La Aldea Global

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Democracia y mercados en el nuevo orden mundial

Al inicio de este libro el autor hace mención a una frase que realmente abre a la reflexión que como sujetos involucrados en una sociedad que se transforma día a día; se debe apropiar. Exactamente nos encontramos en un mundo extraño y misterioso como apunto Cristóbal Colón en su bitácora del viaje hacia las Indias, y este mismo sentimiento se encuentra en la relación actual del sujeto común que vive en una realidad exótica de la sociedad global.

¿Porque se hace mención a este párrafo que el autor menciona como preámbulo?, porque existe desconfianza, temor y una ilusión de un futuro lleno de satisfacciones que ayuden a lograr una felicidad individual, ante un nuevo mundo que presenta extraordinarias oportunidades que consolidaran la victoria de la democracia y de los mercados abiertos.

En el siglo XXI, una de las tareas políticas, es la creación de un movimiento mundial que mediante un proyecto histórico, restablezca la lucha contra la ley del valor capitalista, pero esto debe ser con un enfoque que tenga una representación humanista y que vaya hacia lo social.

En la verdad duradera y sobre este tema surge la pregunta ¿se ha dejado atrás el mundo bipolar de la Guerra Fría y se acerca al mundo multipolar de las esperanzas, en el que valores políticos como la democracia pueden encontrar el cauce histórico de la cultura a la que pertenecen los ciudadanos? Porque de esta pregunta; por qué las esperanzas están en la defensa de la libertad y de la justicia contra el fascismo y el comunismo. En esta verdad duradera se puede perseguir la persuasión, compasión y medios pacíficos, con la finalidad de mirar hacia la historia, para descubrir ciertas estructuras institucionales y poder considerarlas sin cambios y libres para operar sin restricciones. Con un cambio hacia el agrandamiento.

Una verdad trivial se maneja en un concepto multilateral, utilizando la frase “cuando podamos” y unilateral “cuando se tenga que hacer” ejemplo de Estados Unidos hacia Irak. Y su postura total y real “se hace lo que nosotros decimos” doctrina del presidente Bush. Una ideología en la cual el poder de Estados Unidos manifiesta su objetivo defensivo. Tiene el poder esta nación, y acepta que otras naciones actúen de manera independiente, mientras no afecte los intereses estadounidenses. Esto es una visión crítica de la sociedad capitalista y socialista,

Hablar de Democracia, mercados y derechos humanos, el autor hace referencia a un desarrollo de la economía industrial y el nacimiento de formas corporativas de organización económica, dieron un significado completamente nuevo al término. Se puede decir que bajo esta perspectiva, una persona es definida sobre una amplia base e incluye a todo individuo, partido, sociedad, asociación, compañía, empresa, fortuna, monopolio, corporación u otra organización, que este o no bajo las leyes de cualquier estado o entidad gubernamental, esto es un concepto que sin duda hubiera asombrado a personas cuyas raíces intelectuales pertenecían a la ilustración y el liberalismo clásico, precapitalistas y anticapitalistas en espíritu.

Este cambio radical en la concepción de los derechos humanos y la democracia no fue introducido en base de legislación, sino por decisiones judiciales y comentarios intelectuales. Las personas fueron consideradas como libres en sus controles mínimos. El trasfondo intelectual que permitió garantizar esos derechos extraordinarios descansa sobre doctrinas neo-hegelianas, presentes en el fascismo con una idea de que las entidades orgánicas tenían derecho sobre y por encima de las personas.

Los juristas conservadores se oponían a las innovaciones, pero las nuevas formas de derechos autoritario fueron institucionalizadas y con ellas, la legitimación del trabajo asalariado, el cual era considerado un tanto mejor que la esclavitud en el pensamiento estadounidense del siglo XIX, no sólo por emergente movimiento obrero sino también por figuras como Abraham Lincoln y los medios de comunicación oficiales. Para entender la democracia de mercado de una forma material e ideológico, para explicar cómo la democracia en el extranjero ha de reflejar el modelo seguido en casa: con formas de control vertical, con el público relejado a una función de espectador, sin participar en los foros de decisión pero de acuerdo con la moderna teoría democrática convencional.

La Crisis global económica marca el fin de un modelo cultural cuya doctrina es el fundamentalismo del libre mercado. Donde la liberación financiera ha tenido lugar, a menudo resulta ser desastrosa, un hecho que debe ser suficientemente familiar en América Latina, este modelo intelectual ha sufrido un duro golpe. Ya que ha sido modificado radicalmente por la intervención del Estado, el mismo tipo de intervención que ha sido prohibida para los países pobres. El modelo será objeto de nuevas modificaciones de acuerdo a los intereses de los centros de poder económico que en gran medida controlan la política estatal.

La globalización puede ser definida como “la intensificación de las relaciones sociales a nivel mundial que vinculan lugares distantes de tal manera que los acontecimientos locales están moldeados por acontecimientos que ocurren a muchos kilómetros de distancia y viceversa. Si bien los procesos de interconexión a nivel mundial llevan varios siglos de desarrollo, la globalización contemporánea no tiene precedentes históricos en términos de su extensión, intensidad, velocidad e impacto. Suele aceptarse que la globalización adopta distintas formas y opera sobre, y a través de, distintas esferas de la vida social: política, económica, cultural y tecnológica

Dentro de las ciencias sociales se distinguen tres enfoques en la discusión reciente sobre los procesos de globalización el hiperglobalista según el cual el triunfante capitalismo global hace que los Estados pierdan relevancia con la aparición de nuevos tipos de cultura, gobierno y sociedad civil globales; paralelamente, las formas tradicionales de escolarización están en vías de desaparecer frente a los avances tecnológicos. En segundo lugar, una visión “escéptica”, que sostiene que los Estados siguen siendo los que procesan las crisis económicas, en un contexto en el que se agudizan las diferencias entre países centrales y periféricos; en esta visión los sistemas educativos nacionales siguen teniendo preeminencia para explicar los procesos de política educativa, a pesar de una mayor convergencia y de una internacionalización parcial (como la evidenciada en los procesos de movilidad estudiantil).

Por último, un enfoque transformacionalista de la globalización acepta que vivimos una etapa

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