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Ideas Revolucionarias De Simon Rodriguez


Enviado por   •  18 de Noviembre de 2011  •  2.060 Palabras (9 Páginas)  •  914 Visitas

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IDEAS Y PENSAMIENTOS DE SIMÓN RODRÍGUEZ

Rodríguez quería que la educación, en Venezuela y América, se impartiera con calidad, en torno al desarrollo personal de los individuos, su capacidad de comprender y analizar la sociedad en la que viven, su desarrollo humano y personal en el contexto del desarrollo social y comunitario inspirado en principios y valores como la igualdad, la equidad, libertad, emancipación social y humana. Una educación que permita a cada uno desarrollar a plenitud sus talentos y construirse como persona y ciudadano solidario y productivo. Que le enseñe a ser, a convivir, a aprender y a trabajar. En fin, una educación que le enseñe a cada individuo crecer y desarrollarse como persona y a preocuparse por su entorno social, que le enseñe los valores y principios de su sociedad. Formar individuos que enfrenten al mundo valiéndose de sus destrezas y habilidades. Formar personas pensantes que no se valgan solo de la memoria y por ultimo que se les enseñe a trabajar y a valorar su trabajo. Y con estas bases se contrita una genuina Educación de Calidad.

Bases para una Educación de Calidad.

1.- Educación para formar personas y auténticos ciudadanos.

2.- Educación que enseñe a aprender

3.- Educación que enseñe a trabajar y a valorar el trabajo y al trabajador.

1.- Esta primera dimensión está orientada a formar y educar para formar persona y auténticos ciudadanos, con una educación en los valores de la convivencia,

Rodríguez estaba convencido de que era urgente emprender un proyecto educativo diferente que, pues bajo retórica e principios y proclamas, seguía intacta la vieja estructura de servidumbre. La independencia no había desmantelado el viejo orden colonial, para ser eficaz este proyecto educativo tenía que ser propio, original, hecho en la propia entraña americana.

El fin primordial de la educación es formar ciudadanos y es por eso que todos deben tener acceso a ella, ya que, como decía Rodríguez "sin educación popular no habrá verdadera sociedad…". Esta educación debe estar vinculada a la solidaridad que se expresa en las múltiples y pequeñas dimensiones del vivir y convivir diario.

Para tener personas y auténticos ciudadanos, debemos superar la pobreza y profundizar la democracia, y esto requiere de un proceso simultáneo.

La democracia se puede construir dependiendo de nuestra actitud, de nuestra voluntad, de nuestra voluntad de cooperación, de nuestro respeto, de nuestra responsabilidad, de nuestra solidaridad. Podemos hacer una escuela y una universidad diferente, de docentes, de administrativos, de representantes y comunidad que tengan en su horizonte los intereses de la mayoría y la construcción y vivencia de la genuina democracia.

2.- La segunda dimensión de una educación de calidad es ENSEÑAR A APRENDER.

Educar no es transmitir paquetes de información para que los alumnos memoricen, sino provocar las ganas e aprender, hacer que los alumnos sientan interés de aprender y que sean capaces de comprender analizar la información que necesitan. De nada sirve llenarlos de informaciones inútiles que no vayan a se capaces de comprender y que solo les sirva para memorizar, ya que no queremos convertirlos en máquinas memorizadotas de conceptos, términos y palabras que con frecuencia ni siquiera entienden, sino convertirlos en seres que tengan la capacidad y la habilidad de buscar, comprender y analizar la información y la puedan devolver en forma personal y coherente. Esto supone desarrollo de las destrezas básicas: lectura, escritura, expresión oral, escucha, informática, observación, estimación, cálculo, pensamiento, ubicación en el espacio y en el tiempo, es decir destrezas lingüísticas, matemáticas, tecnológicas y científicas, tales destrezas los ayudaran a aprender dentro y fuera del sistema educativo.

3.- La EDUCACIÓN QUE ENSEÑE TRABAJAR Y A VALORAR EL TRABAJO Y AL TRABAJADOR, era la tercera dimensión que con mayor esfuerzo quería impulsar Rodríguez y quizás la que le trajo más problemas y dificultades, por parte de la sociedad, ya que no estaban dispuestos a enviar a sus hijos a escuelas donde se le ponía a trabajar, de ahí gran parte de los fracasos de Rodríguez, que nunca renunció a su propuesta educativa, de unir la instrucción académica con el aprendizaje de oficios mecánicos y agrícolas, es decir la creación de escuelas-talleres. Toda su vida fue promotor de unir la escuela y el trabajo. Por ello cuando regresa a América en 1823, establece una escuela en Bogotá (Colombia) donde los estudiantes además de formarse intelectualmente y aprender a vivir en sociedad, debían aprender un oficio mecánico, pero la aristocracia de la capital neogranadina no estaba preparada para aceptar las ideas sobre la educación que busca introducir al trabajo. Escandaloso le debió resultar el nombre de "Casa de Industria Pública", en vez de escuela o colegio. Así el proyecto fracasa, como también el que emprendió en Chiquisaca años más tarde.

Rodríguez insistió con renovada pasión en la necesidad de una educación práctica, útil, que remedie necesidades concretas, en conclusión una educación de calidad.

Algunas sentencias del ideario de Simón Rodríguez.

«El hombre no es ignorante porque es pobre, sino lo contrario»

«Instruir no es educar; ni la instrucción puede ser un equivalente de la educación, aunque instruyendo se eduque»

«No hay interés donde no se entrevé el fin de la acción. Lo que no se hace sentir no se entiende, y lo que no se entiende no interesa. Llamar, captar y fijar la atención, son las tres partes del arte de enseñar. Y no todos los maestros sobresalen en las tres»

«El título de maestro no debe darse sino al que sabe enseñar, esto es al que enseña a aprender; no al que manda aprender o indica lo que se ha de aprender, ni al que aconseja que se aprenda. El maestro que sabe dar las primeras instrucciones, sigue enseñado virtualmente todo lo que se aprende después, porque enseñó a aprender»

«No hay oveja que busque al pastor, ni muchacho que busque a maestro»

«Enseñen los niños a ser preguntones, para que, pidiendo el por qué de lo que se les mande hacer; se acostumbren a obedecer a la razón, no a la autoridad como los limitados, no a la costumbre como los estúpidos»

«La ignorancia es la causa de todos los males que el hombre se hace y hace a otros; y esto es inevitable, porque la moniciencia no cabe en un hombre:

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