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Los Principios Del Socialismo


Enviado por   •  21 de Octubre de 2013  •  1.414 Palabras (6 Páginas)  •  550 Visitas

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Tema: Análisis de la Obra de Lenin los Principios del Socialismo y la Guerra de 1914 a 1915.

La Obra los Principios del Socialismo y la Guerra de 1914 a 1915 la podemos considerar como una gran aportación del gran Vladímir llich Uliánov, conocido como Lenin quien nació el 22 de abril de 1870, en el seno de una familia típica de la intelectualidad rusa de fines del siglo XIX. Esta gran obra consistió en saber elaborar, una vez definidas las grandes líneas estratégicas, una "táctica plan" para cada periodo, para cada etapa de lucha, y no como algo rígido, sino con la necesaria flexibilidad para captar sus variaciones, entendiendo siempre que la "realidad es bicolor". Por tal razón, Lenin jamás confunde los principios básicos de la lucha con un doctrinarismo ineficaz. En su pensamiento no hay recetas prefabricadas para todas las situaciones.

El leninismo o bolchevismo, no es otra cosa que la aplicación creadora de la teoría marxista de la revolución a las nuevas condiciones históricas. Lenin se encargó de interpretar y analizar los acontecimientos en forma que pudieran servir de fuente orientadora a los revolucionarios futuros.

En toda la historia del bolchevismo hubo acuerdos, compromisos, maniobras que se plantearon y muchas veces se pusieron en práctica en función de situaciones específicas, con el propósito de avanzar la lucha hacia niveles superiores. Esto se desprende claramente de sus enseñanzas. Pero también a todo lo largo de esta historia de la revolución está presente la intransigencia que marcó la actuación de Lenin en varios momentos cruciales de la lucha. A través de un balance de sus posiciones, a lo largo del proceso revolucionario ruso, es posible destacar tanto los momentos intransigentes y radicales, como los que se caracterizan por el espíritu de compromiso y concesión. En definitiva, el carácter de las orientaciones leninistas provenía del análisis objetivo y sereno de la correlación de las fuerzas de los enemigos, de los aliados vacilantes e inestables, de los aliados seguros, de las propias fuerzas del proletariado y de la capacidad que para dirigirla tuviera su vanguardia.

Como los casos más destacados de política leninista de compromiso se deben destacar los siguientes: 1) La alianza con Struve en la crítica del populismo; 2) La unificación con los mencheviques durante el periodo de ascenso revolucionario, expresión de la voluntad de las bases del partido; 3) La participación en las elecciones y en el parlamento en los momentos de descenso, de acumulación de fuerzas ( e incluso la aprobación de que los diputados bolcheviques firmasen el acta de fidelidad al Zar, para poder ejercer su mandato); 4) Su posición frente al golpe reaccionario de Kornilov, uno de los ejemplos máximos de flexibilidad táctica (apoyar un gobierno que estaba reprimiendo a los bolcheviques, pero manteniendo un principio básico de lucha: a un enemigo se le apoya circunstancialmente y con el látigo en la mano); 5) La adopción del programa agrario eserista, de carácter pequeñoburgués; 6) La paz de Brest-Litovsk; 7) La política de concesiones al capital extranjero; y 8) Su línea de aprovechar la aportación de los especialistas burgueses en todos los niveles, incluso en las fuerzas armadas.

Es importante recordar también como Lenin preconizaba la utilización y combinación de múltiples formas de lucha. No hay, en el leninismo, ningún rechazo a priori de ninguna forma de lucha. Lenin contempla siempre la viabilidad, conveniencia y eficacia de cada manera de actuar. Y por supuesto, la elección de una forma de lucha está condicionada por las circunstancias del momento, por la situación objetiva, por el grado más o menos elevado en que se encuentra la confrontación entre las clases. Por esto, la táctica leninista siempre es compleja, pues sabe utilizar y dosificar muchos de los ingredientes de la oposición revolucionaria. Lenin rechaza los métodos "fáciles" y simples que consisten, por ejemplo, en la valoración mecánica del "purismo" y del "doctrinarismo"; en base a estos métodos siempre es muy fácil saber lo que no se debe hacer para no "comprometer" el movimiento revolucionario, pero nunca es posible la orientación positiva y concreta de la lucha cotidiana. Lenin critica duramente a los izquierdistas que, apegados a principios generales, no saben vincularlos a la conducción concreta de la lucha; se limitan a un proselitismo que resulta estéril cuando no está íntimamente unido a la experiencia política

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