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Las Caras De Clio Capitulo 2


Enviado por   •  1 de Octubre de 2012  •  1.400 Palabras (6 Páginas)  •  1.221 Visitas

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Caras de clio cap 2

2.- CIENCIA Y CONOCIMIENTO CIENTÍFICO: ENSAYO DE DEFINICIÓN GNOSEOLÓGICA

I. EL DEBATE SOBRE LAS IDEAS DE «CIENCIA»

Dentro del ámbito de nuestra tradición cultural racionalista y occidental, no parece dudarse actualmente de que la Historia, en su calidad de disciplina académica sólidamente establecida, forma parte integrante y legítima de la llamada «República de las Ciencias». Y sin embargo, los conceptos y vocablos de «Historia» y «Ciencia» no siempre han guardado esta relación de inclusión asimétrica. Por ejemplo, la célebre definición de la Historia como «el conocimiento científico del pasado» olvida que el pasado, por definición, no existe, y que difícilmente puede haber conocimiento científico de algo que no tiene presencia física actual. De igual modo, las también célebres definiciones de la Historia como «ciencia de los hombres», «ciencia de las sociedades en el tiempo», etc., Finalmente, la cuarta acepción de ciencia es una extensión de la anterior a prácticas, actividades y realidades que ya no son empírico-naturales ni abstracto-formales, sino genuinamente humanas y sociales (la Lingüística, la Economía, la Historia ...), dando origen al vocablo de «ciencias humanas», «ciencias sociales» o «ciencias culturales».1

Así pues, la ciencia estaría constituida por un tipo de «conocimiento» referido a una «experiencia», por una «teoría» o «forma» que da cuenta conceptualmente de unos «hechos» o «materia» objetivos y externos. En realidad, este uso laxo del término «ciencia» como «cuerpo organizado de conocimientos» es equívoco e ineficaz. El historiador Ciro F. S. Cardoso, en un conocido manual de introducción a las ciencias históricas, se adscribía fielmente a esta idea de Ciencia, que parecería fundamentar el carácter científico de la investigación historiográfica:

Ciencia es un tipo de actividad (y el resultado de dicha actividad) que consiste en aplicar a un objeto el método científico, es decir, el método del planteamiento y control de problemas según el esquema básico: teoría - hipótesis - verificación - vuelta a la teoría; lo hace para construir reproducciones conceptuales de las estructuras de los hechos.2

Más recientemente, el historiador Julio Aróstegui también ha reiterado y afinado esa misma concepción dualista de la ciencia:

Hay, en definitiva, dos elementos esenciales de un conocimiento científico. La ciencia es, en una palabra, el conocimiento adquirido a través de la observación de la realidad y la teoría explicativa que se construye sobre los fenómenos que ocurren en ella.

Cabe calificar a esta idea de ciencia como «descripcionista» en cuanto que entiende los contenidos de una ciencia como reproducción o reflejo teórico y formal de un material objetivo y externo que se supone previamente dado y autónomo. A tenor de ella, la «verdad científica» es un des-vela-miento: la verdad reside en la materia y el científico no hace más que describirla, des-cubrirla, des-velarla. La materia es el lugar de la verdad científica y la forma (lógica, matemática o lingüística) no agrega verdad alguna sino que la refleja y representa. O como ya afirmara Giambattista Vico en su Nueva Ciencia, 1725: «el criterio de tener ciencia de una cosa es efectuarla». Esta corriente teórica tiende a subrayar la primacía de la forma sobre la materia en su definición de la ciencia y del conocimiento científico, subrayando el componente teórico constructivo y operativo que se da de facto en la investigación científica. La metáfora óptica de la «proyección cinematográfica» (de la forma vivificadora insuflada sobre la materia inerte) define sumariamente la naturaleza del conocimiento científico dentro del teoreticismo.

Por tanto, las teorías científicas se diferenciarían de las no-científicas (por ejemplo, las metafísicas) en el hecho de que pueden ser refutadas y falsadas por la experiencia empírica.

La tercera corriente teórica elaborada sobre la naturaleza de la ciencia recibe el nombre de «adecuacionismo». Heredera de las formulaciones originales de Aristóteles, esta tendencia gnoseológica supone que el conocimiento científico descansa de igual modo y en igualdad de condiciones sobre los dos fundamentos de toda ciencia: los componentes formales (teoría) y los componentes materiales (empiria). La verdad científica se definiría así por la relación de adecuación o correspondencia (isomorfismo) entre la forma proposicional desplegada por la lógica científica y la materia inerte a la que aquella forma va referida y referenciada. Dentro de una cuarta corriente gnoseológica sobre la idea de ciencia denominada «circularismo» (el establecido entre materia y forma), la teoría de la ciencia llamada «del cierre categorial», elaborada por el filósofo español Gustavo Bueno

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