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Resumen Breve Historia Contemporánea Argentina


Enviado por   •  15 de Junio de 2014  •  2.200 Palabras (9 Páginas)  •  385 Visitas

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Hola a todos aca les dejo un resumen del libro de LUIS ALBERTO ROMERO - BREVE HISTORIA CONTEMPORANEA DE LA ARGENTINA

-II- 1916-1930

1916-1930 presidencias radicales

Diferencias de presidencias entre Yrigoyen y Alvear

Yrigoyen fue presidente desde 1916 a 1922 año en el que le sucedió Alvear. Yrigoyen fue reelegido en 1928 para ser depuesto por un levantamiento militar el 6 de septiembre de 1930.

Desde entonces tuvieron que pasar 59 años para la transición de un poder democrático a otro poder democrático.

La presidencia de Yrigoyen fue contradictoria desde el principio: para unos era quien -toda probidad y rectitud- venía a develar el ignominioso régimen y a iniciar la regeneración; hubo incluso quienes lo vieron como una suerte de santón laico. Para otros era el caudillo ignorante y demagogo, expresión de los peores vicios de la democracia. Alvear en cambio fue identificado, para bien o para mal, con los grandes presidentes del viejo régimen, y su política se asimiló con los vicios o virtudes de aquél. Los reclamos de participación política se relacionaban con mejoras en la situación de los distintos sectores sociales.

La posición Argentina durante la primera guerra mundial:

Inicialmente Yrigoyen mantuvo la política de Victorino de la Plaza, su antecesor: la "neutralidad benévola" hacia los aliados suponía continuar con el abastecimiento de los clientes tradicionales, y además concederles créditos para financiar sus compras.

La Argentina había resistido tradicionalmente las apelaciones del panamericanismo, una doctrina que suponía la identidad de intereses entre Estados Unidos y sus vecinos americanos, pero el hundimiento de tres barcos mercantes por los alemanes movilizó una amplia corriente de opinión en favor de la ruptura, que era impulsada por los estadounidenses y entusiastamente apoyada por los diarios La Nación y La Prensa. Las opiniones dividieron de un modo singular: el Ejército -cuya formación profesional germana- tenía simpatías por Alemania, mientras que la Marina se alinea por Gran Bretaña. La oposición conservadora era predominantemente rupturista, al igual que la mayoría de los socialistas, aunque en abril de 1917 produjo entre ellos una escisión que, siguiendo a la Unión Soviética, adhirió al neutralismo. Los radicales estaban muy divididos en torno de esta cuestión. También, había proclamado al 12 de octubre -aniversario del viaje de Colón- como Día de La Raza, oponiendo al panamericanismo la imagen de una Hispanoamérica excluía a los vecinos anglosajones.

Crisis social:

las condiciones sociales eran complicadas en el momento de su estallido, se agravaron luego por las dificultades del comercio exterior y de la retracción de los capitales: en las ciudades se sintió la inflación, el retraso de los salarios reales -los de los empleados públicos incluso sufrieron rebajas- y la fuerte desocupación. La guerra perjudicó las exportaciones de cereales, y particularmente las de maíz, y en las zonas rurales agravó la situación ya deteriorada de los chacareros y también jornaleros. Se inició entonces un ciclo breve pero violento de confrontación social que alcanzó su momento culminante en 1919 y se prolongó hasta 1922 o 1923.

Esa ola de convulsiones se desarrollaba de manera parecida en todo el mundo occidental, recogiendo los ecos primero de la revolución soviética de 1917 y, luego, de los movimientos revolucionarios que estallaron, apenas terminó la guerra, en Alemania, Italia y Hungría. La impresión de que la revolución mundial era inminente operó en cierta medida como ejemplo para los trabajadores, pero mucho más lo hizo como revulsivo para las clases propietarias. La revolución se mezclo con la contrarrevolución, y entre ambas hirieron de muerte a las democracias liberales: en medio de la crisis de valores desatada en la posguerra, éstas fueron ampliamente cuestionadas por distintos tipos de ideologías y de movimientos políticos, que iban desde las dictaduras lisas y llanas -como la establecida en España en 1923 por el general Primo de Rivera- hasta los nuevos experimentos autoritarios de base plebiscitaria, como el iniciado en Italia en 1922 por Benito Mussolini, cuyas formas novedosas ejercieron una verdadera fascinación.

En 1919, los fantasmas de la revolución social los despertaron bruscamente: La Liga Patriótica Argentina, fundada en las calientes jornadas de enero, fue la primera expresión de su reacción. Confluyeron en ella los grupos más diversos: la Asociación del Trabajo-una institución patronal que suministraba obreros rompehuelgas-, los clubes de élite, como el Jockey club círculos militares -la Liga se organizó en el Círculo Naval-, o los representantes de las empresas extranjeras. Conservadores y radicales coincidieron y se mezclaron en los tramos iniciales y el estado le prestó un equívoco apoyo mediante la Policía. Lo más notable fue la capacidad que la Liga mostró para movilizar a varios contingentes de la sociedad, reclutado en sus sectores medios, para la defensa y el orden y la propiedad reivindicando cierto patriotismo y nacionalidad amenaza por la filtración extranjera.

También fue notable su capacidad para organizar "brigadas" que asumían la tarea de imponer el orden a palos -luego fueron muy activos en las zonas rurales-y para presionar al gobierno quien probablemente tuvo muy en cuenta la magnitud de las fuerzas polarizadas en torno de la Liga cuando a lo largo de 1919 imprimió un giro sutil pero decisivo a su política social. La derecha tuvo un nuevo impulso y un argumento decisivo aunque todavía impreciso contra la democracia: voluntaria o involuntariamente Yrigoyen era sospechoso de subvertir el orden. La liga aportó los motivos del orden y la patria. Los católicos combinaron el pensamiento social con el integrismo iliberal que empezó a difundirse a través de los Cursos de Cultura Católica y cristalizó más tarde en la revista Criterio, fundada en 1928. Jóvenes intelectuales, como los Irazusta, difundieron las ideas de Mauras y Leopoldo Lugones proclamo la llegada de "la hora de la espada". Sin duda había discordancias en estas voces y no menores -Lugones era declaradamente anticristiano-, pero no preocupaba a su auditorio, que probablemente no tomaba demasiado en serio mucho de lo que oía pero recogía en todas ellas un mensaje común: lazo a la movilización social y la crítica a la democracia liberal.

La Liga Patriótica se dedicó al "humanismo práctico", organizando escuelas para obreras y movilizando a las "señoritas" de la alta sociedad.

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