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Movimiento Estudiantil


Enviado por   •  14 de Septiembre de 2011  •  3.256 Palabras (14 Páginas)  •  1.623 Visitas

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MOVIMIENTO ESTUDIANTIL DEL 68

El contexto nacional

En la historia reciente de México, el Movimiento Estudiantil de 1968 es un capítulo obligado de estudio y análisis, hacerlo nos muestra que fue resultado de las luchas políticas y sociales precedentes de los ferrocarrileros, de los maestros, de los médicos y enfermeras y, por supuesto, de los estudiantes. Incluso se engarza directamente con las luchas guerrilleras de movimientos político-militares clandestinos que eclosionaron en aquellos años.

Las luchas estudiantiles en México

A quienes aún defienden la absurda tesis de que los jóvenes deben limitarse a estudiar y no involucrarse en asuntos políticos y socioeconómicos, hay que decir que en México las luchas estudiantiles, como repudio al autoritarismo, son parte de nuestra historia. Afirma Guevara Niebla (1998) que las protestas estudiantiles en México se remontan a la Colonia y, ya con una conciencia política más definida, tenemos por ejemplo el movimiento de 1875, que planteó la Universidad Libre; el de 1884, en contra de la oscura negociación de la deuda con Inglaterra por el gobierno mexicano; el de 1892, en rechazo a la tercera reelección de Porfirio Díaz; la huelga de la Escuela Nacional de Jurisprudencia en 1912 y la huelga de 1929, cuando se obtuvo la autonomía universitaria. A éstos siguieron otros, como el primer movimiento estudiantil del IPN en 1942; la huelga en la Escuela Nacional de Maestros en 1949, la huelga universitaria en la Universidad de San Nicolás de Hidalgo de Michoacán, también en 1949 (huelga que terminó con una masacre estudiantil), la huelga de las Escuelas Normales Rurales en 1950; la huelga del IPN, también en 1950; la huelga del IPN en 1956; las huelgas de la Universidad de Guerrero en 1956 y en 1957; las huelgas estudiantiles (universitarios y normalistas rurales) en Guerrero en 1960 y en 1966; las huelgas en la Universidad de San Nicolás de Hidalgo de Michoacán en 1961 y 1966; la huelga en la Universidad de Puebla en 1961; las huelgas estudiantiles en la Escuela Nacional de Maestros, en la UNAM, en el Instituto Regional de Saltillo y en la Universidad Autónoma de Sinaloa, en 1966; las huelgas en las Universidades de Sonora, de Chihuahua, de San Luis Potosí, de Veracruz, de Durango, de Michoacán y de Sinaloa en 1967 (todas ellas de manera unificada y coordinada), las huelgas en la Universidad Autónoma de Nuevo León y en la Universidad Benito Juárez de Tabasco a principios de 1968 (esta última culminó en otra matanza estudiantil).

Todos estos movimientos evidencian que en México ( y seguramente no es el único lugar del mundo) existe una larga tradición de luchas estudiantiles. Estas organizaciones, a lo largo de décadas de lucha, se fueron fortaleciendo con demandas propias. Sus formas organizativas, independientes del Estado, se depuraron y vigorizaron. Adquirieron la capacidad de formar organizaciones nacionales con estructura y funcionamiento democrático. Estas experiencias organizativas le sirvieron de base al Movimiento Estudiantil 1968.

Durante este periodo de la historia estudiantil, se registró un patrón de comportamiento constante. Los gobiernos, federal y estatales, intervinieron en el funcionamiento de los centros educativos, desde una concepción autoritaria, sin mediar consulta y sin buscar consenso de quienes se vieron afectados por tales decisiones. Precisamente frente a este tipo de autoridades, que ejercían este poder autoritario y dictatorial, se presentaron las movilizaciones estudiantiles que se organizaron para presentar sus demandas o para protestar por las políticas que se instrumentaban en la institución en la que estudiaban. La organización estudiantil independiente, que generaba sus propias demandas, que exigía y protestaba públicamente, era un límite a esta forma de ejercicio del poder del gobierno mexicano.

En su informe, la FEMOSPP (2005) explica que para resolver estos conflictos, el gobierno mexicano creó estrategias y mecanismos para apoderarse del control de las organizaciones y del sector estudiantil:

1) Se infiltraron agentes en las escuelas y en las organizaciones estudiantiles, para mantener informados a los órganos de seguridad respecto a los liderazgos y planes de acción, y también para ser utilizados como provocadores cuando les fuera encomendado.

2) Se coparon las organizaciones independientes con el propósito de utilizarlas como estructuras de mediación, que sirvieran a los propósitos de los funcionarios que buscaban controlarlas y acallar la disidencia, cooptando a los líderes del movimiento.

3) Se crearon grupos de choque que se mezclaron con el sector estudiantil para contener mediante la violencia a la disidencia. De esta manera, el gobierno promovió los delitos cometidos por los grupos de choque y corrompió a los órganos de justicia para cobijar las actividades de estos grupos con impunidad.

4) Cuando no le bastaron estos mecanismos, el gobierno recurrió directamente al empleo de la fuerza pública para reprimir, desarticular y dispersar a los grupos inconformes, incurriendo en la franca violación de los derechos humanos.

5) El gobierno también recurrió a la creación de grupos paramilitares, entrenados y armados para aniquilar a los grupos disidentes cobijados como organizaciones clandestinas a las que se les garantizó la impunidad.

6) El gobierno no dudó en utilizar al ejército como recurso contundente contra la inconformidad y la disidencia, tanto estudiantil como social.

Otros movimientos sociales

El Movimiento Estudiantil de 1968 en México es la culminación de cuarenta años de intensas luchas populares. Mancisidor (1976) y Aguilar Mora (1978) explican que hacia 1929, la derrota de la rebelión militar escobarista y de la revuelta campesina cristera contra los gobiernos de Plutarco Elías Calles y Emilio Portes Gil, permitió el desarrollo de un proceso de estabilización del nuevo régimen posrevolucionario expresado a través de un partido hegemónico de Estado: el Partido Nacional Revolucionario (PNR). Este partido político unificó los intereses de todo el bloque oligárquico y facilitó el camino para que las pugnas de la clase dominante se resolvieran institucionalmente sin recurrir a levantamientos armados. La dominación burguesa de nuevo tipo sobre México entró en franca y firme consolidación en el poder. El PNR sufrió dos mutaciones: en 1938 se reestructuró de acuerdo a los cánones corporativistas del cardenismo y fue refundado bajo la denominación de Partido de la Revolución Mexicana (PRM), y en 1946 volvió a experimentar una nueva reestructuración

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