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Neoliberal


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2014  •  3.025 Palabras (13 Páginas)  •  136 Visitas

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Manual del perfecto idiota neoliberal*

Mario Roberto Morales

La Insignia. Guatemala, agosto del 2005.

Uno de los movimientos políticos, económicos e ideológicos mejor organizados en América Latina es el movimiento neoliberal. Con una respetable batería de columnistas que abordan problemáticas nacionales, sobre todo económicas, el movimiento lucha tenazmente por empequeñecer el poder del Estado reduciendo sus funciones, para promover así el traspaso de las empresas estatales a la gestión privada, alegando con razón ineficiencia y corrupción estatales en el manejo empresarial de los servicios públicos.

La filosofía de esta doctrina económica ubica en el mercado la más óptima regulación de la vida económica, social y cultural de la humanidad, y reduce las funciones del Estado a velar por el cumplimiento de la majestad de la ley. Una ley que, claro, ampara la absoluta libertad y hegemonía del mercado por encima de cualquier otra instancia que intente regular la economía y la vida en sociedad, sobre todo en lo relativo a subsidiar a los estratos sociales pobres.

No existe acuerdo unánime entre los neoliberales sobre hasta qué punto debe el mercado ser el regulador de los asuntos económicos y humanos en general, y hasta qué punto debe el Estado intervenir en los mismos. Lo cierto es que según sea el grado de adhesión o apoyo a un Estado benefactor, en esa medida tanto los neoliberales como los liberales se alejan y se acercan a otros grupos políticos de derecha, centro e izquierda.

Existen varios textos sagrados de teoría neoliberal, pero, en América Latina, un libro se ha constituido en la condensación canónica tanto de la crítica neoliberal de la izquierda como de la exégesis de la esencialización del mercado. Me refiero al Manual del perfecto idiota latinoamericano, de Carlos Montaner, Plinio Apuleyo Mendoza y Álvaro Vargas-Llosa.

En vista de que muy a menudo los editorialistas neoliberales sugieren o recetan su lectura a quienes ellos consideran socialistas o, para decirlo en la jerga de los autores del libro mencionado, idiotas, es necesario no sólo leer el libro y valorarlo, sino desmontarlo y comentarlo en este espacio en el que su mención es tan frecuente cuanto misteriosa, sobre todo para quienes no lo han leído.

La izquierda tradicional sencillamente se refugia en su proverbial dogmatismo de avestruz y no lo lee. La derecha neoliberal fundamentalista sencillamente lo adopta como verdad absoluta. Y el grueso de la gente medio se entera sobre su contenido. Voy, por ello, a comentarlo, tratando así de contribuir al esclarecimiento de los términos en los que el debate sobre el neoliberalismo se realiza entre nosotros, ya que creo que es necesario que tanto liberales como neoliberales, así como el amplio espectro de socialistas del que hablan los primeros, fijen posiciones y concepciones para saber con quién estamos hablando, y el lector tenga claras las cosas. La toma pública de posiciones cada cierto tiempo se hace necesaria para evitar tergiversaciones y también ataques malintencionados.

En vista de que el Manual del perfecto idiota latinoamericano es un libro incisivo, inteligente, bien escrito, efectivo y ampliamente influyente, su lectura resulta obligada no sólo para los idiotas clásicos (los cuales, según sus autores, abarcan desde las filas de la izquierda radical hasta las de la derecha moderada, pasando por la socialdemocracia) sino, sobre todo, para quienes se ubican más allá (o más acá) de ese mal que nuestros autores perciben como un rasgo congénito de América Latina, a saber: la idiotez que implica no aceptar que los empresarios son la única y mejor fuente de riqueza y empleos, y que los consumidores de sus productos son los verdaderos reyes de la sociedad pues ellos son los que deciden lo que los serviciales empresarios deben ofrecerles para que satisfagan sus necesidades. Como esta verdad no es aceptada por la mayoría de latinoamericanos, eso hace que la idiotez sea una enfermedad generalizada, más que cualquier otra, entre nosotros. Pero vayamos por partes y visitemos los lugares que nuestros autores transcurren en su radiografía del perfecto idiota latinoamericano, variante vernácula del perfecto idiota mundial.

Los autores del Manual empiezan por ubicar de forma clasista a su idiota, en un capítulo que pareciera evocar los autoretratos expresionistas, un poco deformados pero transmisores de la angustia existencial del autor-personaje. Según el presentador de la obra, Mario Vargas-Llosa, los tres autores proceden de la izquierda. Pero quién sabe por qué, sobre todo en los casos de Montaner y Vargas-Llosa junior, su supuesta adhesión a la izquierda es sacada de una dudosa oralidad imposible de comprobar a menos que uno confíe en su palabra. Pero bueno, aceptemos que, como ellos dicen, lo malo no es haber sido idiotas, sino seguir siéndolo y, por tanto, admitámoslos no en el club de idiotas (porque ellos ya no lo son), sino en el de ex-idiotas. Después de todo, si no apelaran a la condición de ex, su actitud de llamar idiotas a casi todos los demás miembros del género humano adolecería de una arrogancia un poco ridícula además de inconveniente para la imagen de ecuanimidad de su análisis. De modo que, ex-idiotas.

En el capítulo dos, nuestros ex-idiotas presentan la historia de América Latina como una larga y solemne idiotez, sobre todo por los pecados del patriotismo y el nacionalismo-populismo. Entre los fundadores y precursores (algunos involuntarios) de la idiotez latinoamericana que nos presentan nuestros ex-idiotas están Simón Bolívar, José Enrique Rodó, Manuel Ugarte, Emiliano Zapata, José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre. La idiotez latinoamericana aparece como una especie de vocación hereditaria, congénita, aunque los autores del Manual parecieran haber nacido fuera de ella, incontaminados, a no ser por su confesa adhesión a la idiotez de izquierda resaltada por el presentador del libro. Esta reescritura de la historia latinoamericana como idiotez o pre-idiotez viene sin duda a revolucionar todo lo escrito hasta ahora en esta materia porque no habría razón para no pensar que todo el periplo latinoamericano pudo haberse obviado de no haber sido por el inoportuno nacimiento y desarrolo de tanto involuntario pre-idiota, empezando por los ilustres enumerados arriba.

En el tercer capítulo nuestros ex-idiotas la emprenden en contra de lo que ellos llaman la biblia del idiota, que no es otro libro que el hemoglobínico Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano. La crítica del dogmatismo ideologizante de Galeano, del victimismo

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