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Estudio De La Epoca De Nada Carmen Laforet


Enviado por   •  10 de Octubre de 2012  •  1.517 Palabras (7 Páginas)  •  752 Visitas

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ESTUDIO DE LA ÉPOCA

Introducción

Poco antes de iniciarse la Guerra Civil asistimos ya a un resurgimiento de la Novela realista. R.J.Sender publica Mr. Witt en el cantón en 1935. Esta tendencia se prolongará después del 39.

Durante la contienda se realiza una novela de combate, panfletaria, maniqueísta y tendenciosa, puesta al servicio de los intereses belicistas de cada bando. Son obras de urgencia y de escasa calidad literaria.

La Posguerra

Situación socioeconómica y cultural

La Guerra Civil provoca un corte muy profundo con la tradición anterior: quedan rotas o abandonadas las tendencias renovadoras y experimentales impulsadas por Baroja, Unamuno o Valle-Inclán. Ni siquiera las propuestas más próximas de Pérez de Ayala, Miró o Jarnés tienen continuadores. Parece como si la novela de posguerra entroncara con el realismo del XIX, tendencia que ya se había manifestado en los años inmediatos de pre-guerra (Sender), pero cuyos frutos habían desaparecido de la circulación por causa de la censura. Una serie de datos nos ayudan a configurar este panorama:

-Aislamiento cultural.

-Falta de maestros (muertos o en el exilio).

-Censura (incluso al 98, al 68...). Incluso "doble censura" (eclesial y política).

-Auge de las traducciones (W.S.Maugham, Pearl S. Buck...) para llenar el hueco editorial.

-Novela evasiva (Carmen de Icaza) o de Guerra: García Serrano escribe La fiel infantería (1943), exaltación de los vencedores, pero que fue censurada por motivos morales.

Los fundamentos del franquismo

Las características políticas del franquismo se identifican lógicamente con las propias ideas de su Caudillo. Este no fue nunca un hombre preocupado por la política, más bien era un pragmático que fue adaptándose a las necesidades de cada etapa que vivió su régimen. No obstante, fue fiel a una serie de principios, hasta convertirlos en fundamentos obsesivos de su gobierno: el orden y la autoridad, el catolicismo inherente a la forma de ser de España, la patria entendida como algo que le pertenecía a él y a quienes pensaban como él. No aceptaba que hubiera otra manera de entender el bien de España que la suya. Acabó creyendo, al igual que parte de sus partidarios, en una curiosa simbiosis entre España y él, con enemigos y defensores comunes. Quienes no aceptaran tales principios eran considerados enemigos, malos españoles y merecedores de ser perseguidos si osaban manifestar sus discrepancias. Consideraba la pluralidad de ideas como perniciosa, lo mismo que la democracia, los partidos políticos o las libertades civiles. En estos conceptos hallaba las causas de las profundas divisiones de la España anterior, que había llevado, según él, al país a la desintegración. Surgido el franquismo en la década de los años treinta, en la que proliferaron los regímenes

fascistas en Europa, con la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler a la cabeza, se ha querido identificar a Franco con un líder fascista. No obstante las mutuas simpatías y similitudes, así como las vinculaciones con Italia y Alemania durante la Guerra Civil y posteriormente durante la Segunda Guerra Mundial, Franco no fue estrictamente un fascista. Más bien cabe calificarlo como un dictador clásico antidemocrático y vinculado a posiciones de extrema derecha.

Las condiciones económicas y sociales de España fueron cambiando en tan largo período de tiempo. En este sentido, la España de 1975 era mucho más moderna, dinámica y abierta al exterior, con una sociedad más rica, educada e igualitaria. Frente a estas transformaciones, el régimen se caracterizó por la ausencia de cambios políticos, por la incapacidad para modernizarse al mismo tiempo que la sociedad y por la reiterada negativa a otorgar las mínimas libertades políticas y culturales. Esta evolución desigual entre la transformación económica y social, y la parálisis política, explican la aguda crisis que padeció el régimen tras la desaparición de su líder. Nacido de una guerra civil que acabó con el sistema democrático de la Segunda República, el franquismo arrastró siempre la carencia de legitimidad moral, ante la mayor parte del mundo y de muchos de sus súbditos, por la violencia de su surgimiento y de su actuación represora durante cuarenta años.

u actuación represora durante cuarenta años.

La narrativa española de los 40: el realismo tremendista

Aunque, con relación al periodo de guerra, se amplían los temas tratados, estos son aún, en palabras de Martínez Cachero,"años de convalecencia".

Si por estos años la vida cultural está cargada de notas triunfalistas, de deseos de evasión (en el teatro, principalmente) y de retornos al formalismo clásico (poesía), pronto aparecerá una literatura inquietante

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