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El Contrato Social De Juan Jacobo Rousseau Y Su Relación Con El Concepto De Constitución Política


Enviado por   •  25 de Febrero de 2013  •  3.157 Palabras (13 Páginas)  •  1.737 Visitas

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UNIVERSIDAD DEL CENTRO DEL BAJIO DE CELAYA

MAESTRIA DE DERECHO CONSTITUCIONAL Y AMPARO

MATERIA DE ANTECEDENTES HISTORICOS DEL AMPARO

CATEDRATICO LIC. M. CARLOS MATEO MARTINEZ PEREZ

ENSAYO

Titulado: “El contrato social de Juan Jacobo Rousseau y su relación con el concepto de Constitución Política”

Primer Semestre

Para Evaluación Primer Parcial Septiembre 2010

LIC. RAMON FELIPE RAMIREZ MENDOZA

INTRODUCCION

Desde el momento de leer detenidamente todos y cada uno de los temas propuestos por mi catedrático de la materia de antecedentes históricos del amparo en México dentro de la maestría de Constitucional y Amparo, me fue verdaderamente inevitable el escoger, desde una aparente connotación simplista según el punto de vista del vulgo general, el tema de ensayo para la primera evaluación parcial titulado: “El contrato social de Juan Jacobo Rousseau y su relación con el concepto de Constitución Política”. Es decir, grandes mayorías de gentes en diversos territorios del mundo, por lo menos han conocido ligeros comentarios de la obra y su autor citados, sin importar los sexos, edades, estamentos sociales o preferencias ideológicas. Sin embargo, se hace referencia a la vulgata, en el sentido del común que no ha tenido a mi parecer y sin ser el único medio, la virtuosa oportunidad de estudiar la escuela del Derecho, Leyes o de Jurisprudencia como ciencia de humanidades, entendiendo ésta en todos sus aspectos teóricos, doctrinas, ideales, realidades históricas, costumbres y culturas, ya que el derecho voluntaria o no, directa o indirectamente, atañe a la sociedad que, en propósito de este ensayo, todo individuo que conforma ésta, no puede desestimar de su convivencia con los demás, de interactuar con ellos para hacer menos difícil su existencia y satisfacer plenamente sus necesidades tanto físicas como de su ánimo, con el fin de alcanzar o conseguir la felicidad anhelada por todo ser humano. En razón de lo anterior, resulta que el tema elegido es por sí mismo apasionado y de bastos contenidos teóricos esenciales, para concebir ideas claras y concisas, referentes a las ficciones del hombre con objeto de regular sus propias conductas y en relación con los demás dentro de un Estado de Derecho que, en su condición de ser humano razonable, tiene principios y valores universales inherentes que puede y debe respetar con una visión completamente teleológica en aras de una apta convivencia social que se distinga por querer lograr ideales en común y a consecuencia de ello, que no permita el sentimiento de soledad que denote una clara falta de realización del individuo como tal y, por ello la ineludible opinión de la efectividad del pacto social.

ENSAYO

En las aulas en que se imparten las cátedras a los alumnos de la escuela de Derecho, es común se hagan manifiestas diversas y subjetivas opiniones filosóficas respecto a la ficción ideológica de los conceptos de Estado y Constitución Política. Es lógico cuestionarnos como vulgarmente vociferamos, ¿Qué es primero, el huevo o la gallina?, haciendo comparativamente alusión a que si el Estado nació antes que la Constitución Política de un país o si la Constitución como Carta Magna, Ley Fundamental o Norma Suprema nació antes de constituirse un Estado moderno determinado, si la primera es consecuencia del último o viceversa.

Sin embargo, no debemos prescindir que una ficción, aún en un esquema integral aceptado, no deja de ser una ficción de un hombre o de uno o varios grupos de estos. Es decir, existen variadas y diversas concepciones y acepciones de la figura de Estado con sus elementos y de Constitución Política mencionadas con anterioridad y, obviamente hay susceptibilidad del hombre mismo para idealizar más y diferentes concepciones de cualquier índole.

Lo que no es una ficción, es la existencia real física de tres de los elementos tradicionales y más aceptados del Estado como entidad, estos son primeramente la población, el territorio y el orden jurídico como documento material en orden de importancia.

Por lo que toca a la población, el elemento considerado como el más importante desde el punto de vista homocéntrico y material, es el elemento que rompe definitivamente el cuestionamiento planteado con antelación en relación al Estado y la Constitución objeto del tema de este ensayo en relación a nuestro ilustre autor francés.

Porque, ¿cómo concebir un Estado o una Constitución Política sin una población? y, entonces, ¿Qué es primero el Estado o la Población o, la Constitución Política del mismo Estado o la propia población, en qué orden?

Indudablemente la población es el elemento mayormente indispensable e intrínsecamente necesario para la conformación de un Estado Político.

Después de la población podríamos hablar que el segundo elemento tradicional aceptado en importancia es el territorio, el lugar donde la población se asienta delimitadamente para constituirse como un Estado Político y autodeterminarse bajo lineamientos de un ordenamiento o normativa legal que lo regule con miras de que se manifieste, a través de un eficiente y eficaz gobierno, la justicia justa, la deseada libertad, la igualdad posible y por último, la seguridad del individuo en todas sus acepciones ideales claro, esperando el bien común de la sociedad, traducido en el establecimiento constante y permanente de los medios idóneos para que toda persona tenga a su alcance la oportunidad de adquirir el bien sublime y supremo del ser humano, la felicidad del cuerpo y del ánimo.

Ahora bien, este ensayo se desarrolla y enfoca en cuanto al elemento principal del Estado Político, la población, en lo individual, el ser humano, la persona como derecho habiente de la felicidad anhelada por todo hombre y mujer.

Adentrándonos en términos concretos a la obra del contrato social de Juan Jacobo Rousseau, concibe la voluntad general como el principio fundamental para dirigir al ente político de acuerdo con los fines institucionales del mismo, constituyéndose un vínculo social para ello, vinculo mismo que genera un poder absoluto traducido en soberanía, es decir, que no hay poder más alto y grande que la propia voluntad de los individuos en conjunto, con deseos y aspiraciones similares

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