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Libro Fray Andres Otra Vez


Enviado por   •  1 de Mayo de 2013  •  2.116 Palabras (9 Páginas)  •  6.599 Visitas

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RESUMEN LIBRO “FRAY ANDRÉS, OTRA VEZ”

Autor: Víctor Carvajal.

Capítulo I: Fueron despertados muy de mañana

Una mañana, fueron despertados por una pesada mano, Chicho y Pablo, quienes dormían tapados con cartones y papeles en la calle recoleta. Era Fray Andrés, un franciscano con una sotana larga y una cabellera muy espesa coronando su cabeza; calzaba sandalias sin calcetas y una soga atada a la cintura.

El motivo por el cual Fray Andrés los despierta, es para sugerirle que para ir por la limosna, es para sugerirle que para ir a pedir limosna, deben levantarse temprano y recorrer toda la ciudad hasta conseguir todo lo necesario.

Chicho y Pablo, eran hermanos, quienes habían salido de su casa decididos a no regresar a ella sin dinero, no perdiendo las esperanzas de ofrecerles una buena vida a sus padres y hermanitos.

Capítulo II: El mercado de la rivera norte del río

En su mejor momento se encontraba el mercado de la rivera norte del río, donde los vendedores alegraban el lugar con sus gritos y ofrecían sus productos con frases muy creativas y entretenidas, además, las clientas se sentían siempre muy bien atendidas.

Chicho y Pablo llegaron muy tempranito a este lugar , donde se ofrecieron para cargar bolsas y conseguir un auto para una señora a cambio de unas monedas para desayunar.

Al rato, y pensando que había sido una mala idea venir a este lugar, divisan a otra mujer, quien llega al estacionamiento en un auto y a la cual le ofrecen cuidar y lavar su auto, aún cuando no tenían los implementos para hacerlo. Si embargo, Chicho piensa en conseguir un tarro con agua donde las pergoleras y Pablo, un paño en la tienda de telas, logrando realizar con éxito la labor y consiguiendo $500 por el trabajo efectuado.

Finalmente, en vez de elegir comer algo, deciden invertir el dinero conseguido y comprar 10 barritas de superocho y venderlas a $100 cada uno, prometiendo no comer ninguno hasta haberlos vendido todos.

Capítulo III: Trepados en las pisaderas de los buses

Pablo, trepó ágilmente en la pisadera de un bus y comienza a ofrecer su mercancía. Chicho hacía lo mismo en otro bus, hasta que lograron vender casi todos los superocho, comprobando finalmente que nadie se vuelve rico de la noche a la mañana.

Pablo, como hermano mayor, consideró que era momento de descansar y le permitió a Chicho comerse un chocolate. En tanto, observan a dos niños que discutían su actuación en una micro donde cantaban una conmovedora historia que se asemejaba a la de ellos. Chicho y Pablo, muy atentos escuchan a los dos niños quienes al finalizar, muy contentos reciben una muy buena propina, lo que les hace pensar en la posibilidad de conseguir una guitarra y una flauta y salir a cantar.

Casi al finalizar el día, los niños deciden partir, cuando de pronto ven que Fray Andrés los esperaba. Chicho y Pablo tratan de huir, pero el religioso se las arregla para salirles al encuentro. Caminó entre los dos, los cogió amigablemente de los hombros y les dijo que ellos, cada vez que piden limosna, están pensando en él. Además les cuenta que él hace muchos milagros y que para que funcionen deben tener fe y creer en él. Así es como consigue sus limosnas y hace que la gente se vuelva generosa y comedida.

Antes de partir, Fray Andresito les regala unos ricos pequenes, que encantaron a los niños e hicieron que no se dieran cuenta cuando el religioso desapareció. Prepararon la cama y se metieron entre papeles y cartones.

Capítulo IV: Misterioso estuvo aquel despertar

Misterioso estuvo aquel despertar, aún cuando amaneció como todos los días, Fray Andresito no se presentó, por lo que Pablo decidió ir en su búsqueda junto a su hermano Chicho. Se dirigieron a la iglesia de la calle recoleta, donde los recibió el portero y quien, al verlos llegar, les impidió la entrada y les dio pequenes tibios iguales a los que les había dado Fray Andrés. Los niños, muy sorprendidos por no poder ver al religioso, decidieron partir y volver al combate diario.

Se fueron a vender superocho pero no obtuvieron mayores ganancias. Luego, con lo poco que ganaron, decidieron invertirlo y comprar telas para venderlas a los dueños de automóviles como pañitos para limpiarlos.

Sin embargo, al finalizar de vender, se dan cuenta que había un grupo de muchachones observándolos cómo contaban el dinero ganado. Se acercan a Chicho y Pablo y les ofrecen “algo” para quitar el hambre a cambio del dinero.

Ese “algo” constaba en un tarrito azul, que contenía un líquido espeso, color amarillo, utilizado como pegamento por los carpinteros y fabricantes de muebles. Los dos niños debían aspirar al mismo tiempo el olor penetrante del frasquito, lo que luego de hacerlo, provocó que sintieran náuseas y ganas inmensas de vomitar e hicieron que los muchachones se burlaran incontrolablemente de ellos.

De pronto, aparece un furgón con 4 policías y apresaron a dos de los muchachones, los otros, fueron capturados en el puente luego de una corta persecución. Chicho y Pablo, fueron levantados y depositados en el furgón policial.

Chicho y Pablo, sin comprender lo que sucedía, ni las graves consecuencias que traía el aspirar esa substancia tan tóxica para el cerebro, fueron llevados a la primera comisaría que se encontró abierta e introducidos en un horrible calabozo.

Capítulo IV: Fray Andrés al borde de la mañana

Fray Andresito, al borde de la mañana en la primera comisaría de la ciudad, se presentó a esperar a los niños que salían del calabozo que los mantuvo detenidos por algunas horas y quienes fueron los únicos en salir en libertad, mientras los cuatro muchachones permanecían en la cárcel.

Fray Andresito echó a caminar sin mencionar ninguna palabra, cuando de pronto los niños se percatan de que se dirigía a la población en la que ellos vivían. Pablo, sin pensarlo, pregunta al padre por qué motivo los llevaba hasta allá si ellos no querían ir; no tenían dinero y no habían cumplido con lo que prometieron al salir de su casa, además, no entendían por qué él se tomaba esas atribuciones. Fray Andresito les da a entender que ellos eran menores de edad pidiendo limosnas y expuestos a todos los peligros de la ciudad, durmiendo en el suelo como animalitos sin dueño.

Luego,

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