Juicio De Amparo En México Siglo XIX

Reporte de Lectura

Rhi Sausi, María José. “Derecho y garantías: El Juicio de amparo y la modernización judicial liberal” en Erika Pani (coord.), Nación, Constitución y Reforma, 1821-1908, México, CIDE/Conaculta/INEHRM/FCE/ Fundación de la Ciudad de México, 2010, pp. 120-162.

Sin duda, uno de los recursos legales más importantes, que hasta el día de hoy continúan utilizándose en la cultura legal mexicana, es el recurso del amparo inaugurado por el liberalismo mexicano como una novedad legal que, a partir de 1859, tuvo por tarea proteger a los individuos, miembros de la República Mexicana contra posibles violaciones a los derechos fundamentales consagrados en la constitución de 1857, mismos que representaban los principios más caros a esta doctrina política y económica.

Así, el Juicio de Amparo se instituyó como una propuesta de solución a las insolvencias que el sistema político y legal de la época tenía a la hora de enfrentarse de frente con la realidad social y política del país. En este sentido, la novedad del juicio de amparo residió en proporcionar un recurso, dentro del marco normativo, a las personas que consideraran necesario recurrir a una protección sobre las prácticas cotidianas de la ley, protegiendo las garantías individuales contra la “incompetencia de los que hacen cumplir la ley”

Bajo estas premisas cabe entonces preguntarse si en verdad este recurso nuevo para la vida republicana del México de las últimas décadas decimonónicas fue en verdad tan bondadoso como se planteaba, y por ende cuales fueron sus características y sus formas de aplicación. El texto de María José Rhi Saussi pretende explorar esta problemática.

En la línea propuesta para explorar la temática, la autora, contra la historiografía tradicional que defiende una restricción y un elitismo pronunciado en la aplicación del juicio de amparo, lanza una tesis que sirve, en un primer momento para desmitificar esta teoría:

Sin pretender afirmar que el amparo fue usado por todos los sectores sociales sin traba alguna, ni que sirvió como escudo protector, lo mismo para pobres que para ricos, el argumento es que este juicio tuvo […] un efecto generalizador en el sistema de impartición de justicia.

Para sostener esta aseveración, Rhi Sausi recurre a ejemplos que dan cuenta de que los juicios de amparo se caracterizaron, desde sus primeros años, por ser recursos de fácil acceso a una buena parte de la población, de entre la cual participaron una buena cantidad de actores sociales diferentes, y de los más diversos grupos sociales. Sin embargo, este recurso no podía permitirse ser un vehículo de contravención de las leyes, ni debía convertirse en un peligro de anulación para las sentencias tomadas en todos los órdenes de impartición de justicia; así, el juicio de amparo, pese a su amplio espectro de aplicación estuvo acotado solamente al ámbito de los derechos del hombre, que se presentara en calidad de individuo, y quién además debía presentarse con pruebas suficientes so pena de ser multado si su caso no procedía. En este sentido, una vez más Rhi Sausi menciona que:

Así quedaba claro que el límite en los alcances del juicio de amparo lo daría la constitución misma, en la cual se definían no sólo las garantías que serían salvaguardadas por el amparo, sino el sujeto que podía valerse del recurso: “El individuo”

Si conjuntamos las características antes mencionadas, es decir, la amplitud de actores que hicieron uso de este juicio y la pretendida circunscripción a ámbitos específicos de la vida constitucional mexicana, pronto nos daremos cuenta de que la posibilidad de que entraran en contradicción, entre ellos y contra la realidad social, era muy alta, y así sucedió.

Una primera connotación de estos conflictos fue de carácter político, pues, una de las características de este procedimiento judicial

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