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El Culto A La Mujer En La Prehistoria


Enviado por   •  30 de Enero de 2014  •  1.180 Palabras (5 Páginas)  •  178 Visitas

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El culto a la mujer en la Prehistoria

Diosa lunar

Cuando el enigma de la Prehistoria con sus representaciones mudas cede el paso, con la invención de la escritura, a la historia con palabras, nos encontramos de repente frente a una constelación elaborada de creencias coherentes, mezcladas con fantásticos relatos sobre los orígenes del mundo.

Adivinamos que durante milenios, y bajo una organización social eminentemente matriarcal, el mundo se concibió como surgido de un gran huevo germinal empollado por una Gran Diosa en un océano turbulento y confuso; que unas reglas superiores imponían tempestades, diluvios y terremotos. Que el fuego de poderes sobrehumanos no podía ser en la Tierra otra cosa que el fruto de un robo tan sacrílego como precioso, perpetrado por los humanos contra los designios de la divinidad.

El hombre en lucha por sobrevivir en un entorno tan hostil se concibió a sí mismo en una dialéctica constante de sumisión y enfrentamiento con los seres superiores. Con los dioses.

¿Culto a la fecundidad o a la mujer?

¿Existió realmente una Diosa Madre venerada por los pueblos de la Antigüedad? ¿Qué significado tenían para estos hombres las figurillas encontradas siglos después en tumbas y fosas domésticas? ¿Responden a una organización matriarcal de la sociedad?

Algunas de las numerosas estatuillas halladas en excavaciones de asentamientos mediterráneos nos remiten al Paleolítico superior. El cometido de estas figuras sigue siendo un tema de discusión para muchos arqueólogos, pues opinan que, al desconocer el contexto en que fueron producidas, las diversas interpretaciones sobre su función no dejan de ser meras hipótesis que han dado lugar, a veces, a conjeturas muy arriesgadas.

Desde hace miles de años la figura femenina ha estado vinculada a la muerte. En Egipto, por ejemplo, los sarcófagos de piedra eran denominados "vientres maternos". Asimismo, en la cuenca mediterránea los difuntos solían ser enterrados en el seno de las montañas, pues se creía que la divinidad que habitaba en ellas les ayudaba a renacer: convertidos en estrellas (las almas se elevaban hasta la constelación Orión), los traspasados guiaban las existencias de los vivos desde el firmamento. Por otro lado, muchas de las estatuillas que nos han llegado se han encontrado en sepulcros, lo que hace suponer que su misión era despertar a los muertos para conducirlos hacia su nueva vida en la tierra de los bienaventurados. Utilizadas como ornamentos, fetiches, joyas o amuletos, estas representaciones femeninas (de divinidades o de sacerdotisas) actuaban como intermediarias entre los dioses y los muertos. Así, a su belleza se unían sus poderes mágico-religiosos, ya que la fuerza que emanaba de ellas tenía un carácter protector relacionado con las creencias en el más allá.

Diosa de la abundancia

Casi todas las figurillas encontradas están desnudas y sus características físicas son muy parecidas. Tanto sus exageradas formas nutricias y sexuales como sus cabezas carentes de rasgos hacen dudar de que estemos ante representaciones realistas de la mujer paleolítica; más bien sugieren una interpretación simbólica (las formas generosas remiten a la abundancia de bienes terrenales).

Sin embargo, el significado de su desnudez evoluciona a lo largo de los siglos. En las representaciones posteriores, los rasgos femeninos se muestran tan esquematizados que quedan reducidos a simples trazos geométricos. Estas mujeres no parecen seres de este mundo, sino apariciones celestes (algunas, incluso, adquieren la apariencia de un pájaro).

Otras funciones de estas figuras están relacionadas con el ámbito doméstico. Algunas tribus cazadoras de Asia septentrional

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