IGLESIA, ECONOMIA Y ESTADO EN LA HISTORIA

IGLESIA, ECONOMIA Y ESTADO EN LA HISTORIA

DE AMERICA LATINA.

La iglesia en la economía

Desde sus inicios en el siglo XVI hasta el XVIII tardío, cuando la corona borbónica empezó a restringir los recursos eclesiásticos, estas agencias respaldadas por el estado, habían construido una vasta organización económica.

El estudio de David Brading para el obispado de Michoacán en los años de 1780, muestra que en un solo año, el de 1787, el diezmo produjo unos 334 000 pesos; los réditos de capellanías, 147 000 pesos, y las limosnas y cuotas clericales aproximadamente el valor del diezmo. Brading termina diciendo que “de la producción agrícola de toda la región se le exigían impuestos para mantener la celebración litúrgica diría… se gastaban unos 3250 pesos solo en velas”.

Otras investigaciones demuestran que la iglesia también era dueña de propiedad urbana. Dolores Morales indica que 47% del total de propiedades en la ciudad de México, al final de la colonia, pertenecían a la iglesia.

Si sumamos diezmos, legados, cuotas, réditos, rentas de tierras y casas, ingresos de cofradías, las cantidades incalculables de ración y servicio, es obvio que la iglesia ejercía una formidable fuerza económica en la sociedad colonial latinoamericana. Los jesuitas, financiaron con sus ingresos imponentes prestigiosos colegios por toda América con las doctrinas desde la Pimería Alta hasta Arauco.

La iglesia invertía casi todo su capital en las indias; aparte de los gastos que efectuaba en los ramos de salud, educación y beneficencia, era dueña de minas, obrajes, viñas y hacienda de azucareras. Sobre todo, promovía un programa excepcional de construcción.

La iglesia funcionaba como un moderno ministerio de defensa o de guerra. Con la ayuda del Estado, la iglesia en aquel entonces, generaba enormes presupuestos. Sus inversiones crearon una fuerte demanda de materiales y de trabajadores.

Ya para el siglo XVIII, la iglesia había logrado la prodigiosa obra de evangelización no solo en los centros de Mesoamérica y los Andes. Fue el caso tanto de seculares como de religiosos. Los dueños de propiedades, los mineros y comerciantes, se esforzaron en apoyar a la iglesia a cambio de préstamos, sermones desde el pulpito en caso de tumulto o alboroto, y educación para sus hijas e hijos. Esta alianza entre terratenientes y el clero se hizo más estrecha como reacción a la expulsión de la compañía a raíz de la desafortunada política de la consolidación de los vales reales.

Con la independencia y el fin del control colonial, los dueños de propiedades llegaron al poder en las flamantes republicas e inmediatamente aparecieron tentaciones difíciles de resistir. Al mismo tiempo traspasaron a manos del sector privado o a veces beneficencia, las propiedades de las diversas órdenes. El estado español, entonces, se obligo a pagar los réditos a la iglesia, pero a una tasa inferior a la original. En un solo golpe, la consolidación logro amenazar a dos importantes elementos en la sociedad colonial e impulsarlos hacia una alianza más estrecha.

POBLACION: TENDENCIA GENERAL

Y CONFIGURACION URBANA, 1650-1810

Uno de los casos que nos permite observar la dinámica regular y constante en el crecimiento de la población novohispana, es la estimación basada únicamente en la serie de bautizos, por los que no se puede conocer de manera cierta la población

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