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Fascismo Italiano


Enviado por   •  25 de Agosto de 2011  •  2.477 Palabras (10 Páginas)  •  1.777 Visitas

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Introducción.

Hemos de saber que han habido grandes factores influyentes durante la segunda guerra mundial, unos desencadenantes, otros sostenedores, y otros, culminantes; uno de esos factores tubo cabida en Italia y con esto me refiero al fascismo, al fascismo italiano. Debemos entender la gran maquinación que tiene el tema, enfocándonos en la interpretación de la información recopilada, intentando como grupo esclarecer temas poco nombrados de este mismo.

Difícil es trasladarse e intentar entender la mente de ciertas personas, como lo son Hitler, o en éste mismo caso, Mussolini, pero por más que busquemos alguna explicación para sus actitudes racistas, no hay excusa que pueda justificar tamaña denigración de las personas distintas a ellos. Queremos plasmar en este trabajo una ideología o régimen en ese entonces más influyentes, que por lo demás era uno de los regímenes denominados totalitarios, de carácter conservador. Este régimen se encontraba en total oposición a la democracia liberal y al proyecto de estado socialista, frente a los que se presenta como una tercera vía.

Antes de dar inicio esto, queremos aclarar un punto, ¿Qué pretende el orden fascista? Pues, tiene un objetivo claro, pretende ser interclasista, esto quiere decir que niega la existencia de los intereses de clase e intenta suprimir la lucha de clases con una política paternalista, de sindicato vertical y único en que trabajadores y empresarios obedezcan las directrices superiores, como en un ejército.

Fascismo Italiano.

Fascismo es, en pocas palabras, es una ideología y movimiento político que surgió en Europa en el período de entreguerras, éste no es un movimiento único y adopta características diferentes según el contexto en el que se produce, aún así, presenta varios rasgos comunes, tales como, la defensa del Estado por encima de cualquier otra institución, la tendencia a crear un régimen dictatorial en torno a la figura de un líder, la exaltación de de un nacionalismo centralista, y la defensa del militarismo e imperialismo como manifestaciones de la fuerza de la nación. El Fascismo experimentó un desarrollo importante en la Europa de entreguerras; el fracaso de los regímenes democráticos parlamentarios en el control de los movimientos obreros revolucionarios, unidos al temor de que el modelo soviético se extendiera a otros países, fue una de las razones esgrimidas por la burguesía, su principal defensora, para acoger las ideologías fascistas.

Cabe mencionar que la mujer y los jóvenes tuvieron un importante protagonismo en los regímenes fascistas, los cuales veían en ellos a los defensores de la pureza de la raza y de los nuevos valores morales de la civilización.

Italia había sufrido innumerables pérdidas humanas, materiales y morales en la guerra. La recuperación les resultó muy compleja, debido a, sin dudas, las secuelas de paro, huelgas y ocupaciones de fabricas por los obreros y de las grandes propiedades agrarias por los campesinos, radicalización de los partidos y sindicatos de izquierda. Bajo éste contexto, la aceptación de los fascios de Mussolini fue inminente por parte de la burguesía, la que en ese entonces se encontraba radicalizada hacia la derecha por la situación que pasaba el país. En 1920 se crearon los sindicatos fascistas, compuestos principalmente por obreros en paro. Los Fascistas participaron en las elecciones de 1921 integrados en el bloque nacional del liberal Giolitti, consiguiendo en esa oportunidad treinta diputados. El 24 de octubre organizaron una marcha sobre Roma y días más tarde el rey Víctor Manuel II nombró a Mussolini primer ministro (ver anexo 1). Mussolini creó en Italia una dictadura totalitaria en la que él acumulaba todos los poderes; cumplía el rol de jefe de gobierno, único representante del poder ejecutivo, disponía plenamente del poder legislativo, suprimió las libertades municipales, sustituyó a los alcaldes por hombres de confianza. En el año 1926 se erradicó todo partido y organización contraria al régimen, imponiéndose como régimen único el fascista, liderado por el Consejo Fascista.

Quién más fuertemente sintió el remesón de la persecución fascista fue el partido comunista; siendo así, en 1928 el líder comunista Antonio Gamsci fue condenado a veinte años de prisión. A pesar de todos los delitos que el régimen fascista ha cometido, mantiene un lazo muy estrecho con la iglesia católica, firmando diversos acuerdos, como el de Letrán, en 1929. Hemos de tener claro que el régimen fascista se basó en el culto al estado italiano, considerado por muchos la continuación del imperio romano y llamado a dominar el mundo. Estos se plantaban como objetivo inamovible el mantenimiento de la pureza de la raza, prohibiendo la entrada de inmigrantes, una política natalista, encuadramiento de jóvenes en organizaciones paramilitares, velando por una educación totalitaria, favoreciendo la entrada de los maestros en los camisas negras.

Si a la política económica nos referimos, esta se basó en la autarquía y en el proteccionismo estatal, política muy poco beneficiosa en un país, en ese entonces, tan pobre como Italia. Las medidas deflacionistas originaron un descenso de las exportaciones, lo que provocó un aumento del paro, que ya era importante. Para paliarlo se emprendió una política de grandes obras públicas y una industrialización acelerada. La crisis de 1929 tuvo efectos negativos en Italia, efectos tales como descenso en los salarios y paro de casi la mitad de la población activa, entre muchos otros. La economía Italiana comenzó a recuperarse a partir de 1934, con la fabricación de armamento.

Por otro lado, ¿La política exterior?; esta se basó en el expansionismo imperialista, que se manifestó en la violenta colonización de Libia, y en la conquista de Etiopía. La Italia fascista intervino también en la guerra civil española, enviando tropas voluntarias en ayuda a las tropas sublevadas del General Franco. Estas intervenciones exteriores italianas formaron parte del clima militarista previo a la Segunda Guerra Mundial, en la que Italia entró en junio de 1940 aliada con Alemania. Las derrotas italianas en la guerra aumentaron la impopularidad del régimen y llevaron a solicitar la dimisión de Mussolini el año 1943, por parte de los dirigentes del partido. El rey Víctor Manuel ordenó su detención e Italia se alineó con los aliados. Tras ser liberado por paracaidistas alemanes, Mussolini intentó reconstruir un gobierno fascista en una Republica social italiana, a espaldas del rey que le había negado su apoyo y con la ayuda de Hitler. La derrota definitiva de Alemania en 1945 terminó también con el fascismo italiano.

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