, en la época de la conquista, se extendían desde el Amazonas por el norte hasta el Río de la Plata por el sur, y desde el litoral atlántico de Brasil por el este hasta los contrafuertes de los Andes bolivianos por el oeste. Ocupaban esta vastísima extensión formando distintos núcleos, con nombres diversos, separados entre sí por grandes distancias y aun por tribus extrañas y enemigas, casi siempre en guerra”.

En Bolivia, los guaraníes se extienden en la zona sureste del país, nunca pudieron ser sometidos por los colonizadores españoles, se dedican a la caza, la pesca y la recolección de frutos silvestres, pero también cultivaban maíz, mandioca o yuca alrededor del poblado que ocupaban en torno a un espacio común, alrededor del cual se establecen chozas de paja. Las mujeres se dedican a las actividades del hogar, también trabajan en alfarería de barro o greda. Los hombres también navegan en piraguas que fabricaban de los troncos de los árboles.

“Entre ellos, eran delitos duramente castigados el robo y el adulterio, porque iban en contra de sus leyes más fundamentales. Sin embargo, la libertad sexual que se permitían especialmente los caciques, no tenía nada que ver con estas leyes. Voluntariamente, los vasallos entregaban sus hijas como esposas de los caciques, aunque el matrimonio era monogámico. Tal vez esta idea fue la que se difundió entre los conquistadores que creían haber llegado al Paraíso de Mahoma. Aparte de los guaraníes, habitaban lo que sería la provincia del Paraguay, en el Chaco, los indios denominados genéricamente Guaycurús y Payagúas, grupos más pequeños y más belicosos, dadas las condiciones de vida tan duras en que vivían”.

Entre los Guaraníes, se castigaba duramente a las mujeres púberes que se iniciaban en las prácticas sexuales antes de que se realizaren en las iniciaciones hacia la pubertad, también eran penados los hombres que fabricaban instrumentos de guerra durante la preñez de su esposa, y se las sancionaba a todas aquellas mujeres púberes que osaban mirar a un hombre antes de que le hubiese crecido el cabello.

“Apoyada en investigaciones publicadas por Cadogan en 1962, Meliá afirma que el adulterio viene enseguida después de la ira en el orden de los pecados capitales para los paí-tavyterá. El supuesto adulterio de Nuestra Madre perturbó el orden social en el sentido de que provocó el alejamiento de su esposo, Nuestro Padre. Según el relato, ella se puso brava con su compañero y le provocó celos, diciéndole que no era de él el hijo que ella esperaba, sino de Aquel-que-sabe. Este improperio de Nuestra Madre recuerda la actitud de la rebelde Lilit, la primera mujer de Adán. Como se sabe, Lilit aparece en la saga judía como una mujer demoníaca y de fertilidad extraordinaria que rechazó someterse a Adán, su marido, quien la tenía y disputaba con ella el poder. Un día ella lo abandonó y subió a los aires, gracias a la magia del nombre de Dios, pero Adán la obligó a volver. Lilit entró en la memoria de la humanidad, junto con Eva, Pandora y otras, como responsables del caos”.

En el caso de las mujeres del relato quienes forman parte de los inicios de la creación, son prototipos de las medres de la creación en diferentes religiones del mundo, pero entre los guaraníes las mujeres no representan la parte pecaminosa ni demoníaca de la historia de la creación del mundo; entre los habitantes de éste pueblo, aunque las mujeres no tengan un papel más importante que los hombres en sus rituales o en sus relatos, esto no significa que en la práctica cotidiana ésta situación sea trascendente.

“Si un hombre declara su amor a una mujer y ella lo autoriza, irá a hablar con sus futuros suegros, acompañado por el jefe de la aldea o el ñanderú y llevándoles regalos, ya sea una presa cazada por él mismo o miel que recolectó en el monte. Mientras así su capacidad de proveer al sustento familiar. Si los padres, tras oír las razones del pretendiente, dan su consentimiento, el joven, llegado el tiempo que considere oportuno, acudirá ante el ñanderú a fijar la fecha en que se celebrará el matrimonio. El ñanderú lo preparará espiritualmente para la vida de casado, aclarándole que la pareja debe durar hasta la muerte, para evitar los recuerdos dolorosos, que se reservan solo para los muertos”.

Entre los guaraníes, no es una práctica habitual el adulterio ni de la esposa ni del esposo, simplemente cuando la pareja no quiere convivir más en unión matrimonia, deciden alejarse el uno del otro y cohabitar con otra persona que es de su agrado, pero esto lo realizan con mucha naturalidad y sin pleitos ni peleas.

“Durante la República, pese a que los guaraníes combatieron por la independencia de Bolivia, continuó la usurpación de sus tierras: de 1825 a 1900 se realizó con violencia y legalmente un proceso de permanente despojo. En 1892, en Kuruyuki, el último levantamiento organizado por el pueblo guaraní en defensa de su territorio, fue derrotado por el Ejército del Estado boliviano. Acto seguido, los estancieros promovidos por el Estado y protegidos por el Ejército, recibieron tierras comunales en toda la región del Chaco por haber participado en La Pacificación de la Cordillera. En muchos casos o en algunas regiones hubo en la práctica una repartición de tierras y de familias guaraníes, cuya consecuencia se vive hasta ahora en las comunidades cautivas, en el Chaco chuquisaqueño”.

Actualmente los guaraníes, recibieron mucha influencia de los colonos quienes les inculcaron ideas cristianas, que practican mezclándolas con las que ellos poseían.

Pero aún así, tienen una concepción de la vida muy diferente a la del mundo occidental, pues no tienen problemas, ni aspiraciones que el común de los matrimonios posee, sino que viven el presente como si fuera lo único que tienen, en su percepción de la vida el futuro no existe ni acumulan para el mañana, por ello sus problemas, solo consisten en la preocupación por el qué comerán o qué beberán en el día en que estén.

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