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¡A La Carga! (Gung Ho)


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2011  •  953 Palabras (4 Páginas)  •  2.285 Visitas

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Introducción

Una historia que inició con la promesa Peggy Sinclair a su amigo y colega Andy Longclow, justo en su lecho de muerte, de dar a conocer al mundo como salvaron su empresa de la quiebra a través de la motivación y activación de su fuerza laboral, hasta alcanzar utilidades sin precedentes y una productividad nunca antes vista.

Una inesperada coincidencia, reunió a Ken Blanchard y a Sheldon Bowles con Peggy Sinclair en un Denny´s, horas después de haber cancelado la reunión que tenían programada por el reciente fallecimiento de Andy. A pesar de su evidente pena, tres horas de conversación llevaron a meses de reuniones para hacer realidad este texto.

“El maestro aparece cuando el alumno está listo. ¡Gun Ho!”

Resumen

Tras haber descubierto y evidenciar un error dentro de un plan estratégico de Morris, ejecutivo de la Casa Matriz, que le representó un ahorro de 1 mdd a la compañía, Peggy Sinclair fue nombrada Gerente General de Walton Works #2, la peor planta de las 32; evidentemente no como recompensa por su hallazgo.

Desde el primer día dedujo la obvia razón de su promoción, ante la imagen gris de de los trabajadores, el ambiente tenso, la apatía de sus gerentes y lo crítico de los números, no le auguraba más de 6 o 12 meses de vida, y consecuentemente a su puesto tampoco.

Su esperanza descansaba en descubrir lo que hacía que un solo departamento de la planta trabajara como reloj suizo a cargo de Andy Longclow a quien conocería por casualidad, fuera del contexto laboral, y quien pese a las malintencionadas recomendaciones de su Gerente Divisional, se convertiría, a partir de ese momento y a lo largo de los meses, en su mentor y cómplice en un plan de rescate de esta planta a la que cualquiera desahuciaría a primera vista.

Por petición de Peggy, Andy le habló del concepto Gung Ho y aceptó compartirlo con ella para llevar a la planta a ese estado de entusiasmo productivo. Por lo que cada sábado, se reunieron su cabaña, para aprender las tres etapas para alcanzarlo.

Durante los meses siguientes Peggy aprendió a cerca del espíritu de la ardilla: trabajo que vale la pena basado en la claridad de su verdadero significado, unas metas compartidas, planes decisiones y actuaciones basadas en valores.

También del estilo del castor, el cual permite a cada miembro del equipo ejercer control sobre el cumplimiento de la meta, describiendo la relación del individuo con la organización y viceversa, delimitando claramente el campo de juego, con atención a sus pensamientos y necesidades llevados a la acción, siendo a la vez capaces pero conscientes del reto.

Y por último, el don del ganso, que es el combustible catalizador de la chispa de los dos estilos anteriores, y se resume en alentar a los demás a seguir adelante, siempre de manera oportuna, respecto a algo

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