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Tragicomedia Mexicana Tomo III De José Agustín


Enviado por   •  6 de Mayo de 2013  •  1.853 Palabras (8 Páginas)  •  841 Visitas

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Empezamos a ver cómo termina el horrible sexenio de Echeverría y empieza el de José López Portillo. Portillo, al llegar a la presidencia se le vio como a un Salvador, el nos empezó a decir que seríamos del primer mundo, que seríamos ricos y que éramos una potencial petrolera, por tanto fue terrible y muy doloroso cuando el acabó aullando como perro en la casa que tenía, en la colina del perro, precisamente y a nosotros nos dejó verdaderamente en la quiebra.

José López Portillo se presentaba como un hombre de muchos talentos, era abogado, catedrático, escritor, filósofo, pintor, jinete, tenista, karatista, boxeador, atleta y gimnasta; ya siendo presidente, primero anunció que el panorama de devaluación e inflación, desempleo, rumores y desconfianza constituía condiciones críticas, por lo que pidió una tregua y sorprendió a todos cuando se soltó a llorar por la suerte de los más pobres y desprotegidos.

Para atacar a Echeverría que pretendía gobernar a través de él, puso a Jesús Reyes Heroles como secretario de gobernación quien mandó a don Luis como embajador en las Islas Fiji y para compensar le pidió a Díaz Ordaz que aceptara la embajada de España con la que apenas se habían reiniciado las relaciones. Pero sin avisar don Ordaz un día se aburrió y dejó tirado el trabajo. Don José también desató su nepotismo y cuatachismo al dar puestos importantes a su hijo José Ramón, a sus hermanos Guillermo y Margarita, a su viejo amigo Arturo Durazo, a su alumno Miguel de la Madrid y a su amante Rosa Luz Alegría. Don Pepe heredó una severa crisis económica que requirió el oxígeno salvador, pero sumamente caro del FMI, el cual implicaba topes salariales, aumentos de precios y devaluaciones fuera de su control.

La economía ya no se dirigía en los Pinos si no en Washington, pero el audaz presidente tenía una carta bajo la manga, su amigo Jorge Díaz Serrano, aseguraba que México disponía de reservas petroleras por 60 mil millones de barriles, como se vivía la crisis promovida por los Árabes y el petróleo escaseaba, México podía ser una potencia decisiva, -Tenemos que acostumbrarnos a administrar la abundancia, decía López Portillo, mientras sometía por la fuerza represiva a todos los Sindicatos que protestaron por el tope salarial. Los yacimientos petroleros mexicanos eran reales y los centros financieros internacionales proporcionaron el dinero suficiente para perforar y extraer el oro negro.

Los trabajos de hicieron con celeridad y pronto México tuvo los excedentes necesarios para pagar las usureras deudas con el FMI, ya suenan las arcas, se dijo, pero el dinero del petróleo siempre se quedo entre la gente rica, por lo que López Portillo, quien se veía como derechista y represor de los pobres, juró crear programas considerados populistas, como COPLAMAR, fortaleció a la CONASUPO, autorizó a que algunos sindicatos charros abriesen tiendas barateras y anunció que llevaría a la reforma agraria a sus máximas consecuencias. Una gran medida fue permitir que Reyes Heroles diseñase una reforma política que dio legalidad al partido Comunista y amplio el número de partidos políticos.

Mientras tanto el presidente se divertía poniendo y quitando a altos funcionarios por puro capricho. Los cambios en el gabinete colocaron a nueva gente en la posibilidad de llegar a la presidencia como Miguel de la Madrid y Javier García Paniagua, quienes con Jorge Díaz Serrano se volvieron los más visibles suspirantes. Para entonces el auge petrolero era una realidad por lo que Don Pepe quiso conquistar el mundo con un plan mundial de energía, se sentía poderosísimo, gran estrella internacional, y subestimo las molestias de E.U.A. ,que para nada quería tener un vecino fuerte.

Desde mediados de 1979 se reiniciaron las fugas de capital y en 1980 bajo presiones de Fondo Monetario Internacional se impuso el impuesto al valor agregado (IVA), supuestamente para abatir la inflación. Por esas épocas ya se decía que la economía mexicana estaba sobrecalentada; en 1981, vino el desastre cuando cayeron los precios del petróleo, lo que aumento la deuda externa, aumento el déficit comercial, las exportaciones se desplomaron y la fuga de capitales adquirió proporciones escandalosas. Después aumentaron las tasas bancarias internacionales, crecían los rumores de una devaluación, los problemas económicos ya eran indetenibles, la fuga de capitales se incrementaba y todo se dolarizaba. La iniciativa privada exigía una devaluación y López Portillo se negó diciendo -¡Defenderé el peso como un perro!, con lo cual se ganó solamente que le dijeran “El perro”. Pero la salida de divisas no paraba el presidente no hiso caso y se concentró a regañadientes a elegir a su sucesor que resultó ser Miguel de la Madrid. Esto implicó que Díaz Serrano se descobijara y perdiera la oportunidad de ser presidente, al poco rato incluso fue eliminado del gabinete, García Paniagua también se molestó notoriamente, todo esto indicaba una merma severa en el poder presidencial y López Portillo mismo se convirtió en sinónimo de corrupción por su tendencia a aceptar “regalitos”. En 1982 la fuga de capitales era una sangría y en Febrero el peso finalmente se desplomó y se estableció un tardío control de cambios, nada de eso sirvió y los financieros empezaron a exigir otra devaluación, en Agosto ninguna institución financiera quiso prestarle dinero a México que se hallaba en la bancarrota.

En las elecciones de la Madrid ganó sin problema, pero nadie se imaginaba que López Portillo aterraría al mundo financiero y que aprovecharía su último informe para decretar la nacionalización de la banca, control de cambios, variedad fija y un manejo

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