Transporte, Mineria E Industria Durante El Porfiriato

INTRODUCCIÓN

Si se le cuestionara a cualquier mexicano, o persona familiarizada con nuestra historia, acerca del periodo comprendido entre los años de 1876 a 1910, durante el cual el país fue gobernado por un hombre llamado Porfirio Díaz, sin duda nos hallaríamos con que este último fue un tirano, traidor de la patria y que no hizo más que enfermar al país; que durante su gobierno no hubo más que miseria para los campesinos, obreros y periodistas; y que, si fuera posible, sería mejor borrar de nuestra historia su nombre.

Habiendo tenido ya la oportunidad de estudiar otra historia, muy diferente a la oficialista de vencedores y perdedores, de buenos y malos, me encuentro con que Porfirio Díaz fue mucho más que el hombre por el cual la Revolución de 1910 estalló, durante su gobierno México logro alcanzar la paz y la estabilidad que se le había negado desde que alcanzo su independencia, y fue en materia económica, donde el gobierno de Díaz, a mi parecer, obtuvo uno de sus mayores logros.

El propósito de este trabajo es el análisis de 3 aspectos muy importantes de la economía mexicana durante el Porfiriato: el trasporte, la minería y la industria. Se analizará su desarrollo y la manera en que estos tres aspectos están relacionados entre sí, de igual manera se incluirán algunas cifras importantes para ejemplificar y ayudar a la comprensión de los grandes cambios que estos aspectos trajeron al país y lo colocaron entre las potencias nacientes del mundo.

1. Economía durante el Porfiriato

Fue el 2 de abril de 1877 cuando Porfirio Díaz inicio oficialmente su primer periodo de gobierno como Presidente Constitucional de México, puesto al que no renunciaría hasta 1911, con excepción de un periodo comprendido de 1880 a 1884, donde fue su compadre, Manuel González, quien ocupó la presidencia. Durante este periodo, al que se le conoce comúnmente como Porfiriato, uno de los más importantes lemas del gobierno fue: “Poca política y mucha administración”, ya que después de haber alcanzado la paz y el orden del país, con una política de Pan o Palo, el gobierno porfirista se dedicó a impulsar una tendencia hacia la prosperidad económica.

Rodeado siempre de personajes inteligentes y estudiados, Díaz logro un mejoramiento hacendario y de crédito optimo, tarea que le debe en gran parte a sus ministros de hacienda más importantes, como lo fueron Matías Romero y José Yves Limantour. Hubo un aumento en los ingresos gubernamentales, que permitieron al país lograr que el Presupuesto Federal se equilibrara, así como impulsar la creación de obras materiales y que inició un crecimiento económico para el país.

Gracias a esta bonanza económica, México pudo desarrollar nuevas actividades económicas, así como retomar algunas que desde la Colonia estaban olvidadas. El primer heraldo del cambio que llego al país, fue el Ferrocarril, así como muchos otros medios de transporte, cruciales para el desarrollo económico que sufriría el país.

1.1 Trasporte

Durante la dictadura porfirista, el gobierno se propuso la meta de lograr atraer al país capital extranjero, tanto norteamericano, como europeo, ya que se pensaba que el desarrollo económico de México se lograría si se importaba capital extranjero y se combinaba con la mano de obra mexicana, obteniendo de esta manera nuevas fuentes de trabajo, la producción de bienes y servicios y en consecuencia el crecimiento de la nación. Por lo anterior, al principio del gobierno porfirista, pensando en agradar y motivar a otros países en invertir en México, se realizaron varias obras materiales, entre ellas, el mejoramiento de las vías de comunicación y trasporte.

Riva Palacio, quien fue Secretario de Fomento durante el primer periodo de Díaz, advirtió la necesidad del país de contar con nuevos caminos y carreteras, ya que los pocos con los que se contaba, que existían desde época del a Colonia, se encontraban viejos y en mal estado. Sin embargo fue el general Carlos Pacheco, Secretario de Fomento durante el gobierno de Manuel González, quien comienza el desarrollo de nuevos caminos para la protección y desarrollo de la economía nacional así como la comunicación de regiones agrícolas.

El presupuesto que la Secretaria de fomento asignó para esta tarea fue pequeño, sin embargo se repartió en numerosos proyectos como el camino de México a Morelia, el de Querétaro a San Luis Potosí, el de Zacatecas a Durango, el de San Luis a Tampico, el de México a Tuxpan, el de México a Acapulco, entre muchos otros. La importancia que estos caminos tuvieron en la vida económica del país puede verse reflejada por algunas cifras que la Secretaria de fomento recogió: para marzo de 1884, por el camino de México a Morelia habían pasado desde enero de 1883, 255 carruajes con 800 pasajeros, 975 carros y carretas, 12,323 bestias de carga, 7,613 personas a caballo y 9,547 a pie.

Si en cuanto a caminos Riva Palacio no pudo hacer mucho, no fue así en cuanto a puertos y muelles se trató. El 25 de febrero de 1878, el secretario de fomento se tomó la tarea de viajar a Veracruz para estudiar en persona las obras que se planeaban iniciar en este estado, tales como el dragado de la bahía y la instalación de faros. Continuó su viaje a Tampico, donde dispuso obras para limpiar y profundizar los canales de comunicación entre el río Panuco y la ciudad.

Mientras tanto el ayuntamiento y la cámara de comercio veracruzana pidieron a la Secretaria de fomento permiso para permitir que la iniciativa privada, con la ayuda del gobierno federal, realizara obras para limpia y mejora de la bahía, así como el ensanche y ampliación del puerto de Veracruz. La acción trajo así mismo beneficios para otros puertos del Golfo y del Pacifico. Esta política de puertos emprendida durante el gobierno de González, ofrecía importantes perspectivas al país, y fue necesaria la organización de una marina mercante nacional, siendo formada en 1881 la compañía Mexicana de Navegación. Como resultado de todas esta medidas, se obtuvo una comunicación marítima recular entre Veracruz y Nueva York, y se estableció una ruta entre Tampico, Veracruz y Progreso y el Havre y Amberes, ciudades europeas de gran importancia.

Sin embargo, el mayor éxito de Riva Palacio como Secretario de fomento, sin duda fue el ferrocarril, ya que a pesar de la débil economía naciente del país, pudo establecer las bases para el desarrollo de México a través de la continuación de la construcción de las vías de ferrocarril que había comenzado durante los gobiernos de Benito Juárez y Lerdo de Tejada. Esta obra inicio principalmente a partir de 1877, y tal fue su magnitud que antes de 1880 existían

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