Resumen Capitulo VIII Mexico Barbaro

En este capítulo el autor comienza hablando sobre los inversionistas estadounidenses, y cuenta que el gobierno de Porfirio Díaz favorece en su totalidad a estos empresarios pues les brinda las facilidades para que sus negocios sean exitosos, el cómo estos son protegidos por las autoridades. El autor analiza y reflexiona sobre el régimen porfirista, sobre todo el cómo se les arrebataron los derechos, libertades y garantías a los mexicanos; critica las supuestas “elecciones” de Díaz en las que él se autodenomino presidente o más bien un dictador, exhibe la reelección e imposiciones. Se toca el tema del ejército, y en una entrevista el vicepresidente dice que cuentan con más de 50 mil soldados listos para atacar y el autor lo compara con el ejército estadounidense, se dice que el pretexto de Porfirio Díaz para mantener a sus tropas es para prevenirse de algún ataque de los Estados Unidos, pero en realidad se prepara para alguna revolución interna pues fortifico las ciudades principales del país y no la frontera. Se dice que el ejército tiene las funciones de asesinar y desterrar para los políticos indeseables, reclutan a los reos en lugar de enviarlos a prisión, trabajadores en huelga, periodistas, agricultores, y a cualquier ciudadano que pueda pagar su libertad con dinero. Se habla sobre el abuso de los altos militares, el maltrato hacia los soldados, se menciona al Gral. Bravo que roba el dinero para la comida y medicamentos del ejército. También se habla sobre los rurales que son policías criminales que roban y asesinan; se hace mención a que hay más policías secretos que regulares y la “acordada” que es la institución asesina de cada estado que se encarga de eliminar a los rebeldes. El autor habla de sus intentos de visitar la cárcel de Belén pero el gobernador no lo deja, sin embargo obtiene testimonios de que es insalubre y cruel, pues se entera de que hay epidemias y por consecuencia demasiados muertos, también se habla sobre la tortura a la que son sometidos los prisioneros. Mientras que en la prisión de San Juan de Ulúa son llevados los prisioneros políticos y nunca se vuelve a saber de ellos, se habla de dos matanzas que levantaron polémica en la república, la matanza de Tehuitzingo con 16 asesinatos y otra en Velardeña donde entre 12 y 32 fueron asesinados. Ante esta situación el autor presenta 3 publicaciones de dos diarios conservadores del país y uno publicado en ingles en el que se exige que los culpables sean castigados, pero en realidad no hacen un señalamiento sobre los verdaderos responsables ya que no podían atacar o responsabilizar a la cabeza del gobierno pues solo representaba el ser identificados y reprimidos por el mismo régimen, por lo cual aunque muchos sabían quiénes eran los responsables de ambas matanzas, se quedaban callados por miedo, con esto termina el capítulo.

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