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Enviado por   •  8 de Julio de 2014  •  2.595 Palabras (11 Páginas)  •  171 Visitas

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CAPITULO I: INTRODUCCION

El concepto de inteligencia emocional puede rastrearse en los tratados de Charles Darwin sobre la importancia de la expresión emocional para la supervivencia y adaptación de los seres vivos con el medio ambiente. Aunque las definiciones populares de inteligencia hacen hincapié en los aspectos cognitivos, tales como la memoria y la capacidad de resolver problemas, varios investigadores en el ámbito del estudio de la inteligencia comienzan a reconocer la importancia de los aspectos no cognitivos. La inteligencia emocional, es la capacidad para reconocer sentimientos en sí mismo y en otros, siendo hábil para gerenciarlos al trabajar con otros. Recordando que ante todo somos seres humanos, que tenemos necesidades y metas, las aceptemos, o no racionalmente. Una de las necesidades principales es el vacío personal de emociones, sentimiento y caricias que deben ser llenados, ya que esto determina y organiza todos los procesos mentales y comportamiento total con motivación al logro. Cuando sabemos dominar y tener control sobre nuestras emociones, somos capaces de tener autoconciencia. La inteligencia emocional está apoyada de ciertas cualidades como: autoconocimiento, autocontrol, automotivación, empatía y sociabilidad. La inteligencia emocional se trata de un término que engloba habilidades muy distintas aunque complementarias a la inteligencia académica, la capacidad cognitiva medida por el cociente intelectual, que incluye la habilidad para percibir con precisión, valorar y expresar emoción; la habilidad de acceder o generar sentimientos cuando facilitan pensamientos. En estas y cualquier otras definiciones sobre la inteligencia emocional, el centro radica en las emociones, en base a la forma de cómo se controlan y como se utilizan tanto en nuestro interior como en nuestro comportamiento y en nuestras relaciones con los demás. No existe duda de que las emociones juegan un papel significativo en nuestras vidas, pueden generar estímulos y energías para alcanzar objetivos que nos proponemos; pero también puede generarnos frustraciones profundas que inhiban nuestros pensamientos y acciones. Según los resultados, un 45 % presta poca atención a la percepción de sus sentimientos; que un 45% tiene adecuada percepción. Y el 10% de la población presta demasiada atención a su percepción. También se encontró que el género femenino es el que posee los niveles más altos de Inteligencia Emocional con un porcentaje de 57% y los hombres alcanzaron un porcentaje de 43%.

1. Delimitación del problema

Las primeras raíces de la inteligencia emocional pueden rastrearse en los tratados de Charles Darwin sobre la importancia de la expresión emocional para la supervivencia y adaptación de los seres vivos con el medio ambiente.

El primer uso del término inteligencia emocional generalmente es atribuido a Wayne Payne, citado en su tesis doctoral: Un estudio de las emociones: El desarrollo de la inteligencia emocional. (Valle, 2001). Al igual que otros teóricos Wayne Payne define inteligencia emocional como la capacidad que se tiene para reconocer los propios sentimientos y los de los demás, también tener el conocimiento para manejarlos. Cuando sabemos dominar y tener control sobre nuestras emociones, somos capaces de tener autoconciencia. Inteligencia emocional está apoyada de ciertas cualidades como: autoconocimiento, autocontrol, automotivación, empatía y sociabilidad. (Valle A. M., 2001)

Goleman (1995) psicólogo estadounidense, lanzó un libro sobre Inteligencia Emocional donde mostró la importancia y la influencia de esta en diferentes aspectos de la vida en el ser humano. Demostró que es la Inteligencia Emocional es la que permite tener conciencia sobre las emociones y así poder entender los sentimientos de los demás, trabajando fácilmente en equipo y volviendo al ser humano un ser social.

La falta de inteligencia emocional es capaz de influir en el intelecto y tener muchas posibilidades de bajar el grado de desempeño referente al estudio de una carrera. La inteligencia emocional se preocupa por fortalecer emociones favorables como la motivación y reducir las desfavorables. (Goleman, 1995)

La inteligencia emocional no sólo es el conocimiento de nuestras capacidades cognoscitivas y emocionales. Se trata de mucho más que la empatía, aparte del conocerse a sí mismo y tratar de conocer a los demás. Es verse a sí mismo como si fuese otra persona con un problema que no sabe resolver y se le da una solución, es ayudarse a sí mismo. (Espinoza, 2001)

Joseph Ledoux, como influencia más reciente en el término de inteligencia emocional, a partir de su libro “El cerebro emocional” (1996), divulga sus hallazgos acerca de los circuitos neuronales del cerebro y afirma que la emoción precede al pensamiento, también explicó por qué los procesos de raciocinio que tienen lugar en el neo córtex van muchas veces detrás o en contra de los impulsos de la amígdala.

Bechara (2002) señala que los estudios de pacientes neurológicos no defienden un modelo de inteligencia emocional en detrimento de otro. Sin embargo, las investigaciones proporcionan fuertes evidencias para el principal concepto de inteligencia emocional, la cuál puede ser vista como un conjunto de aptitudes emocionales que constituyen una forma de inteligencia diferente de la inteligencia cognitiva del Q.I. esta inteligencia emocional hace que el individuo sea socialmente más eficaz en ciertos aspectos de la que la vida que otros individuos.

(Wechsler, 1940) describe la influencia de factores no intelectivos sobre el comportamiento inteligente, y sostiene, además, que tanto el conocimiento como el manejo de emociones de inteligencia no serán completos hasta que no puedan describir adecuadamente estos factores.

El primer trabajo de investigación sobre la Inteligencia Emocional, registrados en el BT, fue defendido en Noviembre de 1997, realizado en el programa de Psicología Social. Se trató de un estudio sobre la relación ente la estructura de poder y la inteligencia emocional en la satisfacción conyugal. (Pablo Fernandez, 2009)

(McClelland, 2002) realizó hallazgos importantes en sus investigaciones, que publicó a inicios de los años setenta, que cambiaron radicalmente los enfoques que existían sobre los test de inteligencia como predictores del éxito laboral, profesional, o en una carrera directiva y cuestionó fuertemente la falsa pero extendida creencia de que el éxito depende exclusivamente de la capacidad intelectual.

Investigaciones han arrojado que la inteligencia emocional representa el 20% de los factores que determinan el éxito, el 80% que resta depende de la inteligencia emocional. Como seres sociales,

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