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Historia De La Educacion En Mexico


Enviado por   •  9 de Agosto de 2011  •  1.267 Palabras (6 Páginas)  •  866 Visitas

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MOVIMIENTO EDUCATIVO DE LA REVOLUCIÓN.

EL MAESTRO DE PRIMARIA EN LA REVOLUCIÓN MEXICANA

Entre los intelectuales que contribuyeron a los diversos y frecuentemente dispersados movimientos revolucionarios de México de 1910 a 1917, sobresalieron definitivamente algunos licenciados y maestros de primaria. Los tenaces e íntegros ideólogos, escritores y polemistas, como el anarquista Ricardo Flores Magón, no surgieron al momento de la Revolución Mexicana en la misma escala en que se manifestaron en otras revoluciones tales como la norteamericana, francesa o rusa.

Tal vez los más conocidos ejemplos de estos tipos sean el licenciado Luis Cabrera, primer consejero político e ideólogo de Venustiano Carranza, distinguido parlamentarista y en una ocasión ministro de hacienda de México, y el profesor Otilio Montaño, maestro rural que escribió las principales partes del plan de Ayala de Emiliano Zapata, solo para ser más tarde ejecutado como traidor manifiesto a la causa zapatista (18 de mayo de 1917). Más éxito y ascendiente tuvieron, por supuesto, el mismo licenciado Carranza y el maestro Plutarco Elías Calles (presidente y padrino de presidentes de 1924 a 1934). Menos conocidos fueron numerosos maestros que ayudaron a organizar la Casa del Obrero Mundial de los trabajadores industriales entre 1911 y 1916.

Bulnes explicó que las tendencias revolucionarias de los maestros de primaria en México provenían de su resentimiento por los bajos salarios y su inferior categoría social. La cultura porfiriana rehusó dar al maestro entrenado en la escuela normal, la misma categoría social otorgada al licenciado, al ingeniero, clérico, o comerciante de buena reputación. Fue común y corriente expresar del graduado de la escuela Normal que: este pobre hombre debe ser excesivamente estúpido por haber quemado el aceite de su lámpara estudiando tantos años para obtener un salario un poco más o aun menor, que aquel que percibe un conductor de tranvía. Los maestros normalistas resintieron esto y se declararon enemigos de la sociedad; esto es, reformistas solamente ser remediado por el socialismo o el anarquismo.

La parte socio-económica de los maestros actuales en México es con frecuencia un poco mejor que bajo el régimen de Díaz, especialmente en el campo, aunque, con escasa excepciones, los maestros de hoy muestran menos impulsos revolucionarios en contra de Díaz. Es posible que no solo la extrema pobreza, el resentimiento y la mala voluntad durante el porfiriato, fueran la causa para que gran cantidad de maestros de primaria se rebelaran y después consiguieran por lo menos prominencia local.

La única y mayor ventaja que el maestro tiene sobre otros elementos intelectuales en cualquier otra situación revolucionaria, es la combinación de respeto y confianza, que hacia ellos manifiestan los grupos disgustados, incluso los militares, pero, sobre todo, la impetuosa multitud. Así por ejemplo, el licenciado, el doctor y el clérigo son a menudo respetados por el campesino, por el trabajador, o por el pequeño burgués tendero, pero muy pocas veces gozan de su plena confianza; mientras que el maestro, careciendo de la distancia social otorgada por el ato rango que separa otras clases medias profesionales del trabajador, con frecuencia despiértale respeto y la confianza de sus compañeros menos letrados.

Desde 189 hasta principios de 1900, el profesor Baca Calderón estuvo enseñando en Nayarit, en las escasas escuelas primarias, faltas de recursos monetarios y de personal, ganando un salario irrisorio. Aproximadamente en 1903-1904, sirvió en el segundo ejercito de reserva en Nayarit. Al igual que Práxedis Guerrero, esperaba que esta nueva unidad del ejército de reserva, fundada por el general Bernardo Reyes, podría algún día volverse un punto fuerte en contra del ejército regular de Porfirio Díaz y contra el establecido monopolio intelectual de los científicos en dicha dictadura. Sin haber encontrado inspiración en el mundo de Reyes, Baca Calderón abandonó el ejército y otra vez postergó su carrera de maestro.

En enero de 1906 se unió

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