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Escribas En El Antiguo Egipto


Enviado por   •  28 de Agosto de 2013  •  9.036 Palabras (37 Páginas)  •  946 Visitas

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Escribas en el Antiguo Egipto

Estatua de un escriba egipcio. Museo del Louvre.

Los escribas del antiguo Egipto eran los encargados de inscribir, clasificar, contabilizar y copiar, utilizando varios tipos de escritura, como lahierática o demótica, que permitía escribir rápidamente, con la ayuda de un cálamo sobre papiros u ostracas.

Su atuendo era simple, era una falda hecha de lino o algodón. Los escribas pertenecían a una casta especial. En Egipto, el buen funcionamiento del Estado reposaba, esencialmente, en los escribas. Administradores, contables, literatos o escribanos públicos, estos maestros del cálculo y la escritura eran omnipresentes. Trabajaban en todos los departamentos de la administración, llegando incluso a ser escribas reales, dominando la administración central.

En principio, los escribas eran escogidos entre aquellos privilegiados que habían sido formados en el entorno de la familia real. Al final del Antiguo Imperio, el desarrollo de la administración conllevó la aparición de una casta de escribas. Los cargos se transmitían, generalmente, de padres a hijos. El célebre texto titulado “De la enseñanza de Jety” habla de un oficio noble.

Eran muchos los padres de familia que consideraban que para sus hijos, “no había trabajo más hermoso que el de escriba”. Educados en una casa de vida, que dependía de un templo, los escribas aprendices estudiaban, de los cinco años a los diecisiete años, la escritura jeroglífica e hierática, gramática y textos clásicos, además de aprender Derecho, idiomas, historia, geografía y contabilidad.

Los escribas, antes de comenzar su trabajo, rezaban una plegaria a Dyehuty (Tot), su patrón.

Los escribas [Los escribas eran indispensables para el funcionamiento del aparato estatal. En Egipto, el buen funcionamiento del Estado reposaba, esencialmente, en los escribas. Su misión consistía en transcribir las órdenes, anotar y controlar, en general, las actividades económicas. Los burócratas estaban adscritos al palacio del faraón, pero tanbien los había dependientes de los templos y del ejército.

Para la gran mayoría La forma de vida de los escriba fue situada muy por encima de los restantes grupos sociales inferiores, por su indispensable colaboración y estrecho contacto con la clase dirigente. El acceso a las escuelas de escribas estaba abierto, en teoría, a toda la población, (a finales del antiguo Egipto). Existen datos que de un principio, los escribas eran escogidos entre aquellos privilegiados que habían sido formados en el entorno de la familia real.

Para gran parte de los puestos de su centralizada administración se requería gran numero de oficiales que supieran leer y escribir; para seguir una carrera profesional era de primera necesidad obtener una educación adecuada en una de las escuelas adscritas a palacio o al templo, donde se copian libros y se recibían instrucciones. En Tebas había dos escuelas importantes, una en el Templo de Mut y otra en el Rammeseum. También destacaba la escuela de Deir El-Medina y la Casa de la Vida en el Templo de Medinet Habú. Los humildes escribas sin duda enseñarían a sus hijos o a algún hijo de un pariente como discípulos. El nivel de los ejercicios escolares sugiere que los escribas lograron discípulos aventajados y que siguieran sus vocaciones.

Las instrucciones empezaban a partir de los cuatro años hasta los diecisiete años. Al principio, el aprendiz de escriba sólo "dibujaba" textos que copiaban en tablillas de madera. Solo usaban el papiro cuando tenían experiencia, dado el alto precio del mismo. La educación que en los templos daban los sacerdotes a los pequeños eran muy complejas, ya que en la enseñanza de la escritura comprendía otras disciplinas, aparte de la habilidad precisa del dibujo a pluma, ya que se aprendía geografía, matemáticas, gramática, textos sagrados, idiomas extranjeros, dibujo, correspondencia comercial y diplomacia, etcétera, lo que capacitaba acceder a los mas dispares empleos.

Si bien, los estudiantes egipcios se las ingeniaban para aprender con la menor molestia, si este no aprendía o no hacia lo exigido, sus maestros aplicaban exhortaciones a los castigos corporales, pasando por encierros y enérgicas reprimendas… por eso quizás no era extraño que los aprendices desmoralizados por el método de enseñanza, dejaran los estudios, para dedicarse a otras profesiones que no tuvieran tanto desgaste intelectual: soldados, artesanos, agricultores, por ejemplo.

Los alumnos comenzaban aprendiendo de memoria los diferentes signos, de diversas categorías, a partir de eso avanzaban hacia las palabras del lenguaje literario, pues copiaban textos o extractos de obras clásicas (primeramente sobre lona; luego sobre tablillas y finalmente sobre papiros) lo que sin duda haya sido indispensable para que hayan perdurado asta nuestros días.

Las clases comenzaban por la mañana. Tras el desayuno se colocaban en el suelo alrededor del instructor en la conocida actitud del “escriba sentado” (sentados en el suelo con las piernas cruzadas). Los escribas, antes de comenzar su trabajo, rezaban una plegaria a Dyehuty (Tot), su patrón, creador de las lenguas y la escritura, para luego recibir los elementos básicos de la escritura, que consistían en papiros, una paleta, pinceles, tinteros, un frasco de agua y goma y un mortero.

El papiro venía en rollos que debían cortar con una navaja según la extensión del documento.

El pincel era un tallo de junco afilado a navaja o deshilachado por la punta.

En la paleta había dos orificios, uno para tinta negra (la más usada) y otro para la tinta roja (para destacar algún pasaje). Aunque utilizaban más colores, éstos eran los más característicos y los que usaban para documentos oficiales. De esta forma compartían también las enseñanzas con otros niños, hijos de funcionarios, destinados a la carrera de escribas.

Ponían el papiro sobre sus rodillas y escribían de derecha a izquierda, en vertical, y a mano alzada. No se utilizaban las minúsculas, y no se separaban las palabras, sólo al final de cada período del texto, con una señal denominada parágrafos. El título del texto iba al final para preservarlo. Cuando el escriba terminaba el texto, procedía a su corrección, ya fuera él mismo o un corrector experimentado.

No faltaron algunas muchachas que aprendieron a leer y escribir, no como modus vivendi, sino más bien para su propio placer. En tiempos del imperio medio se conoce la existencia de alguna

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