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Huesos De Lagartija


Enviado por   •  22 de Septiembre de 2013  •  4.922 Palabras (20 Páginas)  •  926 Visitas

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Capítulo I - En el que cuento por qué decidí escribir esta historia.

En este capítulo Cuetzpalómitl, narrador de esta historia quien a lo largo de ella se dirige a sus queridos hijos y nietos; cuenta como fue la conquista de México y la derrota de los mexicas, su pueblo.

Antes de la llegada de esos hombres extraños, los mexicas gobernaban sobre toda la tierra, mandaban sobre las naciones eran los guerreros más valientes y todos los pueblos les temían y los obedecían, recibían riquezas y tributos de la regiones más lejanas, comían: maíz, chile, frijol, calabaza y jitomate; era una gran ciudad.

Con la llegada de los españoles surgieron el miedo, la destrucción, la derrota, y los guerrero más temidos y fuertes, no los pudieron vencer.

Cuetzpalómitl en 1573, sentado en el centro del patio, a la sombre de un ahuehuete, cerca de donde toman el sol las lagartijas y a petición de su nieto Domingo, inicia la narración de cuando él era niño y le llamaban Huesos de lagartija. Recuerda la boda de su hermano Cuahuitlícac –árbol erguido- quien fue el orgullo de la familia pues era un guerrero valiente al que el emperador Moctezuma le había regalado el máxtlatl1 rojo, como premio por haber capturado a dos de sus enemigos.

Cuenta que de niño preguntó a su abuelo que será de él y en que signo había nacido, a lo que su abuelo contestó que no había nacido con signo de guerra, sino el día de la lagartija, esto quería decir que no importaba las caídas que tuviera, pues como un lagartija tenía que levantarse, también nunca le faltaría alimento, pues siempre el pequeño animal lo encontraba. Cuetzpalómitl con el tiempo demostró que las lagartijas podían ser combatientes y no cobardes.

En esa época los ancianos preocupados por algunos sucesos extraños, como el incendio del templo del Dios Huitzilopochtli, cometas que cruzaron el cielo, el día que hirvió el agua del lago anunciaron grandes calamidades.

Capítulo II: Cómo era nuestra vida antes de los españoles y cómo supimos que habían llegado a nuestra tierra.

Cuetzpalómitl cuenta que vivía en el calmécac2 , los sacerdotes quienes eran pequeños de edad, los vigilaban y educaban. El deber de los jóvenes era barrer los templos, de noche recoger leña, velar y ayunar, así como realizar ofrendas de sangre.

En la fiesta del señor Xipe, los sacerdotes mataban y sacaban el corazón de enemigos capturados, con el fin de alimentar a los dioses, el cuerpo era destinado para alimento del hombre, estos sacrificios se llevaban a cabo en el templo de Huitzilopochtli.

Poco después de la fiesta, empezaba a llover, nacían hierbas y flores, esto significaba que Xipe había cambiado de piel, pues la tierra tenía otro aspecto. Cada 20 días, hacían una fiesta diferente para cada uno de sus dioses, pues cada dios tenía su propia fuerza y a todos los necesitaban para que no desapareciera su mundo.

Fue entonces que se enteraron que por el amar habían llegado unos hombres extraños. Moctezuma envió a varios embajadores a hablar con ellos, para saber quiénes eran que querían. Las noticias traídas no fueron buenas, eran hombres blancos que parecían dioses, venían en barcos grandes como casas, traían animales que no conocían (caballos) y con ellos venía una mujer indígena

El propósito era que someter al pueblo mexica al rey español, que pagaran tributo y que los obedecieran. Los mexicas supusieron que era su rey Quetzalcóatl, el que había llegado, pero pronto se dieron cuenta que estaban en un error, pues lo único que les interesaba en el oro, sus riquezas y sus tierras.

Todos supusieron que su rey Moctezuma sabría qué hacer, para brindarles protección junto con su Dios Huitzilopochtli.

Se enteraron que los españoles se habían hecho amigos de los totonacas, pobladores de la costa y que vendrían a México para hablar con el rey Moctezuma.

Capítulo III: Cómo no s preparamos para la llegada de los españoles y por qué algunos querían recibirlos de paz y otros querían hacerles la guerra.

Se celebró otra fiesta, esta vez el motivo fue que el año había sido bueno, repartieron comida, la cual también era ofrecida a sus dioses.

Se enteraron que los españoles habían llegado a Tlaxcala, lo peores enemigos de los mexicas, pensaron erróneamente que los tlaxcaltecas, grandes guerreros, derrotarían a los extraños y los aniquilarían.

En efecto, se enfrentaron a los españoles juntos con los otomíes, sus vasallos, pero después de varios días no pudieron matar a alguno de los invasores, eso hizo pensar que eran dioses, por lo anterior terminaron rindiéndose, entregándose y les ofrecieron su ayuda en todo lo que quisieran.

Seguían las malas noticias, los tlaxcaltecas y lo españoles atacaron la ciudad de Cholula, donde mataron a muchos pobladores.

De momento pensaron que pudo ser Quetzalcóatl, pero Cuahuitlícac dijo que toda la culpa era de los tlaxcaltecas, ellos fueron los que guiaron hacia Cholula y aconsejaron a los hombres desconocidos. Ahora eran guías y amigos de los españoles.

Cuahuitlícac dijo que habría guerra, que los mexicas probarían de nuevo su valentía como guerreros, nadie los vencería y tendrían la protección de Huitzilopochtli. También se dirigió a Cuetzpalómitl, pues tenía que ser fuerte para llevar armas y valiente para atacar al enemigo.

El gran sacerdote hablo a los jóvenes en el calmécac asegurando que en esta guerra todo era nuevo, el enemigo era más temible que cualquier otro. Y con la guerra no habría alguien que alimentara a los dioses, ni que mantuviera encendidos los braseros y mucho menos que diera su sangre, entonces lo anterior provocaría que se perdería la lluvia, la tierra se secaría, habría hambre, puesto que se rompería el pacto con los dioses.

Fue entonces que propuso evitar la guerra sometiéndose a los recién llegados, recibiéndolos en paz y dándole lo que pidieran, pero su decisión era dudosa pues perderían el respeto y el temor que los pueblos vecinos les tenían por haberlos vencido.

Deciden combatir pero llevan consigo el sentimiento de temor por sus seres queridos, por su ciudad, su dios, etc.

Capítulo IV: Cómo entraron los españoles a nuestra ciudad y cómo vinieron con ellos nuestros enemigos los tlaxcaltecas.

Esa mañana los pregoneros gritaron por toda la ciudad que ya venían los extranjeros. Entonces todos lo jóvenes del calmécac salieron a la calle

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