Segunda Revolución Industrial

LA SEGUNDA REVOLUCION INDUSTRIAL

La revolución industrial en Gran Bretaña cambio la situación de los países continentales, que debieron hacer frente a la competencia de los productos ingleses (mucho más baratos), tanto en sus mercados internos como en los mercados de exportación.

A comienzos del siglo XIX, la Gran Bretaña, ante el interés de los países de Europa continental, impuso restricciones, donde prohibía la exportación de maquinarias y la emigración de artesanos. Estas disposiciones fueron burladas mediante el contrabando de maquinarias, la emigración clandestina y el espionaje industrial. También fueron creadas escuelas técnicas en las que se formaron mecánicos e ingenieros.

En la industrialización de la Europa continental el papel del Estado fue mucho más activo que en Gran Bretaña. Los Estados estimularon el crecimiento industrial, creando un ámbito favorable para el desarrollo de la empresa privada, suprimiendo el poder de las instituciones feudales y con la abolición de aranceles internos. También tomaron medidas más directas para ayudar a la empresa privada, a través de subsidios, tasas a la importación, garantías a las inversiones y concesión de préstamos en condiciones favorables.

Uno de los requisitos de los procesos de industrialización es la disponibilidad de capitales para la inversión y estos pueden venir de distintas fuentes:

a) De actividades no industriales, como la agricultura y el comercio.

b) De los beneficios obtenidos en la industria con la reinversión de utilidades.

c) Del sistema financiero.

A medida que creció el proceso de industrialización, surgieron nuevas formas de crédito, no solo para la industria sino también para la construcción de los ferrocarriles. Nacieron los bancos especializados en la financiación de la inversión industrial. El primero fue creado por el gobierno belga en 1822, pero otros bancos del mismo tipo surgieron en Francia y Alemania a partir de 1850. A partir de 1870 los bancos de crédito fueron reemplazados por los bancos de inversión.

La financiación de la industrialización europea se llevo a cabo mediante la inversión extranjera. Gran Bretaña destino capitales a la construcción de ferrocarriles en Francia y en Bélgica. Más tarde estos y otros países se transformaron en exportadores de capitales hacia otras naciones europeas.

En la Europa continental, Bélgica y Francia, fueron los dos primeros países en industrializarse. Mientras que Bélgica siguió un sendero similar al de Gran Bretaña, el camino francés tuvo una serie de diferencias.

La industrialización francesa fue una industrialización sin “revolución industrial”. Se formo en un proceso gradual y sin un ritmo uniforme. En el periodo de 1830 a 1860, el desarrollo de la industria, se realizo dentro de las formas de producción tradicionales, con una mecanización reducida y un alto empleo de mano de obra.

Una nueva etapa de expansión tuvo lugar desde mediados de la época de 1885 hasta la víspera de la primera guerra mundial, con una amplia difusión de las innovaciones de la industria moderna.

La expresión “dualismo industrial” es utilizada para caracterizar el desarrollo industrial en Francia en el siglo XIX, que no fue ni unilineal, ni univoco. En muchas ocasiones fue complementaria, se dieron formas tradicionales y formas innovadoras entre la industria manual y la industrial mecanizada. Los métodos de producción tradicionales presentaban ciertas ventajas y así el sistema industrial funcionaba con mínimos costos y menores riesgos. El producto nacional aumento más lentamente que el de otros países occidentales, pero su población también creció a una tasa menor.

LA INDUSTRIALIZACION EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX

Hay que destacar en esta época, el papel desempeñado por el transporte, tanto en lo que se refiere a la integración de los mercados como al incremento de la demanda de bienes industriales generada por su construcción.

La expresión “revolución de los transportes” hace referencia al conjunto de innovaciones que tuvieron lugar a partir de 1830, desde el momento en el que comenzó a usarse la energía del vapor para accionar medios de transporte por tierra y por agua. Desde fines del siglo XIX comenzaron a construirse los primeros automóviles y los medios de transporte accionados por la electricidad: tranvías, subterráneos. Y en el siglo XX se desarrollo el transporte aéreo.

El descenso de los costos de transporte se tradujo en un incremento sostenido de la actividad comercial. A medida que se fueron construyendo las redes ferroviarias pudieron incorporarse nuevas regiones a los circuitos comerciales, integrándose mercados regionales, nacionales e internacionales. Otro elemento de los ferrocarriles fue su rapidez, que redujo los tiempos requeridos para el transporte de bienes y personas.

La repercusión del ferrocarril fue mas allá de las comunicaciones, porque fue un gran impulsor del desarrollo industrial, por los efectos expansivos que esta actividad económica genera sobre otras; porque conduce a nuevas inversiones en actividades proveedoras de insumos e inversiones en actividades que utilizan sus productos.

En los primeros países industriales de Europa y Estados Unidos el ferrocarril fue un gran generador de desarrollo, incentivo la minería del carbón, la producción del hierro y acero, y la industria mecánica. El ferrocarril permitió fuertes incrementos en la producción industrial gracias a la disminución de los costos de transporte, la ampliación de los mercados, y favoreció la difusión de la maquina a vapor como consecuencia del abaratamiento del transporte del carbón.

Mientras que en Gran Bretaña la revolución industrial precedió al ferrocarril, en Europa continental y en Estados Unidos llego junto con la industrialización y se convirtió en una parte integrante de ella.

Desde la década de 1840 hubo una serie de innovaciones técnicas en la navegación a vapor, entre las que se destacan el reemplazo de la rueda por la hélice, la construcción de

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