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Miguel Hidalgo Captura


Enviado por   •  12 de Marzo de 2015  •  1.762 Palabras (8 Páginas)  •  433 Visitas

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CAPTURA DE MIGUEL HIDALGO

Hidalgo y Allende, los dos principales jefes de la insurrección armada, acrecentaron sus diferencias a raíz de la derrota en el Puente de Calderón. Incluso, Allende confesó haber estructurado un plan para envenenar al "bribón del cura", como llamaba a Hidalgo. Tras acordarlo con Aldama, Abasolo y Rayón, se acordó despojar a Hidalgo del mando militar en la Hacienda de Pabellón, Aguascalientes, el 25 de febrero, cuando los insurgentes se disponían a huir a Estados Unidos, para comprar armamento y seguir la lucha. Justamente por aquellos días, Allende recibió comunicación de Ignacio Elizondo, antiguo realista ahora militante en las fuerzas revolucionarias, pero no era más que un espía del gobierno virreinal. Elizondo invitó a los caudillos de la insurrección a detenerse en su zona de influencia, conocida como las Norias de Acatita de Baján, situado en la frontera de Coahuila y Texas, entonces parte del virreinato novohispano.

El 21 de marzo, Hidalgo llegó a las norias, para descansar un poco y seguir el camino a la Alta California. Primero llegó el contingente de Abasolo y sus soldados, quienes fueron capturados por los efectivos españoles. Poco después, y sin percatarse de la captura de Abasolo, Allende, su hijo Indalecio, Aldama y Jiménez bajaron de un coche escoltado por algunos capitanes. Tras ofrecerles algo de comer, fueron aprehendidos, pero Allende opuso resistencia y Elizondo mató a su hijo. Finalmente apareció Hidalgo, a caballo y escoltado por pocos hombres, cuya captura fue más sencilla que las anteriores realizadas, Tras enlistar a todos los presos, Elizondo envió parte a la ciudad de México y en recompensa fue nombrado coronel. Los reos fueron trasladados a Mapimi, Durango y de ahí fueron enviados a Chihuahua, capital de la intendencia más cercana, donde se les seguiría juicio. Ignacio Elizondo fue premiado con el grado de Coronel del Ejército Realista, pero años más tarde sería ejecutado a cuchilladas, cuando dormía a un lado del lecho del Río San Marcos, en la provincia de Tejas, por el coronel Miguel Serrano, quién reconoció al traidor que entregó a los caudillos de la Guerra de Independencia de México.

Allende, Aldama y Jiménez fueron encontrados culpables del delito de alta traición, y se les condenó a muerte en mayo del mismo año. Abasolo aportó datos adicionales sobre la insurgencia que permitieron llevar a cabo redadas donde se obtuvo material para contrarrestar el movimiento. Su colaboración, sumada a los esfuerzos de su mujer, lograron conmutar su condena a la de prisión perpetua en Cádiz, España, donde murió en 1816. Mientras, en Chihuahua, Allende, Aldama y Jiménez fueron pasados por las armas por la espalda en la plazula de la ciudad el 26 de junio, más tarde sus cuerpos fueron decapitados y sus cabezas enjauladas. Hidalgo fue enterado de esta noticia la misma noche de la ejecución. Días después, el obispo de Durango ordenó el proceso para degradar al ex párroco de Dolores de su condición sacerdotal, como se explica en el siguiente apartado; de esta forma, Hidalgo quedaría libre del fuero eclesiástico ante las autoridades civiles para poder llevar a cabo su ejecución.

PROCESO INQUISITORIAL Y JUDICIAL

Miguel Hidalgo tuvo dos juicios: uno eclesiástico, ante el Tribunal de la Inquisición, y posteriormente, un juicio militar, ante el Tribunal de Chihuahua, que lo condenó a muerte.

Respecto al Juicio Inquisitorial, se abrió en julio de 1800, por acusaciones del fray Joaquín Huesca, causa que fue archivada y reabierta en septiembre de 1810, cuando estalló el movimiento insurgente.

El 13 de octubre de 1810, el Tribunal de la Inquisición retomó las constancias del juicio inquisitorial y emplazó por edicto a Hidalgo para que pudiera defenderse ante las acusaciones que se le habían formulado. El edicto de emplazamiento tuvo como propósito informar a Hidalgo: primero, que el Inquisidor fiscal presentó ante el Tribunal de la Inquisición, un proceso que inició en 1800 y que había continuado hasta 1809. Segundo, que se probaron los delitos de herejía y apostasía y se le consideraba "sedicioso, cismático y hereje". Tercero, que conforme a doce proposiciones o acusaciones formales; se probó el delito de apostasía. La Inquisición alegó su participación en la dirección del movimiento armado, "predicar errores contra la fe", incitar a la sedición, apoyándose en la religión, en nombre y devoción de María de Guadalupe y Fernando Séptimo. El edicto citó a Hidalgo para que compareciera en el término de treinta días y, en caso de no comparecer, se le seguiría la causa por rebeldía y se le excomulgaría a él y a sus secuaces. Finalmente, para la Inquisición, Hidalgo fue excomulgado, a pesar de que impugnó el edicto.

Después de la aprehensión, se pusieron bajo el mando de Nemesio Salcedo, quien fue jefe de Chihuahua, el cual formó las causas contra los insurgentes, por lo que los envió a Chihuahua. La llegada de Hidalgo a Chihuahua fue el 25 de abril de 1811. Don Nemesio Salcedo comisionó una Junta militar compuesta por Juan José Ruiz de Bustamante para las sumarias y a Don Ángel Abella, administrador de correos para las causas e interrogatorio que comenzaron el 7 de mayo.

En la primera declaración, el Cura Hidalgo prometió decir verdad en lo que supiere y fuera preguntado, de acuerdo con la declaración original del Padre Hidalgo ante sus jueces; además alegaba que hasta esa fecha no sabía la causa de su prisión.

Hidalgo

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