Misiones Culturales

Misiones culturales

Hablar de las Misiones Culturales Mexicanas es tomar un hilo conductor que atraviesa varias décadas de labor educativa en este país. Su relación con la educación de adultos, como proyecto que se ha ido construyendo históricamente, tiene significado en tanto ha sido una fuente de inspiración teórica y práctica para modelos, que si bien no toman el carácter propiamente de las misiones culturales, sí retornan su espíritu y su sabiduría. Misiones Culturales es una labor educativa, fruto de la historia de la formación del México del siglo XX.

El año de 1921 marca un momento muy importante en la historia de México: terminaba la revolución armada que se inició en 1910 en contra del dictador Porfirio Díaz, y el país se echaba a cuestas la reconstrucción nacional, se anunciaba el nacimiento de una nueva sociedad.

Ahora bien, el termino misiones culturales para el fin que lo utilizaremos a lo largo de este ensayo, nos habla acerca de organismos o asociaciones impulsadas por el gobierno postrevolucionario, encargadas de elevar el nivel cultural, educativo y socioeconómicos de las comunidades rurales, eminentemente, las comunidades indígenas.

Se puede apreciar la magnitud de la tarea encomendada a dichas misiones, pues si bien es cierto que el proyecto no trataba de imponer una cultura y estilos de vida ajenos o totalmente desconocidos para los habitantes de las comunidades rurales; el proceso de adaptación e integración que debía suscitarse en las comunidades estaba lleno de obstáculos por vencer; orográficos, meteorológicos, económicos, agrarios, etc.

Aun así, con todo esto, la misión de las misiones válgase la redundancia, estaba clara, combatir la pobreza y la ignorancia, fenómenos sociales que frenaban poderosamente el ascenso del nivel de vida de las comunidades y que las tenían sufriendo la carencia de lo más indispensable para satisfacer sus necesidades cotidianas.

En este contexto, la SEP decide actuar y establece la creación de las Misiones Culturales rurales, las cuales serían instituciones dedicadas especialmente a la capacitación de jóvenes y adultos y a la preparación de un clima técnico-cultural con valor propio por los hábitos, enseñanzas y destrezas que formen y propaguen las escuelas de tipo formal.

Ninguna misión puede llevarse a cabo sin primero tener un buen plan y organización.

Las misiones, en primer lugar y como parte de sus finalidades esenciales deberían promover la rehabilitación y el mejoramiento de las comunidades campesinas, elevando sus niveles de vida económica, aprovechando sus recursos y energías. Ahora bien, cuáles debían atender primero; sencillo, aquellas en con núcleos de población económicamente abatidos y culturalmente retrasados, pero sin dejar de lado a grupos más evolucionados.

Para llegar a cabo los objetivos mencionados, y como nos describe detalladamente Santiago Sierra, había primero que realizar una serie de tareas preliminares o a la par de buscar ese objetivo de desarrollo económico, como cuando se construye una casa y primero hay que emparejar y limpiar el terreno y a la par de la construcción mantenerlo así hasta terminar la construcción del proyecto.

Estas medidas comprendieron a grandes rasgos, mejorar la técnica de sus ocupaciones habituales, elevar las condiciones de higiene y salubridad, avivar el deseo de la gente por vivir en lugares bien organizados, influir en el mejoramiento de la habitación, la alimentación y el vestido de la gente, fomentar las relaciones sociales, despertar el anhelo de cultura, fortalecer los vínculos de solidaridad y el amor a la patria; aquí señalo también un punto importantísimo y que nos sirve de referencia a nosotros que tenemos una relación con la educación, las misiones culturales también tenían por objetivo elevar la preparación profesional de los maestros rurales en servicio y también por último, suscitar la fundación de instituciones funcionales que respondieran a las exigencias vitales de los pueblos y fomentar su progreso.

Pero, ¿Cómo harían esto las misiones? Pues bien, las misiones estaban compuestas de numerosas personas, cada una especializada en atender problemas específicos de las comunidades, el jefe, un profesor normalista con cinco años de experiencia profesional (nótese que

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